Ha sido la noche de los “outsiders”. Donald Trump, el magnate inmobiliario que sacudió el escenario político de Estados Unidos con su candidatura presidencial, ha logrado su primera victoria electoral al imponerse en la elección interna republicana de New Hampshire, donde superaba este pasado martes, por un amplio margen, a un pelotón de políticos tradicionales que desde hace meses intenta –sin éxito– socavar su popularidad.
Y el senador socialista, Bernie Sanders, lograba un contundente triunfo sobre Hillary Clinton, un desenlace que eleva la presión sobre la exsecretaria de Estado, incapaz aún de desterrar por completo el desafío que le ha presentado su gran rival.
Los datos del escrutinio situaban a Trump con el 35,1% de los votos, seguido, de lejos, por un pelotón de políticos, la mayoría vinculados al “establishment” republicano: el gobernador de Ohio, John Kasich (15,9%); el senador ultraconservador de Texas, Ted Cruz (11,5%), quien se había impuesto en el “caucus” de Iowa; el ex gobernador de Florida, Jeb Bush (11,1%), y el senador de Florida, Marco Rubio (10,6%).
“¡Vamos a hacer Estados Unidos grande de nuevo!”, ha comenzado su discurso Trump. Ha sido un mensaje relajado, largo, antagónico al de hace una semana, en Iowa. “Vamos a hacerlo a la antigua. Vamos a ganarle a China, Japón. Vamos a ganarle a México en comercio”, ha prometido.
John Kasich ha logrado revestir con un poco de brillo su candidatura con un sorprendente segundo puesto, y Jeb Bush, cuya campaña agoniza desde hace meses, obtenía un poco de oxígeno para continuar en la contienda –aunque poco– al ubicarse en el cuarto puesto.
Rubio, para muchos, la gran esperanza republicana para unificar el partido, fue el gran perdedor de la noche. Estaba segundo en los sondeos, y anoche acabó el quinto. Su campaña ha sufrido mucho por su paupérrimo desempeño en el último debate, el último sábado, donde ha repetido frases y ha sido atacado con crudeza por Chris Christe, quien le acusó de tener un discurso muy guionizado. De hecho, la víspera se ha paseado por New Hampshire seguido de personas disfrazadas de robot.
“Nuestra decepción no cae sobre ustedes. Cae encima mío. No estuve bien el sábado. Pero escúchenme. Eso nunca ocurrirá de nuevo”, ha sentenciado Rubio.
Sanders supera ampliamente a Clinton
La contienda demócrata ofrecía mucho menos suspense que la republicana: la duda de siempre era cuál sería la diferencia que Sanders, senador del vecino Vermont, lograría sacarle a Clinton. Sanders obtenía un 60% de los votos, contra un 38,4% de Clinton.
“La gente quiere un cambio real”, ha dicho Sanders en su discurso, pocos minutos después de que Clinton reconociera su derrota. “Lo que comenzó hace una semana en Iowa, y lo que los votantes han confirmado aquí en New Hampshire, no es otra cosa que el comienzo de una revolución política”, ha cerrado.
Trump y Sanders parecen, a primera vista, en las antípodas. Pero tiene cosas en común. Son los dos “outsiders” más populares en esta elección presidencial. Tienen discursos populistas: critican a Washington, en particular, el financiamiento corporativo de la política, los acuerdos comerciales y a Wall Street. Los seguidores de Trump están más angustiados por la economía que los de otros candidatos, y los de Sanders están muy preocupados por la rampante desigualdad económica.
La elección se ha seguido con enormes expectativas. New Hampshire tiene poco menos de un millón y medio de habitantes, menos de la mitad de los habitantes de Iowa. Es un estado pequeño, estado mayoritariamente blanco (un tejido demográfico muy distinto al del país), pero de gran influencia política: al estar al inicio del calendario de primarias, New Hampshire juega fuerte en las percepciones sobre la carrera electoral para los siguientes estados en el calendario de primarias. Bill Clinton es el único político que llegó a la Casa Blanca tras perder tanto el “caucus” de Iowa como la primaria de New Hampshire.
Los republicanos, más a favor de un 'outsider'
Las urnas en New Hampshire confirmaron algunas de las características que han dominado la campaña presidencia. Los republicanos se mostraron mucho más abiertos que los demócratas a la idea de tener un presidente sin experiencia política, un “outsider”, en la jerga política, según señaló el periódico The New York Times. Y, según otro sondeo, de la agencia AP, se mostraron mucho más frustrados con las figuras de su partido. Nueve de cada 10 republicanos dijeron que estaban “insatisfechos” o “enojados”.
La gran mayoría de los votantes demócratas –tres de cada cuatro– dijeron que preferían un candidato con experiencia política. Los demócratas confirmaron otra opinión que ya es recurrente: Bernie Sanders es considerada una figura más fiable y honesta que Hillary Clinton.
Con Iowa y New Hampshire ya en el pasado, la puja por las nominaciones presidenciales se moverá al sur y el oeste del país. Las próximas citas son en Nevada y Carolina del Sur, dos estados con una demografía mucho más parecida a la del país. Luego llegará el famoso “Súper Martes”, el 1 de marzo, la fecha más importante del calendario las primarias, que promete marcar un punto de quiebre en la carrera hacia la Casa Blanca.
A diferencia de la noche de Iowa, en la cual la derrota le sorprendió, al final de la jornada Trump pudo cantar victoria, por primera vez en las internas presidenciales.