Alejandro Bahler, un diputado peronista de la provincia de Entre Ríos, al noreste de Argentina, se enteró por un vídeo anónimo de que iba a morir asesinado. El DVD con la amenaza, echado por debajo de la puerta, apareció en el salón de su casa dentro de un sobre de papel.
"Lo vi y en la primera reacción casi me descompongo, porque es muy fuerte ver y escuchar cómo un grupo de personas planea tu muerte", declaró la víctima a la prensa de Concordia, la ciudad entrerriana en que ocurrieron los hechos.
Y señala que lo peor de todo al observar la filmación casera, hecha con un teléfono móvil dentro de un coche, fue “escuchar que mi muerte valía 100.000 pesos (5.900 euros) y ver quiénes estaban involucrados, que son funcionarios provinciales".
En el vídeo, que se filtró al canal 11 de Concordia y fue puesto en antena, además de subido a Youtube, se puede ver, conduciendo un automóvil y hablando, al peronista Iván Amaro, secretario general del sindicato Asociación Bancaria y funcionario del ministerio provincial de Turismo.
Bahler y Amaro son viejos conocidos del peronismo. Ambos militaron en el Frente para la Victoria del matrimonio Kirchner, que gobernó 12 años en Argentina de 2003 a 2015, pero últimamente se habían pasado al Frente Renovador, un partido de kirchneristas arrepentidos
El plan para matar a Bahler
El plan homicida que se aprecia en el vídeo es el siguiente: Amaro pacta el crimen con dos sicarios conocidos suyos. Según la prensa local, uno de ellos sería Juan Lastiri, ordenanza del hospital público Felipe Heras, de la ciudad de Concordia.
"Hay 100 mil pesos para 'borrarlo' a este loco", se puede observar que dice a sus interlocutores el funcionario público y sindicalista. Y explica que si quitan de en medio a Bahler podrá asumir el escaño un amigo suyo. Por lo cual les promete, además, una cuota del salario del nuevo diputado y un empleo público para la esposa de uno de los sicarios.
Amaro no olvida su cargo de gremialista y hace una confesión a los candidatos a verdugos. "Che boludo, ando con unos dramas bárbaros en el banco, quieren echar a la mitad (del personal)” confía. Y ante el comentario de uno de los viajeros en el coche al final resta importancia al asunto: “Y bueno… uno más o uno menos”.
También explica cómo sembrar pistas falsas en el crimen para que nadie sospeche de ellos y "tirarle el muerto" a Luis Mazurier, ex funcionario público y dueño del diario El Sol, de Concordia, con quien Bahler venía teniendo una dura disputa verbal pública.
Los sicarios piden más dinero “unos 6.000 pesos (352 euros) para hacer inteligencia”. Aunque en el vídeo parece que han llegado a un acuerdo, algo que finalmente falló en el pacto criminal ya que la grabación terminó en manos de quién debía morir.
Hay precedentes en el peronismo
Cuando pudo reponerse del susto, Bahler presentó la denuncia penal en el juzgado y la acompañó con el vídeo. La Fiscalía ordenó la detención de Amaro y calificó la causa como "homicidio en grado de tentativa".
Amaro, que en el ministerio se ocupaba de las tareas de coordinación del turismo en el río Uruguay –limítrofe entre Argentina y aquel país- fue detenido. Y al comparecer, el sábado último, ante el fiscal Aníbal Lafourcade se negó a declarar y volvió a la prisión.
Sin embargo, el funcionario del Ministerio Público ha advertido que Amaro podría recuperar la libertad porque “hay una laguna legal en el código penal". "No está penado preparar o instigar un homicidio, depende del grado de ejecución”, añadió.
El caso Bahler no es inédito en el peronismo, la fuerza política hegemónica durante 70 años en Argentina hasta su derrota electoral, en noviembre pasado, ante el liberal Mauricio Macri. El partido fundado en 1946 por el militar Juan Perón arrastra una extensa lista de ejecuciones en venganza y ajuste de cuentas.
En los años ’60 y ’70 del siglo pasado cayeron bajo 'fuego amigo' los sindicalistas Rosendo García, Augusto Vandor, Rogelio Coria, José Rucci, Atilio López; el gobernador provincial Miguel Ragone; el diputado Rodolfo Ortega Peña y el cura Carlos Múgica, entre centenares de casos. Y eso que aseguran que "para un peronista no hay nada mejor que otro peronista".