Rondaban las seis de la tarde. Estábamos sentados tomando té. La gente comía, otros fumaban sisha. Es un lugar donde la gente de clase media o media-alta pasa el tiempo. El barrio de las embajadas es uno de los más ricos de Kabul.
Hubo una gran explosión que rompió el cristal. Tras unos segundos de confusión, todo el mundo se dio cuenta de que había sido un atentado. Esperamos después de que se produjera la explosión preguntándonos qué hacer. Pensábamos que era un ataque a nuestro edificio. Así fue como lo sentimos y oímos. Fue como si alguien hubiera reventado la puerta y estuviera intentado entrar.
En este distrito, los cafés, las embajadas y las casas de huéspedes están todas juntas. Éste en particular no es un local que frecuenten extranjeros, sino que muchos afganos van ahí. Después de unos minutos, algunos de nosotros salimos fuera. No habíamos oído una segunda bomba. Normalmente después de una primera explosión suela haber una segunda bomba. Comenzamos a mirar a nuestro alrededor. Había humo saliendo de un coche, como si hubiera explotado. Pero entonces yo no estaba seguro. No podía discernir si había sido una bomba en un coche o un atentado suicida.
Algunas personas volvieron a entrar en la cafetería y cerraron la puerta. Entonces comenzaron los disparos. Parecía fuego de AK-47, de metralleta. En ese momento, la gente empezó a ponerse muy nerviosa porque la puerta del restaurante estaba cerrada. Creo que en ese instante, era el único atrapado entre la policía, que estaba detrás de mí, y los que disparaban en frente de nosotros. Me puse detrás de un coche e intenté grabar un vídeo. El tiroteo duró un rato.
Después de unos minutos, conseguí entrar de nuevo en el restaurante. En los 45 minutos que permanecimos allí lo único que podíamos oír eran gritos procedentes del exterior, gente gritándose entre ella, chillando a la policía… Simplemente caos. A la media hora, pudimos oír muchos más disparos. Esta vez se trataba de metralletas del calibre 50. Sonaban como metralletas RPG, porque producen este sonido percutido y oyes cómo los proyectiles impactan a mayor distancia. Sonaban como cohetes.
Luego evacuamos el local y salimos por el sótano. Al salir encontramos el perímetro policial y hasta que llegamos a las calles principales no dejamos de oír disparos. Después la cosa empezó a calmarse.
La gente dice que probablemente el objetivo de los ataques no era la embajada sino la casa de huéspedes. Pero es difícil saberlo con certeza porque todo aquí está muy cerca. Éste es un distrito de clase alta. Hay muchas casas de huéspedes, donde la mayoría de los extranjeros y contratistas se hospedan. También hay un montón de embajadas. Incluso, a unos cinco o diez minutos en coche, está la casa del vicepresidente de Afganistán.
La gente de las ONG y los contratistas extranjeros se quedan en las casas de huéspedes. Son casas seguras que se comparten entre varios. En este caso, podría tratarse de gente que trabaja para la embajada española. Pero es muy difícil saberlo en este momento. Que los talibanes ataquen la embajada es algo que parece hecho al azar. Aunque también es cierto que ellos quieren que los extranjeros se vayan. Por lo que el ataque tendría cierto sentido como parte de esa estrategia.
Editado por Pablo Mayo Cerqueiro.