Este martes se cumplen cinco años del estallido de la guerra civil Siria, un conflicto que ha desencadenado la peor crisis migrante desde la Segunda Guerra Mundial con unos cinco millones de refugiados sirios y cientos de miles de muertos. Naciones Unidas ha cifrado las bajas en más de 250.000, pero el Syrian Center for Policy Research dijo la pasada semana que eran casi el doble.
Así ha evolucionado esta cruenta guerra.
2011: el conflicto estalla
En marzo de 2011, manifestantes sirios salieron a la calle para exigir la liberación de presos políticos y protestar contra el régimen de Asad en varias ciudades del país. Las fuerzas de seguridad respondieron con violencia y se llevaron vidas por delante, lo que prendió la mecha de la guerra. Ante la tensión social, Asad, cuya familia controla Siria desde hace décadas, anunció reformas institucionales, pero no consiguió acallar las voces críticas.
Las protestas antigubernamentales se multiplicaron y, en mayo, el Gobierno envió al Ejército para intentar aplacarlas. La escalada de violencia llevó a la Unión Europea y Estados Unidos a sancionar al Gobierno sirio. La Liga Árabe también se sumó a la presión internacional.
Mientras la represión crecía, los opositores al régimen se organizaban. Se consolidó el Consejo Nacional Sirio, una coalición de opositores dentro y fuera del país.
2012: guerra civil
La violencia degeneró en una guerra entre la insurgencia armada y el régimen de Bashar al Asad. En febrero, el Gobierno se lanzó con bombardeos sobre la ciudad de Homs, controlada por los rebeldes. Mientras tanto, la presión internacional aumentaba. En abril, el Gobierno accedió a cumplir un alto el fuego promovido por las Naciones Unidas, pero el acuerdo no cuajó. El ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, acabó dimitiendo de mediador en Siria por no poder lograr un alto el fuego duradero.
Por su parte, los rebeldes -encarnados en el Ejército Libre Sirio- no se detuvieron. En un ataque sobre Damasco mataron al ministro de Defensa, Daoud Rajha. En noviembre, la mayoría de la disidencia se constituyó en la Coalición Nacional Siria, representante de la oposición ante la comunidad internacional.
2013: muerte y éxodo
En marzo de 2013, Naciones Unidas dio una cifra escalofriante: más de un millón de sirios habían abandonado sus hogares para convertirse en refugiados. Cuatro meses más tarde llegó otra: el número de bajas por el conflicto había superado las 100.000.
Las fuerzas islámicas también comenzaron a despegar. En junio, el Gobierno recuperó la localidad de Qusair con ayuda del grupo libanés Hezbolá.
Asimismo, en agosto de 2013, un análisis por los servicios de inteligencia estadounidenses aseveró que un ataque con armas químicas sobre Damasco había matado a cientos de personas y apuntaba al Gobierno como responsable. El mes siguiente, investigadores de la ONU concluyeron igualmente que se había producido dicho ataque con armas químicas, pero no se pronunciaron abiertamente sobre su autoría.
2014: el auge del Estado Islámico
En enero se inician negociaciones en Ginebra para lograr la paz en Siria, pero no son fructíferas. En mayo, las fuerzas del régimen capturan Homs, símbolo de la resistencia. En junio, las zonas controladas por el Gobierno celebran elecciones presidenciales, que gana Asad.
Al mismo tiempo, un nuevo actor emerge: el grupo terrorista Estado Islámico. El grupo toma grandes porciones de Siria e Iraq y declara el establecimiento de un “califato”. En agosto, difunde un vídeo en el que decapita al periodista estadounidense James Foley. Un mes más tarde, una coalición internacional capitaneada por EEUU inicia su ofensiva aérea contra el EI.
2015: intervención exterior y crisis de refugiados
En 2015 el Estado Islámico dominó los titulares de la prensa mundial al tiempo que más países entraban en el campo de batalla sirio.
En mayo, los terroristas yihadistas tomaron la ciudad de Palmira, hogar de construcciones anteriores a la época islámica, para dinamitar sus tesoros. La Unesco ha calificado esta acción de crimen de guerra. Los kurdos ayudaron también a frenar y ganar terreno al Estado Islámico.
En septiembre, Rusia se sumó al conflicto para bombardear al EI. Sin embargo, la oposición siria y Occidente han cuestionado sus intenciones y han afirmado que sus ataques se dirigen fundamentalmente a los rebeldes.
Tras los atentados de noviembre en París, Francia se comprometió a derrotar al EI y Reino Unido se unió a la ofensiva.
Al mismo tiempo, la crisis de refugiados azotó a Europa con más de un millón de llegadas por mar antes del final del año. Más de cuatro millones habían abandonado entonces sus hogares desde el inicio de la guerra para buscar asilo en otros países.
2016: un frágil alto el fuego
Este año, las ciudades sitiadas como Madaya y Alepo han sido centro de las miradas del mundo después de que el régimen cortara los suministros a áreas controladas por los rebeldes y generase el riesgo de hambruna. En Madaya, docenas perecieron por la falta de alimentos.
Al mismo tiempo, el proceso de paz ha avanzado. En febrero, Estados Unidos y Rusia anunciaron cese de las hostilidades en Siria que afecta a todas las partes del conflicto salvo a los grupos terroristas. Aunque se han producido violaciones, el acuerdo se sostiene desde el día 27 del mes pasado.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha ordenado este lunes la retirada inmediata de tropas rusas de territorio sirio. El Kremlin considera que su presencia ya no es necesaria ahora que existe un clima para poder finalizar el conflicto.
Entre tanto, las negociaciones continúan para lograr una transición pacífica que ponga punto final a la guerra. El futuro de Bashar al Asad es el principal punto de discordia en el proceso.