Lisboa

Con un 52% de los votos y frente a otros nueve candidatos, el democristiano Marcelo Rebelo de Sousa ha ganado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Portugal. La victoria consagra una trayectoria política que se extiende desde la Revolución de los Claveles hasta ahora, unos 40 años en los que el nuevo Jefe del Estado luso lo ha sido casi todo: diputado de las Cortes Constituyentes, alcalde, secretario de Estado, ministro, líder de la oposición, e incluso vicepresidente del Partido Popular Europeo.

Rebelo de Sousa ha conseguido superar a los otros nueve candidatos que le disputaban el puesto, entre ellos el independiente António Sampaio da Nóvoa y la ex ministra socialista María de Belém. La jornada electoral ha estado dominada por una elevada abstención del 51,16%, factor que puso en duda la posibilidad de que Rebelo de Sousa consiguiera el 50% de los votos, porcentaje clave para evitar tener que someterse a una segunda vuelta. Sin embargo, cuando se completó el escrutinio quedó claro que la victoria del candidato democristiano ha sido contundente: ha ganado en 291 de los 308 municipios de Portugal.

Desde la Facultad de Derecho de la Universidad de Lisboa, donde es profesor catedrático, Rebelo de Sousa agradeció el apoyo de sus simpatizantes, a la vez que también celebró el ejercicio cívico de todos quienes votaron en contra de él. “No hay vencidos en estas elecciones. Hay portugueses y portuguesas sin discriminación, y soy el presidente de todos los portugueses porque la constitución lo consagra, y porque mi conciencia lo exige”.

Rebelo de Sousa también dejó claro que hará todo lo posible para asegurar la estabilidad del Ejecutivo minoritario del socialista António Costa, que gobierna gracias a una frágil alianza entre su partido, los marxistas del Bloque de Izquierda y el Partido Comunista Portugués. “El presidente de la República es el primero que quiere que el Gobierno gobierne con eficacia y éxito”.

Pese a que concurrió como candidato independiente, la elección del “profesor Marcelo” es un éxito para la derecha portuguesa, que sufrió uno de sus peores reveses en las elecciones legislativas del pasado 4 de octubre. Con la victoria mayoritaria de Rebelo de Sousa –fundador del Partido Social Demócrata–, los portugueses indican su deseo de mantener el equilibrio político con una figura democristiana en el Palacio de Belém, capaz de plantar cara a la izquierda que actualmente controla la Asamblea de la República.

El fracaso de la izquierda

El principal rival del “profesor Marcelo” en estos comicios ha sido Sampaio da Nóvoa, que quedó en segundo lugar con un 22% de los votos. El ex rector de la Universidad de Lisboa también concurrió como una candidato independiente, pero consiguió el apoyo de muchos altos cargos socialistas, entre ellos los expresidentes Mário Soares y Jorge Sampaio. Ganó en algunos municipios del Alentejo, entre ellos Grândola, la icónica “villa morena” obrera que da nombre a la canción que lanzó la Revolución de los Claveles.

Quienes apoyaban a Sampaio de Nóvoa esperaban que la alta abstención haría inevitable una segunda vuelta, rondas históricamente peligrosas para los candidatos que ganaban la primera vuelta sin mayoría. En las elecciones presidenciales de 1986 el conservador Diogo Freitas do Amaral consiguió el 46% de los votos en la primera vuelta frente al 25% del socialista Mário Soares, pero en la segunda vuelta Soares venció con el 51% de los votos. La victoria clara de Rebelo de Sousa en estos comicios ha puesto fin al sueño presidencial de la izquierda, que acudió a las elecciones fraccionada.

Las sorpresas de la noche fueron el inesperado éxito de Marisa Matias, la ex eurodiputada del Bloque de Izquierda que quedó en el tercer puesto con un 10%, y los pésimos resultados de la ex ministra María de Belém, la candidata ‘oficialista’ del Partido Socialista, que quedó en cuarto lugar con apenas un 4% de los votos. Para Matias, los buenos resultados auguran un futuro prometedor dentro de la formación marxista, mientras que el fracaso de Belém apunta al final de su carrera política.

