Catorce trenes. 3.681 deportados y enviados a las cámaras de gas. Son las personas que llegaron al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau en un sólo mes: entre el 15 de agosto y el 14 de septiembre de 1944, el mismo tiempo que Hubert Z. presuntamente trabajó como sanitario al servicio de las SS con una relación directa en este exterminio.
En este tiempo, concretamente el 5 de septiembre de aquel año, llegó al campo Ana Frank con su familia desde Westerbork (Holanda), destaca la Audiencia Provincial de Nuevo Brandeburgo, al norte de Berlín. Hubert Z. también podría haber sido cómplice de su muerte, aunque no fuera así finalmente, ya que Ana falleció tiempo después de tifus en otro campo de concentración.
La Fiscalía de Schwerin le acusa de complicidad en el asesinato masivo de al menos 3.681 víctimas mortales. Son las muertes de quienes llegaron en aquellos trenes y fueron enviados tras la selección a la entrada al campo directamente a las cámaras de gas, explica la Audiencia Provincial, encargada de informar públicamente sobre el caso. Hubert Z. sabía lo que estaba sucediendo y lo apoyó intencionadamente, según la Fiscalía.
El juicio debía comenzar este lunes en la Audiencia Provincial, pero ha sido aplazado por enfermedad del acusado, de 95 años. El juez Klaus Klabisch ha anunciado el aplazamiento en una sala llena. El motivo, una médico había informado de que Hubert Z. tiene la tensión alta y pensamientos suicidas.
Un médico oficial debe confirmar ahora el diagnóstico por orden del tribunal. Además, el acusado deberá ser visitado nuevamente por un médico especialista y un experto psiquiatra antes de la próxima sesión, programada para el 14 de marzo, informa Efe.
Con 95 años, su defensa había alegado con anterioridad que no se encuentra en condiciones de salud aceptables para enfrentarse al proceso. Tras varios tira y afloja legales desde la primavera de 2014 sobre la cuestión, el tribunal superior de Rostock estimó en diciembre pasado, de acuerdo con un último informe psiquiátrico, que sí era “limitadamente apto” para enfrentarse al proceso, recogieron los medios alemanes entonces.
El tribunal descartó en su día que su vida corriera peligro a causa del proceso o la presión mediática. Su abogado, Peter-Michael Diestel, reprochó que el tribunal llevara a cabo una “justicia penal simbólica” con su mandante sin tener en cuenta las repercusiones para su salud, recogió el medio alemán Focus.
“Para los supervivientes de Auschwitz es un acto más de justicia tardía, que trae a la luz de nuestros días -una vez más- los crímenes y las imágenes de sus allegados asesinados en Auschwitz”, ha manifestado el vicepresidente del Comité Internacional de Auschwitz, Cristoph Heubner. “Además, este proceso es de angustiosa actualidad, dadas las fantasías de futuro y violencia de los extremistas de la derecha alemana [y otros países], que los unen con la palabra Auschwitz”. El Comité reprocha a Hubert Z. su colaboración en hasta 170.000 asesinatos.
Un año y medio con las SS
Hubert Z. nació el 26 de septiembre de 1920 en Schönow, en la región de Brandenburgo, cerca de Berlín. Trabajó como miembro de la organización paramilitar y policial de las SS en el campo de exterminio entre octubre de 1943 y hasta que se evacuó el lugar en enero de 1945, según los archivos del Museo de Auschwitz-Birkenau.
Inicialmente, hasta mayo de 1944, fue paramédico en el hospital para las SS de Auschwitz I. La Fiscalía asegura que tras seis meses retirado por enfermedad, volvió voluntariamente a su trabajo, donde le encomendaron el cuidado de los comandantes del campo y los hombres de las SS. En aquel entonces sabía lo que estaba sucediendo, según la Fiscalía de Schwerin. Se integró “apoyando la organización del campo”, dice el escrito. Fue el mes en el que entraron en el campo catorce trenes con las víctimas por las que ahora se le juzga.
Después estuvo unos cuatro meses destinado fuera del campo, volvió al mismo puesto. El 14 de septiembre de 1944, comenzó a servir en el subcampo de Auschwitz “Neustadt” en Prudnik, donde permaneció hasta la evacuación.
Los prisioneros del subcampo y los SS fueron evacuados al campo de concentración de Gross-Rosen, donde Hubert Z. siguió ejerciendo como miembro del equipo de las SS que trabajaban en este campo durante un corto periodo de tiempo. Después fue transferido a Sachsenhausen, luego a Neuengamme.
El 4 de mayo de 1945 se acabó el trasiego de este presunto cómplice del exterminio nazi. Lo arrestaron los aliados y lo entregaron a la Justicia polaca. La Corte Regional de Cracovia lo condenó en marzo de 1948 a cuatro años de cárcel y seis años de privación de derechos civiles. Cumplió aquella pena el 23 de noviembre de 1950.
Nonagenario sospechoso
Había pasado más de 60 años haciendo vida normal hasta que un día de marzo de 2014 la policía lo detuvo en la casa de un pequeño pueblo en la región de Nuevo Brandeburgo, donde vivía. Lo mantuvo en prisión preventiva unos días. Aquella vez declaró que él no sabía lo que sucedía y que su trabajo se limitaba a los primeros auxilios, ni siquiera puso inyecciones, informó el diario Süddeutsche Zeitung.
El teléfono de Hubert Z. ya no funciona, escribe Oliver Das Gupta en este diario alemán. Quizá lo haya dado de baja, porque “hace unos meses Z. aún hablaba con los periodistas y la Fiscalía”. Hijo de un granjero y padre de cuatro hijos, su pasado con las SS lo ha marcado hasta el ocaso de su vida.