El primer ministro francés, Manuel Valls, decidió este martes hacer uso del artículo 49.3 , que le permite implantar la reforma laboral, conocida como El Khomri, sin necesidad de contar con los votos necesarios en la Cámara. Valls justificaba este movimiento político aludiendo a la necesidad que el país tiene de avanzar. “La reforma debe desembocar en algo ya”, aseguraba ante los diputados.
Hasta 30 miembros del propio Partido Socialista intentaron en un acto de rebeldía reunir sin éxito las 58 firmas necesarias para presentar una moción de censura de izquierdas. Se quedaron a las puertas: a falta de dos voces, los socialistas bautizados como “contestatarios” no lograron su objetivo.
LOS SOCIALISTAS REBELDES DAN LA CALLADA POR RESPUESTA
En cambio, la unión entre el centro y la derecha francesa sí consiguió, con 190 firmas responder al decretazo de Valls con una moción de censura, que este jueves han defendido en una Asamblea Nacional prácticamente vacía el presidente del grupo Los Republicanos (heredero de la UMP de Nicolas Sarkozy) Christian Jacob y el presidente del partido la Unión de Demócratas Independientes (UDI). Cuando ha llegado el momento de abordar la moción de censura, los diputados socialistas (incluidos los que están en desacuerdo con la norma), han abandonado sus escaños.
Es preciso recordar que, a diferencia de lo que sucede con el voto de una ley ordinaria, ante una moción de censura es imperativo lograr mayoría entre los diputados inscritos en la Asamblea, y no sólo de los que optan por participar en el momento de la votación. Además, sólo pueden participar en el escrutinio los diputados favorables a la moción de censura.
En las calles de París, cerca de 12.000 manifestantes según las fuerzas del orden (50.000 según CGT) recordaban por enésima vez su rechazo a esta norma y al decretazo al que ha recurrido el Ejecutivo para lograr aprobarla.
Para conseguir revocar este polémico decreto, al menos 288 diputados deberían haber votado a favor de la moción de censura presentada por el centro derecha, (que hubiese conllevado la destitución del actual Gobierno), un escenario que se antojaba improbable al conocer la postura de esa treintena de socialistas ‘contestatarios’, contrarios también al voto de una moción cuya motivación para bloquear la norma era la opuesta a la suya. Finalmente han votado a favor de la moción de censura 246 diputados.
De haber logrado las firmas necesarias, la moción de censura de izquierdas condenaba una norma demasiado liberal, mientras que Los Republicanos y UDI no han escondido su descontento ante el estado actual de la Ley El-Khomri, que consideran ya “vacía de contenido” tras las modificaciones que el Gobierno de Hollande ha aplicado en busca de consenso con las numerosas manifestaciones que han invadido las calles francesas en los últimos meses.
La derecha francesa se mostraba menos escéptica ante la primera versión de la ley El-Khomri presentada en Consejo de Ministros en el mes de febrero. Se trataba de un conjunto de medidas más liberales, algunas de las cuales han ido desapareciendo como consecuencia de la presión social, o modificándose tras estudiar todas las enmiendas recibidas por el resto de partidos políticos.
El aumento de la jornada laboral legal, la disminución de la indemnización por despido improcedente, la reducción del complemento salarial por horas extra o la posibilidad de que las empresas lleven a cabo ERE sin deber justificar sus pérdidas son sólo algunas de las medidas recogidas en esta reforma y que este jueves han sido adoptadas sin diálogo parlamentario a través del artículo 49.3. La Ley El-Khomri también ofrece al empresario la posibilidad de hacer trabajar al empleado un máximo de 12 horas al día (en lugar de 10 horas) si existen motivos ligados a la organización de la empresa.
EL FUTURO DE LOS SOCIALISTAS ‘CONTESTATARIOS’
No haber logrado las firmas necesarias para presentar una moción de censura de izquierdas ha salvado a esta treintena de socialistas de la expulsión inmediata, aunque las primeras declaraciones en el seno del partido del presidente François Hollande sí dan a entender la existencia de futuras sanciones.
En Europe 1, Stéphane Le Foll, portavoz del Gobierno, aseguraba que “lo lógico” sería que estas voces discordantes abandonaran la formación por su propio pie. “El hecho de estar dentro del Partido Socialista les garantiza bastantes posibilidades de ser miembros electos”, ha asegurado. “No se puede recusar al PS y a su Gobierno, y al mismo tiempo estar en situación de poder ser elegido con esta etiqueta”, ha lanzado. Entre las firmas de este intento de moción de censura, se encontraban los exministros Benoît Hamon, Aurélie Filippetti o Cécile Duflot.