Desesperados por no tener adónde ir, cientos de refugiados han levantado un campamento improvisado en la céntrica plaza Victoria de la capital griega.
“Con el cierre de fronteras estamos viendo un número creciente de personas que se quedan atascadas en Atenas”, cuenta a EL ESPAÑOL Elianna Konialis, coordinadora de operaciones de emergencia de la ONG griega Praksis, en entrevista telefónica.
El pasado fin de semana Macedonia cerró sus puertas a los ciudadanos afganos y estrechó aún más la llamada ruta de los Balcanes, que va camino de convertirse en un cul-de-sac. Entre 3.000 y 4.000 personas se encontraban varadas este viernes junto a la frontera macedonia.
“La información que nos llega del equipo de Praksis en Idomeni (un campo de refugiados en el norte de Grecia) es que la frontera está cerrada para todas las nacionalidades y luego lo abren durante unas horas, sobre todo, para sirios e iraquíes”, dice Konialis.
La constricción de la ruta de los Balcanes ha llevado a que muchos refugiados y migrantes sean enviados de vuelta a Atenas. Al mismo tiempo, las embarcaciones procedentes de las islas griegas continúan llegando al puerto del Pireo.
Las autoridades han establecido, sin embargo, una medida temporal para limitar el número de refugiados que llegan desde las islas, las cuales recibieron una media de 3.000 personas diarias esta semana, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Se estima que entre 12.000 y 15.000 los refugiados y migrantes se hallan en el país. El Gobierno ha habilitado localizaciones para intentar alojarlos. Varios miles se encuentran en Atenas, donde el campamento informal ha emergido en los últimos días. Acnur aseguraba el viernes que “todos los alojamientos temporales en Atenas están sobrecargados”.
En la plaza, dos hombres supuestamente de Paquistán intentaron ahorcarse de un árbol el jueves a plena luz del día. Las ambulancias llegaron y los trasladaron inmediatamente al hospital.
“No lo llamaría tiendas siquiera”, dice sobre el campamento Maria Karra, fundadora de la Fundación Emfasis, dedicada a atender personas en las calles de Atenas. “[Son] sacos de dormir, mantas...”
Karra explica que existen razones prácticas por la que el campamento se ha levantado en esta plaza. En primer lugar, hay una conexión de tren directa entre plaza Victoria y el puerto del Pireo. Por otro lado, desde allí pueden acceder a autobuses y obtener información. “Y, por desgracia, -porque esto viene sucediendo desde hace tiempo- allí tienes la mayor presencia de traficantes [de personas]”, lamenta. “Esta gente quiere marcharse, legal o ilegalmente”.
Pero la población callejera de refugiados en Atenas está en constante movimiento, dice Karra, que asegura que el jueves noche habían llegado miles a la ciudad. Muchos de ellos, según Emfasis, son niños y familias.
“Lo que recordaré toda mi vida son las miradas de los niños”, asegura Tzoanna Tsoukala, coordinadora de unidades móviles de Emfasis, sobre su trabajo con los refugiados en la capital helena.
Tsoukala afirma que ya se concentraron refugiados antes en la plaza en verano y en septiembre y que normalmente se quedaban unos días hasta que podían continuar su camino.
La Comisión Europea ha advertido del riesgo de crisis humanitaria en la República Helénica a raíz del sellado de fronteras impuesto por los países en la ruta de los Balcanes.
El miércoles, Austria organizó en su capital una reunión con los países del Este de la que excluyó a Grecia para discutir qué hacer con los refugiados. Los Estados acordaron cerrar sus fronteras para frenar la entrada de solicitantes de asilo desde la República Helénica. Grecia respondió llamando a consultas a su embajadora en Austria.
Mientras, de los 160.000 solicitantes que la Unión acordó repartir en su sistema de reubicación, apenas ha relocalizado a unos 600.