Marine Le Pen o Emmanuel Macron. Francia afronta este domingo una decisión crucial: ¿Quién será su próximo presidente durante los próximos cinco años? El candidato de En Marche! llega a la segunda vuelta con la presión de ser el indiscutible favorito. Según todas las encuestas, este funcionario de finanzas de 39 años y exministro de Economía con Hollande tiene todo de cara para llegar al Elíseo y convertirse en el presidente más joven de la historia de la V República.
Del otro lado, la candidata del Frente Nacional llega a la decisiva cita con una intención de voto superior a la que registró su padre en los comicios de 2002, cuando Jacques Chirac consiguió construir un eficaz muro de contención al partido ultraconservador. En aquella ocasión, Jean Marie Le Pen obtuvo un 17% de los votos frente al 82% de Chirac. Uno de los objetivos de Marine Le Pen es romper el nuevo muro que su rival ha intentado levantar.
Quince años después, los últimos sondeos publicados pintan un panorama bien distinto para los protagonistas de este duelo. Según la encuesta de BFMTV efectuada un día después del cara a cara, Macron obtendría un 62% de los sufragios, la líder de la ultraderecha quedaría con un 38% de los votos. Otra encuesta encargada por la radiotelevisión pública, augura un 61,5 % de votos para Macron, una progresión de 2,5 puntos respecto a comienzos de semana. Los institutos demoscópicos también pronostican una participación inferior, de un 68%, diez puntos menos que la registrada en la primera vuelta.
A pesar de la cómoda ventaja de la que ha disfrutado Macron durante toda la carrera, muchos expertos no dan por segura su victoria este domingo. Para Francis Ghilés, investigador senior del think thank CIDOB, el imprevisible papel de la abstención puede “marcar la diferencia” en el recuento.
“Todo puede ocurrir pero será interesante saber cuál será la diferencia final entre ambos candidatos, si Macron logra como mínimo el 60% de los sufragios será una victoria clara”, analiza en conversación con este diario. En cualquier caso, “Francia será difícil de gobernar”, pronostica Ghiles, que cree que el país atraviesa “un estado de guerra civil ideológica” que tuvo uno de sus puntos álgidos en el bronco cara a cara que enfrentó a los aspirantes en el primetime del pasado miércoles.
La solución está en manos de los 45,7 millones de franceses que tienen derecho a voto y que decidirán hoy entre unos candidatos con dos ideas bien distintas para dirigir Francia. Estas elecciones, en las que se ha implicado hasta el expresidente de EEUU, suponen también un nuevo test de estrés para Europa, que observa con atención las opuestas visiones que los candidatos tienen sobre la relación de Francia con la UE. A continuación, analizamos las principales propuestas de Emmanuel Macron y Marine Le Pen para encontrar todas sus diferencias y algunas semejanzas.
Política exterior y relación con Europa
¿Más Europa o peligro de ‘Frexit? La política exterior y, en concreto, la relación con la UE han sido dos de los ejes sobre los que ha girado la campaña por obra y gracia del ultranacionalismo de Marine Le Pen. No en vano, uno de los esloganes del Frente Nacional que más calado histórico han tenido es “Les Français d’abord” (Los franceses primero). Por el contrario, Emmanuel Macron es un europeísta entusiasta y representa la continuidad en la estrategia de política exterior.
Las encendidas críticas de Le Pen sobre el euro y su propuesta de realizar un referéndum en el que los franceses puedan decidir si abandonar la Unión Europea la candidata más temida por Bruselas. Durante uno de sus mítines llegó a decir que la UE “morirá” si gana la presidencia. También apuesta por la salida de la OTAN y sus conexiones con Rusia han puesto la sombra del Kremlin sobre la campaña.
En el otro extremo sobre la relación con la UE está Emmanuel Macron. El candidato de En Marcha! ha sido ministro de Economía y defiende que Francia debe estar en el corazón de Europa y trabajar codo con codo con sus países vecinos. Aunque es mucho lo que les separa en materia europea, se puede decir que Macron también cree que la UE necesita reformas. Ha abogado por una reforma de la unión monetaria y sostiene que la Eurozona debe tener su propio presupuesto.