Los bajos índices de participación en estos comicios reflejan el desgaste de los electores después de un año de campañas electorales maratonianas y la larga crisis política del pasado otoño, cuando las elecciones legislativas resultaron en una Asamblea de la República sin un partido con mayoría parlamentaria. Durante mes y medio los portugueses fueron testigos del Gobierno más efímero desde la Revolución de los Claveles –el segundo Ejecutivo del conservador Pedro Passos Coelho, que duró apenas 12 días– y las complicadas negociaciones que resultaron en la inédita unión de los partidos de izquierda, y la toma de posesión del Ejecutivo minoritario del socialista Costa, apoyado en el Parlamento por los marxistas del Bloque de Izquierda y el Partido Comunista Portugués.

El triunfo del tertuliano

Los resultados electorales suponen un hito personal para Rebelo de Sousa, una figura omnipresente en la política lusa desde la Revolución de los Claveles que, sin embargo, había tenido hasta ahora una carrera mermada por duras derrotas electorales. Rebelo de Sousa es conocido en Portugal por ser un líder que siempre ha estado en las altas esferas del Gobierno sin haber ganado elecciones, y es especialmente recordado por la derrota que sufrió a manos del socialista Jorge Sampaio en su intento de ser elegido alcalde de Lisboa en 1990, y luego como el fracasado líder del Partido Social Demócrata a finales de la década de los años 90.

El éxito del nuevo Jefe del Estado se debe, sin duda, a su reputación como el comentarista político más respetado de la televisión lusa. Rebelo de Sousa ha mantenido un espacio de tertulia en el telediario de los domingos durante la última década y media, demostrado una marcada autonomía en sus análisis sobre la actualidad portuguesa y atacando a miembros de su propio partido –entre ellos el ex primer ministro Pedro Passos Coelho– con frecuencia. No han sido pocos los candidatos que le han criticado por hacer campaña durante década y media, y el democristiano ha reconocido que ha disfrutado de una tribuna exclusiva para hablar con los portugueses.

Ahora queda por ver cómo ejercerá su poder como presidente de la República. En declaraciones a EL ESPAÑOL, el periodista Daniel Oliveira, columnista del diario Expresso, opinó que las capacidades comunicativas de Rebelo de Sousa podrían ser una espada de doble filo. “Hay momentos en los que conviene que desaparezca el Jefe del Estado, y Marcelo es un hombre que respira atención mediática. Le encanta hablar, pero no le gusta escuchar. No obstante, es un gran orador, infinitamente mejor que [el presidente saliente, Aníbal] Cavaco Silva”.

El politólogo António Costa Pinto considera que Rebelo de Sousa brillará en comparación con su predecesor, que deja el cargo con un pésimo índice de popularidad. “Cavaco Silva está completamente desprestigiado porque el presidente de la República se supone que debe ser neutral, y él intentó influir en los resultados de las últimas elecciones legislativas. Eso, en parte, explica por qué Rebelo de Sousa se ha empeñado tanto en presentarse como una figura neutra e independiente, el presidente de todos”.

El nuevo Jefe del Estado portugués concluyó su discurso de victoria este domingo apelando a ese espíritu de unidad y esperanza, y haciendo referencias tanto al pasado ilustre del país, como a las glorias que todavía están por llegar. “Es un tiempo de recuperación y yo tengo la convicción que los próximos cinco años no serán un tiempo perdido. Estoy aquí para evitar que eso pase y estoy aquí porque creo en Portugal.

“Tenemos la historia de un país que puede parecer pequeño, pero que nunca lo fue ni lo será; la memoria de nuestros antepasados, que superaron crisis y dieron nuevos mundos al mundo; y el futuro de nuestros más jóvenes, el orgullo de Portugal dentro y fuera de sus fronteras, que merecen algo mejor de lo que les hemos dado,” declaró el nuevo presidente.

“Es hora de seguir la historia, honrar la memoria, y crear un futuro hecho a la medida de nuestros sueños. Es la hora de rehacer Portugal” sentenció Rebelo de Sousa.