“La emergencia no ha terminado”, advierte Cruz Roja de Ecuador en su llamada para seguir recibiendo ayudas monetarias y de voluntariado. El terremoto de 7,8 grados de magnitud en la escala de Richter del pasado 16 de abril dejó 660 víctimas mortales, a la que se suman aún un mes después 23 personas desaparecidas. Los afectados en la costa norte que resultó sacudida por el sismo ascienden a decenas de miles y éstas son sus circunstancias:
73.000 personas continúan desplazadas de sus hogares un mes después del sismo, según la ONG Alianza por la Solidaridad. Algo más de 33.000 de ellas están registradas oficialmente como damnificados y viven en albergues oficiales. Quienes están acogidos en estos refugios reciben asistencia básica y apoyo psicológico y médico, indica Unicef, al tiempo que lamenta que “miles de personas vivan en refugios informales sin servicios básicos”. Alianza denuncia que a esos “numerosos” albergues informales “no llega ningún tipo de ayuda humanitaria”. En algunos de ellos ni siquiera hay letrinas.
Distintas organizaciones han mostrado su preocupación por la vulnerabilidad de las mujeres en sus alojamientos temporales. “En algunos casos se ha colocado a dos familias compartiendo la misma tienda, sin seguir criterios de cercanía o confianza. Los albergues no tienen medidas adecuadas de seguridad y en algunos casos nos han informado de casos de abusos sexuales”, ha comentado María Salvador, experta de Alianzaen género y acción humanitaria que acaba de regresar de la zona más afectada por el seísmo.
“Sabemos, por experiencias previas, que cuando ocurre un desastre las situaciones de violencia y abuso se incrementan, especialmente en los albergues, de ahí que tengamos que prestar especial atención a los temas de protección”, ha advertido la directora de la ONG Plan Internacional en Ecuador, Rossana Viteri, según recoge el diario ecuatoriano La Hora.
El presidente Rafael Correa anunció el sábado un amplio programa de vivienda y acogida para los damnificados, recoge EFE. A corto plazo esto les debería permitir alquilar viviendas o ser acogidos en hogares privados por familiares u otras personas. Quienes los acojan recibirán una ayuda de 15 dólares (13,2 euros), mientras que los afectados obtendrán 100 dólares al mes financiados por el Programa Mundial de Alimentos durante tres meses. A medio plazo, se planean bonificaciones para construir nuevas casas.
33 centros de salud quedaron afectados; la mitad están inoperativos. Mientras tanto, nacen 100 niños cada día en las provincias más afectadas por el terremoto, Esmeraldas y Manamí. Uno de cada cinco niños sufren diarrea y desnutrición crónica.
120.000 niños se han quedado sin escuela y Unicef llama a la habilitación “urgente” de espacios temporales donde puedan ir a clase. Son los alumnos de 280 centros educativos que quedaron “gravemente afectadas” por el terremoto, aunque la cifra total de centros educativos afectados asciende a 560, según la organización de Naciones Unidas de ayuda a la infancia.
10.924 edificios destruidos por completo o con daños, según datos de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos recogidos por el diario local El Universo. “Muchas familias continúan en edificaciones con peligro de derrumbes o se han establecido precariamente en sus hogares para tener acceso a sus enseres y sus animales”, informa Alianza.
Datos para el optimismo
“La respuesta inmediata del Gobierno, ha permitido que el 75% de los niños hayan podido regresar a la escuela”, ha informado Unicef en un comunicado.
Las ONG están colaborando con el Gobierno ecuatoriano en necesidades urgentes como la puesta en marcha de servicios de agua y saneamiento en los refugios para quienes se han quedado sin hogar, asistencia psicológica para los afectados, protocolos sanitarios para problemas como la desnutrición crónica infantil o la prevención del zika y la instalación de infraestructuras temporales para acoger a los alumnos que se han quedado sin colegio.
Alianza por la Solidaridad reconoceque “en las últimas semanas” ha mejorado el abastecimiento de agua a la población afectada, así como el restablecimiento de los accesos y las vías de comunicación principales y de las telecomunicaciones.
Pero Unicef asegura que para poder hacer su trabajo y cubrir las necesidades de 250.000 menores hasta mediados de julio necesita 15 millones de dólares, de los que únicamente ha obtenido el 15%. “Si la comunidad de donantes no aumenta su apoyo, estaremos fallando a miles de niños”, ha advertido Grant Leaity, representante de la organización en Ecuador.