“[La crisis de refugiados] no es una historia nueva para nosotros”, afirma Pascale Warda (Duhok, 1961), exministra iraquí de Inmigración y Refugiados. “Esto ha pasado muchas veces, desafortunadamente”.
Warda es cristiana asiria. Su grupo étnico, asegura, ha sufrido “genocidios” en el país. A lo largo de su vida, Warda y su familia se han visto obligados a abandonar el hogar en repetidas ocasiones -de hecho, sus familiares fueron refugiados en Turquía. Afirma que Sadam Husein arremetió contra su colectivo con armas químicas. Pero, para la exministra, la actitud de la organización terrorista Estado Islámico hacia las minorías es todavía peor. “El Estado Islámico ha desplazado completamente a todos los cristianos de sus pueblos originales”, dice.
EL ESPAÑOL la ha entrevistado este miércoles durante una visita a Madrid en la que presentó el libro sobre su vida Una rosa en Irak (Ediciones Teconté) en compañía de su autora, la periodista valenciana Ana Gil. Este mismo día, una serie de atentados reivindicados por el Estado Islámico ha dejado cerca de un centenar de muertos en Bagdad.
Warda, que integró el Gobierno interino conformado tras la intervención estadounidense, asegura que su país es cada vez más incapaz de buscar soluciones por su cuenta, ya que la clase política sólo se preocupa de mantenerse en el poder y no existe cohesión entre las autoridades y las fuerzas de seguridad. “Nadie trabaja para la población de Irak; todos trabajan para sí mismos”. Afirma que las reivindicaciones de la gente de a pie son interpretadas por el poder político como ataques contra el Estado.
La exministra asegura que las autoridades de su país fueron informadas del auge del Estado Islámico antes de que éste estableciera su “califato” y, sin embargo, no intervinieron. “Recuerdo que antes de la proclamación del Estado Islámico recibimos informaciones de ONG de que en el desierto de Sinyar se está entrenando gente extraña para matar”, narra. “Aquí hay una cuestión de complicidad, de participación. Cuando recibes una información [así] tienes que hacer algo”.
Preguntada acerca del nacimiento del Estado Islámico, Warda responde que el sistema del califato “es el sistema con el que sueñan muchos musulmanes”. “Piensan que ésta es la solución -falsa- para resolver sus problemas”, dice. Repreguntada acerca de los numerosos musulmanes que critican las prácticas del grupo terrorista, la extitular de Inmigración clarifica: “Por supuesto, todos aquellos que entienden que como seres humanos en este mundo deben seguir la misma vía de desarrollo que otros”.
Pero “esto no es realmente algo local; creo que todos saben que el Estado Islámico es un programa que procede de fuera, incluso, del mundo musulmán”, afirma. “Es un programa preparado para que sea así”.
Warda apunta a la responsabilidad de Turquía e incluso las naciones de la Unión Europea por permitir la entrada de terroristas yihdistas a su territorio. “Es una cuestión de esta mezcla de Daesh como herramienta, como fantasma, y los que están facilitándolo”, asevera. “No me diga que Turquía no fue la que facilitó la entrada de esos criminales a Siria e Irak por nuestras fronteras y no me diga que esos países europeos no sabían que esos eran criminales que venían a matar. Por favor, no nos lo creeremos, como iraquíes, como víctimas”.
Pese al peligro de vivir en Irak, Warda defiende quedarse. Esa fue su política al frente del Ministerio de Inmigración y Refugiados, desde donde ayudó a familias a regresar y a vivir en su país de origen. Ahora pilota la Organización Hammurabi de Derechos Humanos.
Para arreglar la situación de crisis en que se encuentra el país, Warda exige que los políticos tradicionales dejen paso a nuevas caras y pide apoyo externo. Por ejemplo, la exministra está a favor de los ataques aéreos contra el autodenominado Estado Islámico. Acerca de la retirada de las tropas estadounidenses del país, Warda considera que fue “un gran error por parte de los iraquíes”. “Cuando los estadounidenses se fueron, [las autoridades locales] no estaban haciendo nada, esperaban a que otros hicieran cosas, pero los estadounidenses ya no estaban”.