"En Brasil [la situación] es así: cuando un pobre roba, va a la cárcel; pero cuando un rico roba, lo hacen ministro". Así se pronunciaba Lula da Silva en febrero de 1988, una frase que se ha vuelto en su contra 28 años después. El gobierno de Dilma Rousseff ha nombrado de urgencia ministro de la Casa Civil al expresidente brasileño, como se ha revelado en una conversación intervenida, para dotarle de aforamiento de cara a detenciones en la Operación Lava Jato. Y la Red no desaprovecha la ocasión de recordarle con ironía sus palabras.
Da Silva está siendo investigado por el disfrute de un tríplex de lujo en la playa de Guarujá, en Sao Paulo. La Fiscalía sospecha que el apartamento es propiedad de la familia pero lo ha ocultado al fisco. Creen que podría haber sido un regalo de la trama de corrupción y sobornos en Petrobras, la petrolera estatal, que estaría también detrás del enriquecimiento de los Da Silva. Por ello, habían solicitado al juez que ordenase prisión provisional. El cúmulo de circunstancias no podría encajar mejor con la proclama que lanzaba el propio Lula en 1988.
La frase fue recogida en el diario Folha de Sao Paulo el 15 de febrero de 1988. Lula da Silva, por entonces un diputado de 42 años del Partido de los Trabajadores, se refería a un escándalo de financiación ilegal no muy diferente del que ahora salpica a su aliada política Dilma Rousseff. El diario O Globo había revelado que varios parlamentarios habían recibido dinero de empresas durante su campaña, y Da Silva exigía su arresto.
El argumento formaba parte del arsenal retórico del diputado Da Silva, como demuestra otra vídeo extraído de un programa de debates de una cadena local. Lula lamentaba entonces que los políticos que habían desfalcado "millones" del ayuntamiento paulistano "se vayan a París" mientras que los pobres que roban "van a la cárcel".