El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha ordenado la retirada de sus militares de Siria a partir de este martes al considerar que "se han cumplido los objetivos", informa la cadena pública Russia Today. Aunque ha dejado la puerta abierta a una presencia reducida de sus tropas.
El mandatario ha hablado con su socio sirio, el presidente Bashar al Asad, antes de tomar esta decisión. "El objetivo asignado al Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas en su conjunto ha sido cumplido, de manera que ordené iniciar a partir de mañana [por este martes, 15 de marzo] la retirada de la parte principal de nuestros grupos militares de Siria", ha comunicado Putin a través del portal del Kremlin. Una parte permanecerá en el territorio con el objetivo oficial de garantizar el alto el fuego, cuya duración en principio se había acordado por dos semanas. Este tiempo se acaba de cumplir, con violaciones del alto el fuego, pero en general respetado.
El comunicado llega mientras se retoman las negociaciones de paz de Siria en Ginebra (Suiza) con la mediación del enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, además de Estados Unidos y Rusia. "Espero que la decisión de hoy sea una buena señal para todas las partes del conflicto. Espero que también eleve significativamente el nivel de confianza de todos los participantes en el proceso de resolución de la situación en Siria", ha añadido Putin.
El papel ruso en Siria
Las tropas rusas -que tienen base militar en Latakia, en la costa siria- obtuvieron luz verde para realizar intervenciones desde el aire en el conflicto sirio el pasado 30 de septiembre, teóricamente para combatir a los grupos terroristas, especialmente al autodenominado Estado Islámico. Aunque también ha combatido a este grupo, los datos de sus primeras intervenciones ya demostraron que ese no era su único objetivo, pues realizaban ataques en puntos geográficos donde no había presencia del EI, tal y como denunciaron los expertos en EL ESPAÑOL.
Además, desde el 1 de febrero sus bombardeos se sumaron a la ofensiva del Ejército sirio sobre el bastión rebelde de Alepo, en el norte del país, lo que provocó una estampida de ciudadanos en busca de refugio en las afueras de la región y la cercana Turquía. Ankara, con unos 2,5 millones de refugiados en su territorio, ya no facilitó el paso de estas personas como había hecho anteriormente, denunciaron las ONG.
La retirada del grueso de los militares rusos, si efectivamente no continúan los ataques aéreos, marcará un antes y después en un conflicto en el que las tropas de Asad se encuentran muy mermadas tanto en efectivos como en capacidad armamentística propia.
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