"El drama se ha acabado". Tras una jornada maratoniana de negociaciones, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiocho han aprobado a última hora del viernes un paquete de concesiones para el primer ministro británico, David Cameron, cuyo objetivo es ayudarle a ganar el referéndum sobre la pertenencia de Reino Unido a la UE. Un traje a medida que vuelve a redefinir el encaje británico en las estructuras comunitarias. Y que pone en cuestión uno de los principios fundamentales de la UE, el de la no discriminación, ya que permite denegar ayudas sociales a ciudadanos europeos.
El acuerdo lo ha anunciado la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaité, que al principio de la cumbre ya había avisado de que lo único que impedía un compromiso fácil eran las ganas de drama de los líderes europeos.
Cameron ha celebrado que el acuerdo da a Londres un "estatus especial" dentro de la UE. "Creo que esto es suficiente para que yo pueda recomendar que Reino Unido se quede en la Unión, teniendo lo mejor de los dos mundos. Estaremos en las partes de Europa que funcionan para nosotros (...) y fuera de las que no", ha dicho eufórico en la rueda de prensa final del Consejo Europeo.
El primero en felicitar al primer ministro británico ha sido su homólogo danés, Lars Lokke Rassmusen. "David Cameron ha luchado duro por Reino Unido. Un buen acuerdo para Reino Unido y para la UE", ha tuiteado.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, artífice del texto final de compromiso, destacaba que ha habido un "apoyo unánime a un nuevo encaje de Reino Unido en la UE". "Creo profundamente que Reino Unido necesita a Europa y que Europa necesita a Reino Unido. Romper el vínculo ahora iría totalmente en contra de nuestros intereses mutuos. Hemos hecho todo lo posible para que esto no ocurra. Pero la decisión final está en manos del pueblo británico", ha dicho.
Para la canciller alemana, Ángela Merkel, los líderes europeos han ofrecido a Cameron "un paquete con el que puede hacer campaña en Reino Unido para quedarse en la UE". "Le deseo a David Cameron lo mejor en las próximas semanas y meses", ha dicho.
El presidente en funciones, Mariano Rajoy, cree que el acuerdo con Reino Unido "es asumible por todos y respeta los valores fundamentales de la Unión".
Un día de drama
El acuerdo ha llegado mucho más tarde de lo previsto inicialmente. Porque todo estaba preparado para que fuera un Consejo Europeo corto, que empezaba el jueves por la tarde y terminaría con un English breakfast a primera hora del viernes. Que debía servir como plataforma para lanzar la campaña del 'sí' en la consulta.
Pero los líderes europeos no han perdido la oportunidad de volver a exhibir sus divisiones y falta de sintonía y de enredarse en detalles arcanos. El English breakfast se ha convertido pronto en un English lunch, después en un English meal y más tarde en un English dinner, como relataba el portavoz de Tusk en su cuenta de Twitter.
Las bilaterales se multiplicaban sin resultados. Cameron sólo ha descansado entre las 5:00 de la madrugada y las 11:00 de la mañana del viernes. En contraste, los dirigentes que no han participado en la recta final de la negociación, como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, han estado ociosos todo el día porque no ha habido ninguna reunión plenaria hasta casi las 21:00 horas. También la canciller alemana, Angela Merkel, escapaba a comer unas típicas frites belgas.
Las ayudas a los hijos, el escollo final
Todos los Gobiernos de la UE habían aceptado ya antes del inicio de la cumbre la concesión más polémica: permitir a Londres que deniegue prestaciones sociales a ciudadanos comunitarios. Lo importante es el principio, ya que supone cuestionar la no discriminación y la libre circulación de trabajadores, valores básicos en la construcción europea. En eso ya habían cedido todos, incluso los países del Este que son los que más inmigrantes envían a Reino Unido.
Pero como acostumbran a hacer, los líderes europeos han vuelto a enredarse en los detalles, como la indexación (o más bien recorte) de las ayudas a los hijos que no viven en Reino Unido. Las negociaciones sobre esta cuestión menor se han calentado hasta llegar al intercambio de reproches en público. “Conforme pasa el tiempo, estoy cada vez más desconcertado por la posición británica de no negociación. Como mínimo bastante heterodoxa”, ha escrito el secretario de Estado checo de Asuntos Europeos, Tomas Prouza.
Finalmente, los trabajadores europeos que ya reciben ahora ayudas para los hijos no residentes las mantendrán cuatro años más, hasta 2020. A partir de entonces se les indexarán como al resto. Los líderes también se han liado sobre la cuestión del plazo máximo durante el cual Reino Unido podrá tener activado el “freno de seguridad”, el mecanismo para denegar a los trabajadores europeos los créditos fiscales que sirven de complemento salarial a los sueldos más bajos. Finalmente será de 7 años, hasta 2023.
La crisis de refugiados complica la negociación
Aunque estaba previsto consagrar este Consejo Europeo exclusivamente al ‘Brexit’, la gravedad de la crisis de refugiados y las disputas por las medidas unilaterales adoptadas por los países más afectados han invadido la cumbre y han complicado la negociación. La protagonista ha sido Austria y su decisión de imponer una cuota diaria de 80 inmigrantes como máximo. Bruselas ya ha enviado una carta a Viena avisando de que la medida contraviene la legislación comunitaria. Pese a las críticas de sus socios, el canciller Werner Faymann sigue adelante con su plan.
Medidas como ésta han llevado al primer ministro griego, Alexis Tsipras, a amagar con el veto al acuerdo con Reino Unido, pese a no tener ninguna objeción sobre su sustancia. Atenas pide garantías de que sus socios no tomarán más medidas de sellado de fronteras para dejarla aislada. Le preocupa también la iniciativa del grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia), que ha planteado ayudar a Macedonia y Bulgaria a construir nuevas vallas en su frontera con Grecia. Merkel y Hollande se han reunido con él y le han asegurado que no se cerrarán más fronteras al menos hasta la próxima cumbre, con Turquía, a principios de marzo.
Al margen de los debates bizantinos de Bruselas, las últimas encuestas sobre el ‘Brexit’ en Reino Unido dan un empate técnico o ligera ventaja a la salida. Según el último sondeo de TNS, el 39% de los británicos quiere irse, el 36% se quedaría y el 25% no lo ha decidido. “No importa lo que hagamos aquí, ni nuestra actuación para salvar la cara. Los únicos que decidirán son los ciudadanos británicos”, señalaba la presidenta lituana.