La cuenta atrás ha comenzado. Los líderes europeos disponen como máximo de dos meses para recuperar el control sobre la crisis de los refugiados. Si para la cumbre de marzo sigue sin haber soluciones, el espacio sin fronteras Schengen podría derrumbarse, ha avisado el primer ministro holandés, Mark Rutte, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la Unión Europea. Schengen ya muestra numerosas grietas y fisuras por los controles fronterizos y las vallas que han levantado varios estados miembros para frenar la llegada de demandantes de asilo, como puede verse en el mapa que ilustra esta información.
La primera cita para intentar salvar Schengen es la reunión informal de ministros del Interior de los 28 que se celebra este lunes en Ámsterdam, a la que asiste en representación de España Jorge Fernández Díaz. La cuestión de las fronteras se discute durante el almuerzo. Alrededor de un millón de inmigrantes y refugiados llegaron a la UE en 2015, según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones. La prioridad de la presidencia holandesa es reducir drásticamente estas cifras. La presión es máxima después de las nuevas medidas unilaterales adoptadas por los estados miembros en los últimos días.
Austria ha reforzado los controles que introdujo el pasado septiembre y ha anunciado que impondrá un tope en las solicitudes de asilo que tramita, que será de 37.500 para todo 2016. El año pasado gestionó 90.000. El presidente alemán, Joachim Gauck, también ha apoyado las cuotas, en contra de la política de puertas abiertas de la canciller Angela Merkel. Y Dinamarca tramita una polémica ley que permitirá confiscar el dinero y los objetos de valor de los refugiados para financiar su manutención. La Comisión Europea ha eludido pronunciarse hasta ahora sobre si ambas iniciativas son compatibles con las normas comunitarias.
Su presidente, Jean-Claude Juncker, ha arremetido contra la reintroducción de controles fronterizos en el norte y el centro de Europa, aunque en todos los casos se respetan las reglas de la UE. El coste para la economía podría dispararse hasta 3.000 millones de euros al año si se generalizan, ha avisado. A su juicio, el fin de Schengen supondría también la destrucción del mercado interior, que se traduciría en menos crecimiento y más paro. Sin el libre movimiento de trabajadores, sin la libertad de los ciudadanos europeos para viajar, el euro “no tiene sentido”, alega Juncker.
Grecia, principal puerta de llegada de los refugiados a la UE desde Turquía, vuelve a estar en el punto de mira. El resto de socios estudia cómo sellar sus fronteras con el fin de impedir que los demandantes de asilo salgan y lleguen por la ruta de los Balcanes al centro de Europa. Los ministros del Interior estudiarán la propuesta del primer ministro esloveno, Miro Cerar, que consiste en prestar “asistencia directa” al gobierno de Macedonia para evitar que los inmigrantes crucen la frontera entre Grecia y Macedonia. En la práctica, eso significaría aislar a Grecia, donde quedarían atrapados los refugiados.
Los países que han reintroducido controles fronterizos
“Estamos en un impasse porque es invierno y se ha reducido la llegada de refugiados, pero en un par de meses la presión volverá a aumentar y, si no se han tomado medidas, es posible que se produzca un efecto dominó de cierre de fronteras que acabe con Schengen”, explica a EL ESPAÑOL la analista del think tank Center for European Reform, Camino Mortera-Martínez, que cifra en un 51% las posibilidades de que se materialice este escenario. Estos son los países que ya han reintroducido controles fronterizos.
-Alemania: Los reintrodujo el pasado 13 de septiembre alegando la afluencia continua y masiva de personas que buscan protección internacional. Se aplican en todas las fronteras, pero sobre todo en la terrestre con Austria. Caducan el 13 de febrero, pero el ministro del Interior, Thomas de Maizière, ya ha dicho que quiere prorrogarlos de forma indefinida. “Si Alemania cierra totalmente sus fronteras a los refugiados, Schengen se desmorona”, asegura a este periódico un alto funcionario de la UE.
