No medió provocación. Ni siquiera contacto alguno. Simplemente les escuchó hablar con acento extranjero. Pasó de largo, agarró una tabla de la pared y se volvió hacia ellos con una sola intención: agredirles. Además, el racista añadió el grito inconfundible de sus ideas: "¡Malditos españoles, hablad en inglés!".
Tomas Gil, de 27 años, estaba charlando con una mujer en una calle de Bournemouth cuando Daniel Way, de 34 años, que así se llama el agresor, le golpeó en la cara con una tabla que previamente había arrancado de la pared.
Una secuencia que fue grabada íntegramente por una camara de seguridad, el único argumento que logró que el agresor confesase la autoría, pues una vez fue detenido por la policía negaba haber sido el agresor.
De hecho, la agresión se produjo el pasado mes de mayo y se ha hecho pública hoy, cuando la justicia inglesa ha condenado al agresor a 12 meses de prisión, a pagarle 800 libras a la víctima y a realizar 150 horas de trabajo social. Daniel Way ha evitado la cárcel, probablemente por la argumentación de su abogado, quien señaló que se encontraba en una mala situación personal tras sufrir una ruptura sentimental que le había llevado a altos consumos de alcohol.
Esta nueva agresión se ha dado a conocer apenas unos días después de que un vídeo se viralizase en todo el mundo. En esas otras imágenes, una mujer, española también, perseguía por el andén del metro de Londres a otro inglés sospechoso de un ataque racista que instantes antes había golpeado a su marido, nacido en Bangladesh.
La ola de ataques racistas ha aumentado desde que Reino Unido votase a favor del brexit. De hecho, según diversos estudios las agresiones contra ciudadanos europeos se han elevado un 500%, lo que ha provocado que hasta el alcalde de Londres, de origen pakistaní, asuma el reto de la seguridad ciudadana como una prioridad: "Es mi responsabilidad defender la fantástica mezcla de diversidad y tolerancia de Londres", advirtió.