“Putin es un mentiroso y no puede ser honesto ni consigo mismo”
El dirigente opositor ruso habla sobre la guerra en Siria, el conflicto de Ucrania y el futuro de su país.
30 abril, 2016 23:57Noticias relacionadas
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El ruso Ilya Yashin lleva más de una década en la oposición al presidente de su país, Vladímir Putin. Empezó haciendo activismo contra la guerra de Chechenia. Hoy es uno de los dirigentes del partido liberal RPR-PARNAS.
Cuando su compañero de partido Borís Nemstov murió a tiros junto al Kremlin el año pasado, Yashin decidió completar un informe del líder difunto que asegura que soldados rusos lucharon en secreto en Ucrania. Esta semana, ha visitado Madrid para presentar un nuevo informe sobre el líder checheno Ramzan Kadyrov, a quien considera una “amenaza para la seguridad nacional”.
EL ESPAÑOL se ha sentado a hablar con Yashin durante su visita a España.
Usted argumenta que la guerra en Ucrania reforzó el poder de Putin en un momento de baja popularidad para el presidente. A su ver, ¿la intervención de Rusia en Siria pretendía servir el mismo propósito?
No, creo que persiguen objetivos distintos. La guerra en Ucrania ayudó a Putin a movilizar movimientos patrióticos en Rusia para hacer su régimen político personal más fuerte. Pero Siria no [se hizo] de cara a la sociedad rusa, fue por Estados Unidos, sobre todo.
El objetivo era cambiar la agenda geopolítica en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. “Vamos, dejad de hablar de sanciones, tenemos un enemigo común -el Estado Islámico-, hablemos sobre cómo combatirlo y olvidémonos de Crimea, Ucrania y otros problemas en nuestras relaciones”. Ése era el propósito: crear una nueva agenda y un nuevo espacio para el diálogo.
Pero no funcionó. El problema es que Putin no fue honesto con Estados Unidos. Él decía que atacaba a terroristas, pero en realidad ayudó al régimen de [Bashar al] Asad. Putin es un mentiroso y no puede ser honesto ni consigo mismo. De hecho, hizo el problema más grande. Al final, tuvo problemas con Turquía, con Estados Unidos por culpa de Asad… Y fue una apuesta. No había un plan.
¿Y cómo reaccionó la sociedad rusa a la intervención en Siria?
Justo antes de la guerra, hubo encuestas para conocer la actitud de la gente. No recuerdo el [porcentaje] correcto, pero era algo como el 70% estaba en contra de enviar a nuestro Ejército a Siria. Pero comenzó la guerra, empezaron a hablar de ella en la televisión, iniciaron la propaganda y en dos semanas la situación cambió. El 70% estaba a favor.
La opinión pública rusa depende mucho de la propaganda, sobre todo, en cuestiones de guerra.
Siria fue una apuesta. No había un plan.
¿Opina usted que es gracias a la propaganda que Putin se mantiene en el poder?
Durante mucho tiempo, el mecanismo clave para fortalecer el régimen era un contrato social entre Putin y la gente. “Os doy dinero, os doy mejores oportunidades para vivir y vosotros me dais vuestros derechos civiles y políticos”.
Ahora no funciona tan bien como antes. Y ahora Putin necesita mensajes nuevos y está intentado hacer más fuerte al régimen a través de la movilización patriótica. “Estamos en contra del imperialismo estadounidense, estamos en contra de asuntos de Occidente como que en Europa los hombres se casen, somos pro-Estados eslavos, estamos a favor de los valores tradicionales, debemos mantenernos fuertes y apoyar a Putin porque es el único en el mundo que puede decirle las cosas a los estadounidenses...”
La gente se come esta propaganda porque es un periodo muy específico en la historia rusa. Los politólogos lo llaman síndrome posimperialista. Es como cuando el médico te corta la mano y tú la sigues sintiendo. Es parecido al sentimiento imperialista en Rusia. Ya no tenemos imperio, pero aún lo notamos y Putin utiliza este sentimiento. Y es por eso que la popularidad de Putin subió en los últimos dos años.
Usted forma parte de la oposición. ¿Alguna vez ha sentido miedo por ese hecho?
Estamos bajo presión, desde luego. Todo el mundo que critique a Putin, a Kadyrov en público está en el grupo de riesgo. El líder de mi partido es un ex primer ministro y los servicios secretos pusieron una cámara de vigilancia en su piso y lo grabaron con una mujer que no era su esposa. Lo pusieron en la televisión federal.
