Bruselas

La oleada de robos y agresiones sexuales a casi un centenar de mujeres durante las celebraciones de Nochevieja en la ciudad de Colonia ha incendiado el debate sobre inmigración y refugiados en Alemania. Ante las nuevas críticas a la política de puertas abiertas defendida por la canciller, Angela Merkel, el Gobierno alemán ha optado este miércoles por culpar por primera vez abiertamente a la Unión Europea del desorden migratorio. Durante una reunión en Bruselas en la que también han participado Dinamarca y Suecia, el representante alemán, Ole Schröder, ha denunciado el fracaso de la respuesta de la UE a la crisis de los refugiados.

 

Los autores de los asaltos en Colonia eran jóvenes de “apariencia árabe o magrebí”, según la policía y las víctimas. Un millar de ellos se congregaron durante la Nochevieja en la explanada que hay entre la estación de tren y la icónica catedral de la ciudad. Hasta ahora, las fuerzas de seguridad apenas han identificado a media decena de sospechosos y no han detenido a ninguno. Alrededor de un centenar de mujeres han presentado denuncias ante la policía, de las cuales tres cuartas partes son por agresiones sexuales. También se han denunciado dos casos de violación.

 

Para el ministro del Interior alemán, Thomas de Mazière, no debe haber “generalizaciones” pero tampoco “tabúes” en el debate sobre la relación entre lo sucedido en Colonia y la llegada masiva de refugiados. “No debe plantearse una sospecha generalizada hacia los refugiados”, ha avisado, pero “si hubo refugiados entre los atacantes esto tampoco debe ser tabú”. La propia canciller Merkel ha expresado su indignación por los ataques y ha pedido que caiga el peso de la ley sobre los responsables independientemente de su origen.

 

Pero varios responsables de su propio partido, los democristianos de la CDU-CSU, han reclamado un debate abierto sobre los vínculos entre refugiados e inmigración y criminalidad. “Si se confirma que la vasta mayoría de los autores son de origen árabe o norteafricano, esto no debe ocultarse”, ha dicho el portavoz de Interior de la CDU, Stephan Mayer. La vicepresidenta del partido, Julia Klöckner, cree que los atacantes han abusado de la hospitalidad alemana y pide su expulsión. Y el partido euroescéptico Alternativa por Alemania culpa directamente a la canciller. “¿Es esta la Alemania cosmopolita y colorista que Merkel deseaba?”, ha escrito en Facebook su líder, Frauke Petry.

 

Sin soluciones europeas

 

La reunión de emergencia de este miércoles en Bruselas fue convocada por la Comisión como respuesta al nuevo caos en las fronteras de la UE con el que se ha estrenado 2016. Suecia, uno de los países que hasta ahora había sido más generoso con los refugiados, no ha podido soportar más la presión y acaba de reintroducir los controles fronterizos con Dinamarca. A todos los pasajeros que atraviesan el puente de Oresund, famoso por la serie ‘The Bridge’ y que conecta Copenhague con Malmö, se les revisan los documentos de identidad. De nuevo ha triunfado el efecto dominó y Dinamarca ha cerrado a su vez su frontera con Alemania. El comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, quería obligar a los tres países a coordinar y aligerar sus controles.

Los representantes de Alemania, Dinamarca, Suecia y la Comisión, reunidos en Bruselas CE

 

Pero el secretario de estado de Interior alemán, Ole Schröder, ha aprovechado la breve comparecencia ante la prensa junto a Avramopoulos y sus homólogos de Suecia y Dinamarca, en la que no se han admitido preguntas, para arremeter contra la política de inmigración de la UE. “Mientras no encontremos soluciones europeas, y Angela Merkel está trabajando muy duro por estas soluciones europeas, lo que habrá son medidas de los estados miembros”, ha avisado.

 

Para Berlín, “el problema es que en Europa no tenemos controles de fronteras que funcionen, especialmente en la frontera entre Grecia y Turquía. Además, ni Grecia ni Italia están aplicando la legislación comunitaria que les obliga a tomar huellas y registrar a los refugiados. Finalmente, el sistema de reparto de refugiados entre los estados miembros “no está funcionando”. Alemania, que también reintrodujo controles fronterizos el pasado 13 de septiembre para frenar el flujo migratorio, sigue recibiendo alrededor de 3.200 refugiados al día y las cifras no bajan pese al acuerdo cerrado entre la UE y Turquía para sellar las fronteras.

 

El Ejecutivo comunitario ha rechazado las críticas de Alemania. “El hecho de que estas áreas no estén funcionando de forma óptima no significa que la Comisión esté equivocada. Al contrario, significa que debemos hacer más esfuerzos para progresar”, ha dicho su portavoz, Margaritis Schinas. Pero el hecho es que de los 160.000 refugiados que los países de la UE acordaron repartirse en septiembre, sólo se ha relocalizado a 272, el 0,17% del total. España ha acogido a 18 personas y la mayoría de los socios del este, que rechazaban el reparto, a ninguna. Estos países culpan a Berlín de haber generado un efecto llamada con su política de puertas abiertas para los refugiados sirios.

 

Los controles de fronteras se mantendrán

 

No sólo Alemania, sino que también Suecia y Dinamarca han desoído las presiones de Bruselas para que aligeren sus controles en las fronteras interiores. El comisario Avramopoulos ha insistido en que el espacio sin fronteras Schengen y la libertad de movimiento “deben salvaguardarse para los ciudadanos y para la economía” y ha reclamado que las “medidas excepcionales” adoptadas por los tres países se reduzcan “al mínimo y volver a la normalidad lo antes posible”. Pero los tres países han dejado claro que se plantean incluso endurecer sus controles.

 

“En Dinamarca no deseamos ser el destino final de centenares de miles de refugiados”, ha reconocido abiertamente la ministra de Inmigración danesa, Inger Stojberg. Las autoridades danesas se plantean seguir el ejemplo de Suecia y obligar a que sean los propios transportistas los que hagan los controles de identidad en las fronteras. A la Comisión, que ha avalado el cierre de fronteras tanto en Suecia como en Dinamarca, le preocupa esta iniciativa y está estudiando si se ajusta a las normas de la UE.

 

Por su parte, el ministro sueco, Morgan Johannson, ha resaltado que su país es el que mayor número de refugiados por habitante acoge en la UE y que el año pasado recibió a 160.000 demandantes de asilo. “No queremos volver a esta situación de nuevo y por eso hemos adoptado estas medidas” de control de fronteras, ha alegado. “Hemos hecho mucho pero no podemos hacerlo todo. Tenemos que repartir la responsabilidad entre todos y poner en marcha sistemas de relocalización”, ha reclamado Johannson.

 

A falta de soluciones europeas, la supervivencia del espacio Schengen está en riesgo, como admite la propia Comisión y la mayoría de países. En estos momentos, hay controles fronterizos en Dinamarca, Suecia, Noruega, Francia, Alemania y Austria.

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