Reducir los días laborables a 4 y otras soluciones de Maduro a los problemas de Venezuela
El mandatario insiste en una medida que no ha dado buenos resultados: reducir los días laborables a cuatro. Apela a “la esperanza” para salir de la crisis eléctrica.
8 abril, 2016 01:52Noticias relacionadas
Nicolás Maduro ha decretado los viernes como día no laborable para el sector público en Venezuela. Con la medida, que estará vigente durante los meses de abril y mayo de este año, el Gobierno venezolano pretende enfrentar la crisis de generación eléctrica que amenaza con colapsar el sistema a nivel nacional. La central hidroeléctrica de Guri, encargada de generar más del 60% de la energía que necesita el país, está cerca de colapsar por la prolongada sequía, típica del fenómeno meteorológico 'El Niño', que azota a toda la región. El embalse que surte a la central está en niveles críticos y no se esperan lluvias de consideración hasta después del mes de mayo.
El Ejecutivo, que ya en 2010 había decretado una emergencia eléctrica y entonces destinó 40.000 millones de dólares para enfrentar la situación, este jueves se ha aferrado a un milagro porque de aquella inversión no han quedado mejoras tangibles.
El ministro del sector, Luis Motta Domínguez, ha dado a entender que es cuestión de fe que la nación suramericana pueda superar la crisis. “La esperanza siempre será parte de la revolución”, escribió el funcionario en días pasados cuando algunas gotas cayeron en la región de Guayana, donde está Guri, el embalse de agua más grande de Venezuela y el undécimo a nivel mundial, que alimenta las turbinas de la central construida entre 1963 y 1978.
La Central Hidroeléctrica Simón Bolívar tiene una capacidad instalada de 10.235 MW, pero expertos del Colegio de Ingenieros de Venezuela estiman que las turbinas que están la Casa de Máquinas II tendrán que ser apagadas en los próximos días, con lo que se dejarán de generar unos 5.000 megavatios.
Dios de nuestro lado! La Esperanza siempre será parte de la Revolucion! .@NicolasMaduro VENCEREMOS! pic.twitter.com/xUZXlcVt3b
— LUIS MOTTA DOMINGUEZ (@LMOTTAD) 1 de abril de 2016
Así, Venezuela tendrá apenas cuatro días laborables a la semana, una incoherencia para un país cuyo aparato productivo está en niveles mínimos. De hecho, el Gobierno de Maduro anunció hace algunas semanas que la “reactivación económica” dependía de la puesta en marcha de los “14 motores productivos” que abarcan las diferentes áreas industriales del país: agricultura, industria, hidrocarburos, minería, turismo, entre otros.
“¡No nos dejemos enganchar con temas que nos hacen perder tiempo. Allá ellos con su perdedera de tiempo… Que ellos hagan lo que tengan que hacer y nosotros trabajemos!”, dijo el 11 de febrero el líder chavista en referencia a la oposición, a quien acusó de no querer trabajar para sacar al país de la mayor crisis económica de su historia.
Pero apenas un mes después, el propio Maduro, en una medida inédita, decretó 10 días libres para poder ahorrar energía. “He tomado la decisión de declarar toda la Semana Santa, desde el sábado (19 de marzo) que viene hasta el domingo de Resurrección como días feriados no laborables para todos los trabajadores públicos del país”.
No hubo ahorro energético
Pero la medida, a todas luces improvisada, no consiguió el anhelado ahorro en el consumo de electricidad, tal como aseguró Freddy Brito, viceministro del Desarrollo del Sector e Industria Eléctrica, en una entrevista con el canal del Estado. “Seré muy sincero: no tuvimos el impacto esperado. Creíamos que durante la Semana Santa tendríamos una reducción considerable, pero hubo un aumento de la temperatura y del consumo de los aires acondicionados”.
Maduro, antes de anunciar los viernes como no laborables, aseguró que el sector residencial es el que genera mayor consumo energético en la actualidad y pidió a la gente el uso racional de la electricidad, aunque muchos no creen que sus palabras puedan tener un efecto de disuasión.
De hecho, la oposición ha calificado la medida como un “disparate”, en palabras de Henry Ramos Allup, presidente del Parlamento. “Tiene que ser dramática la situación eléctrica para que un país sumergido en crisis decrete los viernes libres en la Administración pública”, ha dicho, por su parte, el analista Luis Vicente León.
Pero más espeluznante es que la única respuesta oficial a que no haya luz es apagar la luz. A que no haya medicinas será que no te enfermes?
— Luis Vicente Leon (@luisvicenteleon) 7 de abril de 2016
"La Suprema felicidad del Pueblo" y huertos urbanos contra la escasez de alimentos
No es la primera vez que Maduro anuncia unas medidas que desde el primer momento lucen destinadas al fracaso. Por ejemplo, en octubre de 2013 creó el Viceministerio para la Suprema Felicidad del Pueblo, que entre sus funciones tiene “atender y orientar” a los ciudadanos que buscan ayuda en áreas como “salud, discapacidad, asesoría legal, asignación de becas, ayudas por abandono, desalojo o cualquier otro ámbito de sus competencias”. Este despacho forma parte de los más de 100 viceministerios que se distribuyen en los 30 ministerios que componen un Ejecutivo atrapado por la burocracia.
En los últimos años el descontento de la población contra el mandato del chavismo ha crecido, tal como lo demostraron los resultados de las pasadas elecciones parlamentarias, que dieron una importante mayoría a la oposición.
Según la más reciente encuesta de la firma Keller y Asociados, el 80% de la población considera “catastrófica” la gestión de Maduro y el 92% de los entrevistados considera que “las cosas en general van muy mal”. La felicidad suprema no abunda en la Venezuela de estos días.
Maduro también anunció un plan para “impulsar la agricultura urbana” y así hacer frente a la escasez de alimentos que vive el país. El jefe de Estado propuso a principios de 2016 la creación de huertos en las azoteas de los edificios para sembrar hortalizas y frutas para “articular una poderosa red de distribución”.
Fedeagro, que agrupa a los productores del campo, ha dicho que la producción en el sector ha caído en 70% en los últimos cinco años a causa de los controles de precios impuestos por el Gobierno. Antonio Pestana, presidente de esta federación, ha asegurado que es un error gubernamental dar a entender que la agricultura urbana va a sustituir a la agricultura tradicional. “Los mensajes no han sido claros y por eso ha sido motivo de burla”, dijo al semanario venezolano La Razón.