-Austria: Impuso los controles al mismo tiempo que Alemania, en todas sus fronteras, con especial atención a la terrestre con Eslovenia. Allí ha construido una barrera, la única dentro del espacio Schengen, para garantizar que los refugiados sólo puedan cruzar por los puntos autorizados.
-Francia: Introdujo controles en los aeropuertos y las fronteras terrestres en respuesta a los atentados del 13-N en París. En principio expiran el 26 de febrero.
-Suecia: Uno de los países más generosos con los refugiados, no pudo soportar más la presión y reinstauró los controles el 4 de enero. En todas sus fronteras, pero con especial atención al puente de Oresund, famoso por la serie ‘The bridge’, que conecta las ciudades de Copenhague y Malmö. Seguirán al menos hasta el 8 de febrero.
-Dinamarca: Respondió al cierre de fronteras de Suecia con sus propios controles en la frontera con Alemania y en los transbordadores que llegan de Alemania. Hasta el 3 de febrero.
-Noruega: No forma parte de la UE pero sí del espacio Schengen y hace controles en todas sus fronteras, con especial atención a los puertos. Hasta el 14 de febrero.
Hungría fue el estado miembro que inauguró la política de construcción de vallas en respuesta a la crisis de los refugiados. En septiembre cerró primero la frontera con Serbia y después con Croacia. Su ejemplo fue seguido por Austria, que construyó una barrera con Eslovenia, que a su vez ha cerrado su frontera con Croacia. Fuera del espacio Schengen, Bulgaria ha reforzado su valla con Turquía y Macedonia construye otra en la frontera con Grecia.
Los controles fronterizos dentro de Schengen pueden durar un máximo de ocho meses. Es decir, Alemania y Austria deberían levantar los suyos como muy tarde en mayo. Pero los ministros del Interior estudian activar una cláusula que permitiría prolongar el cierre de fronteras hasta dos años. Para ello es necesario que la Comisión dictamine que un estado miembro, que en este caso sería Grecia, no está haciendo lo suficiente para proteger las fronteras exteriores.
Las propuestas de Bruselas dividen a los Gobiernos
El principal problema sigue siendo que los países de la UE no aplican las decisiones que se han adoptado hasta ahora. De los 160.000 refugiados que los estados miembros acordaron repartirse en septiembre, tan sólo se han relocalizado 331, el 0,2% del total, según el último recuento. Además, los gobiernos sólo han suministrado a 447 de los 775 guardias de fronteras que había solicitado Frontex para ayudar a Grecia y a Italia. Turquía sigue sin cumplir su compromiso de sellar su frontera con Grecia, pese al acuerdo firmado con Bruselas a cambio de 3.000 millones de euros, cuyo pago por cierto bloquea Roma.
Las últimas propuestas de la Comisión también han dividido a los estados miembros. España es uno de los países que se oponen más ferozmente al plan de Bruselas para crear una guardia europea de fronteras, que vuelve a discutirse este lunes, según han explicado a EL ESPAÑOL fuentes diplomáticas. El Gobierno en funciones de Mariano Rajoy rechaza que esta policía federal pueda intervenir en caso de crisis migratoria grave, incluso si el estado miembro se opone, porque supondría ceder soberanía en materia de fronteras.
España se encuentra también entre los estados miembros que rechazan un mecanismo permanente de reparto de refugiados, junto con Eslovenia, República Checa, Francia, Hungría, Lituania, Polonia, Rumanía y Eslovaquia. Este bloqueo es especialmente significativo si se tiene en cuenta que el Ejecutivo comunitario tiene previsto presentar en marzo un mecanismo para abolir el denominado reglamento de Dublín, según el cual el país por el que entra un refugiado es el responsable de tramitar su petición de protección internacional. Esto sitúa toda la carga en los países del sur.
En la práctica, la crisis de refugiados ya ha hecho estallar este sistema, ya que la mayoría de ellos trata de llegar a Alemania sin ser registrados en los países de entrada. Pero la propuesta de Bruselas agravará el enfrentamiento entre los países del sur y los del norte, y los del este y el oeste porque incluirá de nuevo un mecanismo permanente de reparto de refugiados.