Donald Trump se acerca cada vez más a su objetivo de cambiar la oficina en su torre homónima en Nueva York por el Despacho Oval de la Casa Blanca. Pero la idea de que el presidente de Trump Organization dirija Estados Unidos surgió por primera vez tres décadas atrás lejos de la Gran Manzana, en New Hampshire, y desde entonces el multimillonario ha jugueteado con ella en numerosas ocasiones hasta que el año pasado se materializó en una candidatura.
La ocurrencia vino de un activista republicano del estado norteño, Mike Dunbar, quien en el verano de 1987 lanzó la campaña “Reclutar a Trump” para conseguir que el magnate inmobiliario se enfrentara a George Bush por la nominación del Partido Republicano.
“He pensado que en cuestiones como el déficit Trump tiene muy buenas calificaciones”, aseguró Dunbar entonces a Associated Press. “Todos los proyectos en que se ha embarcado los ha realizado por debajo del presupuesto marcado y antes de lo previsto. Si tuviéramos a un tipo así dirigiendo el país (…), creo que podríamos lograr verdaderos progresos en los problemas financieros que tiene el país”.
Coqueteando con la idea, el multimillonario publicó anuncios en grandes cabeceras del país bajo la apariencia de cartas abiertas “criticando al establishment político” por “mimar” a Japón y los países de la OPEP, recuerda Time. Esta visión política va en línea con lo que Trump defiende hoy día como candidato de facto del Partido Republicano a las elecciones presidenciales.
En otoño de 1997, por invitación de Dunbar, el polémico magnate visitó Portsmouth, en New Hampshire, para dar un discurso. Ante una audiencia de varios cientos de personas, Trump reveló que no se presentaría a la Casa Blanca -para decepción de los presentes- para luego proceder con un mitin al estilo de los que ha venido haciendo en su campaña de 2016, recoge Politico. Cargó contra la clase política, Irán y pronosticó una “catástrofe” en EEUU, informa el medio nortamericano. Más adelante, Trump diría a Boston.com que la iniciativa de Dunbar probablemente fue lo que “plantó la semilla” de la ambición de convertirse algún día en presidente de Estados Unidos.
Tras el esfuerzo fallido -en lo que a efectos inmediatos se refiere- de Dunbar, Trump dejó de lado el juego político durante una década. Pero en 1998, apareció en el plató del programa de Oprah Winfrey donde aseguró que como presidente haría pagar a los aliados de Estados Unidos por la defensa que Washington les proporciona y protegería el mercado interior de potencias extranjeras -propuestas que hoy día mantiene. “Esto me suena a charla política y presidencial”, le inquirió Winfrey. “Sé que gente te ha hablado sobre si quieres presentarte o no, ¿pero lo harías alguna vez?”. Trump respondió: “probablemente no (….) pero nunca me gustaría descartarlo del todo porque estoy muy cansado de ver lo que le pasa a este país”.
Ya en la antesala del nuevo milenio, el excéntrico multimillonario volvió a flirtear con la presidencia, esta vez más en serio. Pero no barajaba presentarse por el Partido Republicano, como ha hecho en esta ocasión. De hecho, abandonó el Grand Old Party (GOP) a finales de 1999 alegando que los republicanos “están simplemente demasiado locos”, como explicó entonces a NBC News.
Trump dejó la formación roja para unirse al Partido de la Reforma -que en Nueva York toma el nombre de Partido de la Independencia- y estableció un comité para explorar la posibilidad de presentarse a las elecciones a jefe de Estado. El magnate afirmó estar dispuesto a usar su fortuna para salir electo, relata Harvard Political Review, y guiar al país hacia el éxito. “Washington está bloqueado y no se está haciendo nada (…) Creo que se necesitará a alguien fuera de la política para romper el atasco”, dijo el empresario en declaraciones recogidas por la revista estadounidense.
¿Y quién sería su 'número dos' en la pugna presidencial? El dueño del emporio Trump sugirió que Winfrey y él harían un buen tándem. “Oprah siempre sería mi primera elección”, dijo a CNN. Pero la propuesta no acabó de cuajar.
En febrero del 2000, Trump decidió acabar con lo que el New York Times describió como “extravagante y breve exploración de una candidatura” a la presidencia. En un comunicado, Trump explicó que, aunque podía hacerse con la nominación del Partido Reformista de quererlo, “el pronóstico de denuncias divisivas, peleas continuadas y fratricidio generalizado” en el seno de la formación harían imposible que el paladín de ésta ganara las elecciones.
Trump tenía malas relaciones con el famoso conservador Pat Buchanan, que buscaba la nominación reformista, y llegó a llamarlo “amante de Hitler”. También criticó, como recoge el rotativo neoyorquino, a David Duke, ex 'Gran Mago' del Ku Klux Klan. Cuando este año Duke pidió el voto por Trump, él dijo, sin embargo, que “no sé nada de David Duke”, lo que causó controversia en la sociedad estadounidense.
La prensa norteamericana informa de que en 2004 Trump contempló de nuevo la posibilidad de lanzar una campaña presidencial, pero no lo hizo. En 2011, un sondeo de Gallup mostró a Trump liderando en intención de voto en el bando republicano con un 16%, empatado con el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee y por delante incluso de Mitt Romney, quien finalmente fue el elegido de la formación roja para enfrentarse al ahora presidente saliente, Barack Obama. Ante su buena acogida entre las bases, arremetió contra el presidente exigiéndole que enseñase su certificado de nacimiento para probar que había llegado al mundo en suelo estadounidense.
Pero una vez más, el magnate se echó hacia atrás y anunció que no seguiría adelante. “Después de considerable deliberación y reflexión, he decidido no perseguir la presidencia”, dijo en un comunicado recogido por CNN. “Mi negocio es mi mayor pasión y no estoy preparado para dejar el sector privado”. Finalmente, pidió el voto por Romney en un evento en Las Vegas. “Hay algunas cosas que simplemente no te imaginas que pasarán en tu vida”, dijo el entonces candidato republicano. Romney, sin embargo, se ha rebelado este año contra su antiguo valedor diciendo que éste es “un fraude” y que toma el pelo a los estadounidenses.
En 2014, un año antes de anunciar formal -y finalmente- su candidatura, aseguró ante el Economic Club de Washington que estaba pensándoselo. “Mucha gente piensa que me divierto y disfruto con el proceso [de plantearme competir por la Casa Blanca], pero el país tiene verdaderos problemas y lo estoy pensando seriamente”, aseveró.
El gran anuncio llegó por fin en junio del año pasado. Trump convocó a la prensa para desencadenar, primero, la burla de muchos y, ahora, la preocupación de otros tantos con una frase: “Damas y caballeros, me presento oficialmente a presidente de los Estados Unidos y vamos a hacer este país grande de nuevo”.