Otro líder de mi partido, Borís Nemtsov, fue asesinado hace un año en el centro de Moscú. Otro líder de mi partido afronta cinco procesos criminales. Mucha gente ha dejado Rusia por procesos criminales, por presión, etc. Y yo entiendo que estoy en ese grupo de riesgo también por Putin y por Kadyrov, especialmente.
Es una cuestión de decisiones vitales. Si no estás preparado para estar bajo presión, no deberías irte a la oposición.
¿Y qué le llevó a oponerse al Gobierno?
En primer lugar, entré en la oposición hace mucho tiempo en el 2000, el año en que Putin se convirtió en presidente. Yo era un estudiante de 17 años. Fue por la guerra en Chechenia que Putin empezó. Era un activista en un grupo antimilitarista... Y alguien debe hacer esto.
Y ahora para mí es muy personal tras el asesinato de Nemstov. Y yo entiendo que si nos vamos, Putin lo tendrá todo.
Cuando su amigo Nemstov murió, ¿qué pensó usted? ¿Contempló dejar la oposición?
Sólo por un segundo. Por supuesto, mis amigos y yo teníamos miedo. Pero el siguiente sentimiento fue “no me iré nunca”, por él. Porque si nos fuéramos, su muerte no tendría sentido. Y es por eso que terminé su trabajo sobre [el informe del papel de Rusia en la guerra de] Ucrania. Es por eso por lo que continúo trabajando.
Si no estás preparado para estar bajo presión, no deberías irte a la oposición.
Usted como opositor, ¿cuál considera que es la mejor manera de echar a Putin del poder?
Creo que finalmente tendremos elecciones libres. El escenario que yo prefiero es una mesa redonda, como en Polonia. Por ejemplo, tendríamos una mesa redonda con la oposición política, activistas por los derechos civiles y el establishment de Putin. Y les podríamos dar garantías de amnistía y ellos nos darían el poder para organizar elecciones libres. Ésa es la mejor vía para Rusia, porque es una vía sin sangre. Es una transformación de dictadura a democracia sin sangre. Y creo que es nuestra misión encontrar la vía pacífica.
¿Piensa que lo que plantea sería posible en el futuro cercano?
No lo sé. ¿Recuerda el régimen de Ceaucescu [en Rumanía]? Dos semanas antes de su muerte tenía un 93% de apoyo en su país. En una dictadura eso no significa nada. Algo malo puede venir de manera inmediata. Y Putin lo entiende muy bien. Es por eso que creó una guardia nacional y nuevas leyes.
¿Y qué va a hacer Rusia ahora respecto a Ucrania?
[Putin] está muy interesado en mantener la situación en Donbass como mecanismo de presión a Ucrania y los países occidentales. No quiere una nueva guerra; no quiere la paz. Él simplemente está interesado en esta situación. Él controla parte de Ucrania y lo usa para dañar la estabilidad de Ucrania, contra los países occidentales. Lo convierte en un actor clave en la región.
Putin puede decir que no hay tropas rusas en Ucrania. Pero cuando los líderes europeos van a Minsk para hablar sobre la paz, Putin representa a los separatistas. Es dinero ruso, militares rusos e influencia rusa.
El resultado de los acuerdos de Minsk es que la guerra cesó. Es el único resultado y es bueno, en verdad. Pero si miras los detalles del acuerdo, no funciona. Es malo para [Petró] Poroshenko, por un lado, y para Putin, por el otro, porque Estados Unidos puede usarlo para extender las sanciones.
[Putin] está muy interesado en mantener la situación en Donbass como mecanismo de presión a Ucrania y los países occidentales
Si su partido asumiera el poder, ¿qué sería lo primero que haría?
Lo primero sería la amnistía para los presos políticos, porque son más de 100 hoy día en Rusia. Segundo, investigaciones anticorrupción. Y el tercer paso serían reformas políticas para crear las instituciones de democracia que Putin destruyó. Por ejemplo, dar al Parlamento el poder para designar al Gobierno.
Rusia celebra elecciones legislativas en unos meses ¿Qué piensa que ocurrirá?
Nada. Puede que lo usen como mecanismo para evitar protestas en la calle. Rusia Unida [el partido gobernante] bajará un poco, pero Putin subirá en las elecciones presidenciales. Si graban al líder de un partido de oposición en su apartamento privado y lo enseñan en la televisión nacional, no son unas elecciones libres. Si el líder más popular de la oposición no puede participar en las elecciones, no son libres.