Con la resaca del golpe de Estado frustrado todavía presente, Turquía ha amanecido este domingo contando 51 víctimas mortales y 70 heridos tras un atentado suicida durante una boda en la ciudad de Gaziantep, al este del país.
La masacre fue cometida por un adolescente de 12 a 14 años que "se hizo detonar o al que hicieron detonar" en una calle céntrica de la ciudad donde se celebraba la boda, aseguró hoy ante la prensa Recep Tayyip Erdogan.
El presidente turco, apuntalado en el poder tras la intentona de julio y en plena operación de contragolpe contra los sectores críticos de su Gobierno, no ha dejado pasar la oportunidad de justificar la represión que está llevando a cabo a su Ejecutivo.
"No vamos a comprometer la unidad, convivencia y fraternidad. Este juego canalla que intentan no va a funcionar", ha dicho a través de un comunicado en el que ha condenado el ataque y lo ha atribuido al Estado Islámico -más letal en número de víctimas que el del aeropuerto de Estambul-. El texto del presidente turco también matizaba que “hay que descifrar las intenciones verdaderas tras estas provocaciones”.
Aunque el grupo terrorista no ha reivindicado aún la masacre, el diputado local Mahmut Togrul asegura al 'Guardian' que el Estado Islámico no acostumbra a reclamar la autoría en Turquía. “No ha sido un ataque casual en una boda cualquiera, muchos de los invitados eran seguidores del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), ha subrayado el dirigente político al diario británico.
Un 'nido' del Estado Islámico
Por su violencia, el objetivo elegido y el saldo de víctimas civiles, el atentado recuerda a los cometidos por el Daesh en julio de 2015. Éste tuvo lugar en la población de Suruç contra una asamblea de la izquierda kurda. También remite al ataque en Ankara del pasado octubre, contra una marcha de los sindicatos a favor de la paz en las regiones kurdas.
"Es cierto que últimamente se ha hablado de que Daesh tenía esa estructura o posición en Gaziantep. Desde luego, ahora nuestras fuerzas de seguridad continuarán con un trabajo aún mucho más intenso", admitió el presidente turco.
Un comunicado de su oficina, emitido horas después de la masacre, recordó que en Gaziantep, ciudad de unos 1,8 millones de habitantes a apenas 50 kilómetros de la frontera siria, conviven grupos étnicos turcomanos, kurdos y árabes.
Pero un comunicado del partido de la izquierda prokurda HDP, tercero del Parlamento turco, resaltó hoy mismo las profundas divisiones políticas existentes en esa ciudad, que se ha convertido "con los años en un nido del Dáesh", asevera.
El HDP ha resaltado también que el atentado tuvo lugar en la misma noche en la que la Unión de Comunidades de Kurdistán (KCK) -organización que engloba a movimientos cercanos a la guerrilla kurda- y el PKK anunciaban su disposición a negociar con el Gobierno turco, al igual que había sucedido en Ankara en octubre.