Se llama Jonas, pero todos le dicen Snowmaggedon. Una histórica tormenta de nieve ha comenzado a cubrir a la costa este de Estados Unidos y a enmudecer a varias ciudades, que se preparan paraa capear el temporal.
En Washington, donde la tormenta golpeará más fuerte, las calles han quedado cubiertas de sal, y se han visto mucho más desiertas que de costumbre. Las escuelas, universidades, agencias, los organismos financieros y los museos han cerrado más temprano, o directamente no han abierto. Mucha gente trabajó desde casa.
El sistema de transporte quedó en punto muerto: el metro y los trenes suburbanos han cerrado, y Amtrak ha cancelado todos sus trenes hacia al sur y la mayoría hacia al norte de la ciudad.
En algunos supermercados y almacenes ha habido largas colas y góndolas vacías. Lo mismo ocurrió en Nueva York, donde ha faltado agua, papel higiénico o pan.
El mantra: guardarse; quizá, hasta el lunes
“Tenemos un pronóstico que no hemos tenido en 90 años”, ha alertado la alcadesa de Washington, Muriel E. Bowser.
Temerosa, Washington no ha ahorrado en precauciones. Una pequeña nevada el miércoles provocó un caos de tráfico en la ciudad por la falta de preparativos, y Bowser tuvo que disculparse ante las críticas. Ayer, se ha deshecho en advertencias.
“Es una tormenta mayúscula. Tiene implicancias de vida o muerte y todos los residentes del Distrito de Columbia deberían tratarla de esa forma”, ha advertido.
Otros gobernadores y alcaldes de la coste han seguido el mismo rito: ordenaron preparativos, dieron conferencias de prensas, llamaron a la calma y pidieron a la gente que se quedara en sus casas. Jonas podría afectar a unas 85 millones de personas repartidas a lo largo del corredor más poblado del país. La recomendación fue aprovisionar para, al menos, tres días.
Hubo tantos que se tomaron tan a pecho esa orden que se escucharon quejas de escasez de papel higiénico o algunos alimentos en supermercados, un fenómeno bastante común por estas latitudes ante las tormentas severas, recibidas, a veces, como el mismísimo Apocalipsis.
A veces, el clima ridiculiza las precauciones. Pero en otras ocasiones, todo preparativo resulta insuficiente. Ocurrió con el Katrina, en 2005; Sandy, en 2012, o con el temporal que “cerró” Nueva York a fines de 2010, o el que dio origen al nombre Snowmaggedon,en Washington, en febrero de ese año.
“No hay papel higiénico, toallas de papel o salsa para pasta en la tienda, ¿la gente piensa que no se va a poder mover por semanas?”, ha escrito en Twitter Laura Ingraham, una reconocida periodista radial.
Ha habido, también, colas en las estaciones de servicio, una paradoja, a primera vista, si se piensa que las calles quedarán intransitables por varias horas. El gobernador de Maryland, Larry Hogan, ha ordenado que 2700 quitanieves estuvieran listas para despejar la nieve. Cientos de miles de toneladas de sal han sido volcadas en calles y veredas.
Volar resultó imposible para cientos de miles de personas: unos 4500 vuelos han quedado cancelados ante la inminente paralización de varios de los aeropuertos de la región. La estación de trenes Union Station de Washington ha sido la contracara de las calles: mostraba más movimiento, pues más de uno anticipó su viaje en tren para eludir la tormenta.
En Nueva York, las autoridades anticipaban una tormenta mucho menos severa que en Washington, pero de todos modos el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, ha urgido a todos a quedarse en sus casas. Será el plan más popular del fin de semana, forzado por Jonas.