El próximo atentado en Israel está en camino
El ataque en Jerusalén no nos cogió por sorpresa, porque la violencia genera violencia y la ocupación engendra atentados. Quienes sienten afecto hacia Israel, deben ser los primeros en presionar.
El atentado perpetrado el lunes en Jerusalén, cuando una bomba explotó en el autobús de la línea 12 dejando un saldo de 20 heridos, no ha sido una sorpresa para ninguno de nosotros, aunque estos ataques nos cojen siempre desprevenidos. Era de esperar, ya que la violencia genera violencia y la ocupación engendra atentados. No hace falta ser un sofisticado politólogo para entender que en tanto el proceso de paz este estancado mucha, sangre correrá en esta región y el próximo atentado es sólo cuestión de tiempo. El mundo occidental se apresuró a condenar el ataque, pero simultáneamente se olvidó, de criticar la política israelí que produjo el impasse en las negociaciones. Esa congelación es la razón de toda esta ola de violencia.
Efectivamente, atentados dirigidos a la población civil son por definición un acto de terrorismo injustificable. Pero no debemos olvidar que hay terrorismo de organizaciones y hay terrorismo de Estado, cuyas consecuencias no son menos devastadoras. El problema comienza y termina en la negativa israelí de devolver a los palestinos los territorios conquistados en junio del 67.
Se cumplen ya 50 años de la ocupación, y todo aquel que haya estudiado un poco de historia sabe que no hay pueblo oprimido que acepte vivir humillado toda la vida y tarde o temprano se rebelará. La historia del siglo XX nos ha enseñado con creces que el colonialismo es una aberración y está destinado a fracasar. Pero aquello que es tan obvio para toda persona sensata, no lo es para el Gobierno israelí, el cual está convencido que puede mantener esta situación hasta la eternidad.
El pretexto de turno aduce que devolver los territorios ocupados es abrirle las puertas al extremismo islámico, argumento que Europa compra con complacencia
Esta postura tiene sus orígenes en posturas místicas y religiosas, pero últimamente Israel esgrime motivos geopolíticos, a sabiendas de que serán más digeribles para la opinión pública europea, y para ello, el ISIS [siglas en inglés para el grupo terrorista Estado Islámico] le viene como anillo al dedo. El pretexto de turno aduce que devolver los territorios ocupados a Abu Mazen es abrirle las puertas al extremismo islámico, con Hamas a la cabeza, el cual se alineó del lado de las fuerzas islámicas más retrógradas de la región.
Europa compra este tipo de argumentos con complacencia desde que comenzó a sufrir en carne propia los ataques de los terroristas islamistas. Por cierto, no podemos ser ingenuos y debemos reconocer que el riesgo que extremistas islámicos se apoderen de la región está siempre latente. Pero hay formas de evitarlo.
Si Israel conjuntamente con el mundo occidental, reforzara a Abu Mazen y a la gente de Al Fatah, la posibilidad de que Hamas tome el gobierno sería ínfima. Israel puede hacer mucho para que las fuerzas progresistas en Palestina vuelvan a ser respetadas y neutralizar de esa manera a las fuerzas islamistas que se alimentan de la intransigencia israelí.
Quienes sienten afecto hacia Israel, deben ser los primeros en presionar
Liberar a los prisioneros palestinos incluyendo a Marwan Bargutty, levantar los checkpoints, congelar la construcción de asentamientos, es una de las estrategias destinadas a reforzar a Abu Mazen, y es por sobre todo interés israelí, ya que si él cae, difícilmente Israel tendrá un partner tan moderado y pragmático como él.
Barbara Tuchman escribió un famoso libro titulado "La marcha de los tontos", en el que relata el caso de naciones, desde Troya hasta Estados Unidos en Vietnam, que a lo largo de la historia actuaron contra sus propios intereses. Israel es un típico caso de país que mantiene una política que atenta contra su interés más básico: la seguridad nacional.
El próximo atentado está en camino, porque no hay pueblo que acepte vivir ocupado indefinidamnete. Israel podría controlar la situación durante determinadas épocas, pero esto no es mas que un espejismo; la próxima intifada es inevitable.
Necesitamos presión internacional para salir del pantano, y aquellos que sienten afecto hacia Israel, deben ser los primeros en presionar, ya que si la ocupación continúa, Israel terminará como todos aquellas potencias colonialistas que se desangraron hasta que se dieron cuenta de que el imperialismo no tiene futuro.
**Meir Margalit es exconcejal de Jerusalén por el partido progresista Meretz y actualmente investigador en el think tank israelí Van Leer Institute además de director del Centre for Advancement of Peace Initiatives (Centro para el Avance de Iniciativas Pacíficas), ONG miembro de la red de la Fundación Anna Lindh.