“Con gran placer les doy la bienvenida al Club Mar-a-Lago”, algo así debió de pensar Donald J. Trump al enviar la invitación a su boda a Hillary y Bill Clinton. Y algo más, a juzgar por lo que el propio magnate ha asegurado durante la campaña de las actuales primarias republicanas. Pero vayamos por pasos.
Empezaba el año 2005 cuando uno de los mayores multimillonarios de Estados Unidos, el magnate Donald Trump, se dedicaba a sus empresas inmobiliarias, hoteleras y demás negocios cuando se casó con la modelo eslovena Melania Krauss un 22 de enero. Contrajeron matrimonio en Florida, con un convite en el Club Mar-a-Lago de su propiedad.
Entre los 450 invitados estuvieron conocidas figuras del mundo del espectáculo y de la política, entre quienes destacaban el exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, la entonces senadora demócrata (2001-09) por el estado del mismo nombre Hillary Clinton, y su esposo, el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton. Cuenta la crónica de aquel día de la revista People, que la actual candidata demócrata tuvo un asiento reservado en primera fila durante la ceremonia en la iglesia de Bethesda by the Sea. Su marido llegó para el convite. Allí es donde se produjeron las instantáneas que ahora persiguen a ambos políticos en su carrera presidencial.
Trump había hecho donaciones a la campaña demócrata para el Senado por Nueva York en la época de Hillary Clinton y a la Fundación Clinton. Pero el empresario multimillonario reconvertido en candidato republicano dio la vuelta a la tortilla a este dato que podía perjudicarle al asegurar en el primer debate televisado de estas elecciones -en agosto de 2015 en la cadena Fox- que lo sucedido es la muestra de un “sistema roto” al que hay que poner fin.
“Cuando era un hombre de negocios daba a todos. Cuando usted llama, yo doy. ¿Y sabe qué? Cuando necesito algo de ellos dos o tres años después y les llamo, ellos están ahí para mí (…). Ése es uno de los problemas del sistema”, argumentó Trump. “Con Hillary Clinton le dije, ven a mi boda y estuvo en mi boda. ¿Sabes por qué? No tenía opción, porque doné a su fundación, que -francamente- se supone que está para hacer el bien. No sabía que ese dinero se utilizaría para ir en aviones privados por todo el mundo”, apostilló.
En un acto benéfico de Joe Torre que tuvo lugar en julio de 2008 se aprecia que no es una excepción la relación de Trumpo con círculos políticos. En aquella ocasión recibió en uno de sus campos de golf de nuevo a Bill Clinton y Giuliani, además del entonces alcalde de Nueva York y también multimillonario Michael Bloomberg, entre otros.
Hillary Clinton se ha mostrado menos segura que Trump cuando le han preguntado públicamente por el tema. Le tiembla la voz e incluso tartamudea. “No le conocía tan bien”, acertó a explicar Clinton en un mitin de la presente campaña electoral. “Quiero decir, le conocía. Le conocía y dio la casualidad de que planeaba estar en Florida por entonces y pensé que sería divertido ir a su boda, porque siempre es divertido. Ahora que se presenta a presidente [de EEUU], es un poco más preocupante”.
En el exitoso programa televisivo de Jimmy Kimmel Live, el presentador le preguntó si era un amigo o conocido. “¿Sabes? Conocía a Donald Trump, yo representaba a Nueva York, lo conocí, [estuvo en su boda, interviene Kimmel], estuve en su boda, es cierto", respondió Clinton. “Critico sus posturas, estoy muy en desacuerdo con las cosas que ha dicho sobre inmigración, lo que ha dicho sobre las mujeres… realmente no entiendo por qué está diciendo muchas de esas cosas. Así que critico sus posturas, pero intento no entrar en las cuestiones personales que se oyen sobre los republicanos”.
De acuerdo con los datos de la Comisión Electoral Federal y las oficinas electorales estatales recogidos por el portal Politifact, Trump había donado 584.850 dólares a demócratas y 961.140 a los republicanos a lo largo de 26 años antes de comenzar su propia batalla electoral en 2015.
“Muchas de sus contribuciones se habían concentrado en Nueva York, Florida y otros estados donde Trump tiene intereses sustanciales inmobiliarios y de casinos”, publicó The Washington Post en 2011. El mayor receptor de todos fue la campaña demócrata al Senado por Nueva York de la que formaba parte la que será su rival si finalmente ambos ganan las pugnas por el liderazgo de sus respectivos partidos. Dicha campaña recibió 125.000 dólares del multimillonario y de sus empresas, informó el diario.
Los Clinton y el recién estrenado matrimonio Trump (el tercero del magnate) intercambiaron risas y abrazos al posar para la posteridad en Mar-a-Lago. Aquel divertimento de Hillary Clinton, hoy supone una de las anécdotas transformadas en reproche en su combate de la favorita demócrata versus el favorito republicano.
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