"Volví a nacer", relata José Garzón, un superviviente del terremoto en la ciudad costera de Manta. `Me sacaron de entre los escombros después de unas horas de agonía’. Su mujer y su hija corrieron peor suerte, las rescataron sin vida al día siguiente del seísmo.
"Lo he perdido todo, mi familia, mi casa, es muy duro…no se que hacer", sentenciaba conmocionado.
En esta ciudad que alberga el principal puerto marítimo de Ecuador situada en la provincia de Manabí, la mayor parte de los destrozos son de negocios y locales comerciales en el casco antiguo. Durante estos días se han producido robos y auténticos saqueos en las tiendas y viviendas afectadas. ‘Me robaron en la ferretería en dos ocasiones, el día del terremoto y después’, relata la joven Amanda Cuenca.
Aunque hay policías y militares por las calles e incluso seguridad privada contratada en algunos centros comerciales, lo cierto es que persiste la inseguridad y lamentablemente en situaciones tan criticas como la que se vive, no todo es solidaridad. Es habitual ver a los comerciantes custodiando su propios locales, sentados a la puerta de sus tiendas.
La capital de Manabí, Portoviejo, también es foco de la tragedia y lugar donde quedaron destruidas muchas viviendas particulares y edificios como el Banco Comercial de la región.
La ayuda va llegando poco a poco a esta localidad, pero algunos vecinos se quejan de la mala distribución de los víveres y denuncian escasez de recursos básicos. "Aquí estamos sin nada, se derrumbó mi casa y mi negocio de la planta baja. Estamos sin luz y sin agua y no llega la ayuda", denuncia Ruth Quevedo, de 49 años.
Las labores de rescate continúan
Los equipos de rescate especiales, voluntarios y bomberos acuden a prestar su ayuda desde todos los puntos de Ecuador y de países vecinos.
José Alvarado, bombero en Portoviejo, explicaba como llevan días sin descanso para agilizar en la búsqueda de los cuerpos. "Contamos con la ayuda de efectivos internacionales", detalla. Es el caso de un grupo especial venido de El Salvador con amplia experiencia en catástrofes de esta índole como el terremoto de Haití o el de El Salvador en 2001. También expertos de Chile o Colombia que prestan unos aparatos especiales para detectar posibles supervivientes desde la superficie. ‘Ahora ya no hay esperanza de encontrar cuerpos con vida, a medida que pasan los días; ya parece impensable, pero estamos trabajando sin parar para rescatar a las personas que aun están desaparecidas’.
Pedernales, epicentro de la tragedia
La turística localidad de Pedernales, hasta el momento lugar de playa y recreo, se ha convertido en un mar de escombros. El 90 por ciento de las viviendas ahí se quedaron absolutamente demolidas por el seísmo. Familias enteras destrozadas, desabastecimiento, problemas de higiene...
Son fuertes los olores que se desprenden y se propagan por todo el pueblo por lo que es necesario utilizar mascarillas y guantes esterilizados. En esta localidad se habilitó el campo de fútbol municipal como centro de ayuda e información para los afectados y como establecimiento también para los medios de comunicación. Otra parte del recinto está destinada al almacenamiento de cadáveres con disposición de cientos de ataúdes ya preparados. Los familiares de los desaparecidos se agolpan para conocer los últimos datos disponibles y poder identificar a sus seres queridos. Realmente desesperante y desolador.
También en Pedernales, al igual que en otras zonas afectadas, se han levantado campamentos improvisados para acoger a los damnificados. En esa labor son protagonistas muchos colaboradores de la Cruz Roja, entre los que se encuentran voluntarios españoles.
Ayuda humanitaria
Caravanas de coches y camiones cargados de víveres y especialmente de agua potable, tan necesaria en estos momentos, se agolpan a la entrada de las zonas desabastecidas. En ocasiones debido a las dificultades en las vías aledañas se ocasionan horas de atascos. Son frecuentes los derrumbes en la carretera ya que aún se producen pequeños temblores cada día que hacen que se desmorone lo ya reparado.
La ayuda humanitaria se esta notando en los principales núcleos de población afectados pero aún quedan muchos pequeños pueblos como Miraflores o Rocafuerte que denuncian el olvido por parte de las autoridades y organizaciones solidarias.
En Manta ya se ha restablecido el agua y en ciertas zonas el suministro eléctrico y poco a poco se va retomando en varios puntos de la provincia de Manabí.
La actuación de las autoridades
El presidente de la República de Ecuador, Rafael Correa, visitó junto con su equipo de gobierno las zonas más castigadas por este terremoto.
Correa cuantificó en tres mil millones de dólares el costo necesario para la reconstrucción del país. Anunció que pedirá líneas de financiación al Banco Mundial y al Banco Iberoamericano de Desarrollo.
Por su parte el alcalde de Quito, Mauricio Rodas, ha enviado ya 450 toneladas de ayuda humanitaria a la costa y ha puesto en marcha centros de acopio en la capital.
Miembros del gobierno y de la oposición coinciden en que hay que estar unidos frente a esta desgracia, sin atender a consignas o intereses políticos en un momento como este.
Varios líderes internacionales también han prestado su apoyo a Ecuador, es el caso de España o Estados Unidos, cuyo presidente Obama anunció el envío de 10 toneladas de ayuda humanitaria a Manta entre otras colaboraciones. También Venezuela, Bolivia, Perú o Cuba, ésta especialmente con médicos, están en el terreno.
El terremoto del pasado 15 de abril que continúa registrando réplicas diarias, -la más grave ayer de madrugada de casi seis grados en la escala Ritcher- , afectó además de las provincias costeras de Manabí, Esmeraldas y Guayas (Guayaquil), a otras de interior como Los Ríos, Santo Domingo de los Tsáchilas y Pichincha (Quito). Hasta el momento son 570 los fallecidos en esta catástrofe.