Inmigración
Los programas de los dos candidatos no pueden ser más distintos en lo que respecta a esta materia. Mientras Europa sigue viviendo una de las peores crisis migratorias de su historia, Macron adopta un discurso integrador y defiende que "Europa debe adaptarse a la inmigración masiva, en vez de resistirse".
El candidato de En Marche! quiere reducir el tiempo que se tarda en examinar una solicitud de asilo a 8 semanas y que todos los extranjeros que lleguen a Francia aprendan bien el idioma. Además, en alguna entrevista ha admitido que la sociedad francesa es responsable por la radicalización de muchos musulmanes en las ciudades galas, porque "maltrata" a los jóvenes que viven en "barrios apartados" y que son "fácilmente influenciables por el islam radical". Macron propone crear una federación nacional del Islam en Francia, formar a los imanes en el país y no quiere ampliar la prohibición del hiyab en las universidades.
Le Pen, por su parte, reclama el cierre total de las fronteras: "Quiero poner fin a la inmigración, legal e ilegal". La candidata considera que no se puede confiar en el control, por parte de los países vecinos, del flujo de inmigrantes en el que "se siguen infiltrando terroristas". Si gana Le Pen, limitaría las condiciones de asilo y de reagrupación familiar, congelaría los fondos de la ayuda médica del Estado, la partida para dar asistencia sanitaria a los sin papeles, y dedicaría ese dinero a las fuerzas de seguridad.
La candidata ha recordado a lo largo de la campaña que cada año se conceden 230.000 permisos de entrada legal, sin contar "los clandestinos que son legalizados". Para empezar, la ultraderechista quiere poner en marcha una moratoria para determinar la situación y adoptar medidas que permitan reducir el flujo de inmigrantes a 10.000 al año. Además, suprimiría el "ius soli", que otorga la nacionalidad a los nacidos en territorio francés. Le Pen prohibiría también el velo y el burkini en espacios públicos.
Seguridad y lucha contra el terrorismo
Las 230 víctimas que se ha cobrado el terrorismo yihadista desde hace dos años han convertido la seguridad del país en una de las principales preocupaciones de la ciudadanía gala y en uno de los asuntos capitales de la campaña electoral. Los atentados de Charlie Hebdó, la masacre del 13-N, el atropello masivo en Niza o el reciente asesinato de un policía en los Campos Elíseos han ocupado y preocupado a todos los candidatos.
Marine Le Pen ha prometido que aumentará el gasto en Defensa para contratar 15.000 nuevos agentes policiales y pretende “proteger el territorio francés” con una estricta política que incluye expulsar a los extranjeros que estén en el radar de los servicios secretos por presunta radicalización o despojar de la nacionalidad francesa a los sospechosos de radicalización. La candidata de la ultraderecha francesa también planea cerrar mezquitas y cortar el ‘grifo’ a la financiación pública a los lugares de culto. En el cara a cara televisado del miércoles lo dejó claro, su objetivo es “erradicar la ideología islamista en Francia”.
Macron también ha proclamado que la lucha contra el terrorismo será su prioridad pero ha intentado un complicado equilibrio entre prometer seguridad sin menoscabar libertades. Al igual que Marine Le Pen, el candidato de En Marche! ha indicado que aumentará el gasto en Defensa y ampliará el número de agente policiales si llega al poder. “Ambos candidatos quieren y prometen lo mismo: seguridad ante la amenaza, pero una apela al miedo y el candidato de En Marche! a la protección”, resume el politólogo y asesor de comunicación política Eli Gallardo.
Economía
El bolsillo de los ciudadanos suele decidir elecciones y la economía también ha sido uno de los principales campos de batalla de estas presidenciales. Siguiendo con su estrategia populista, Marine Le Pen ha prometido jubilación a los 60 años y menos impuestos a los trabajadores con pocos recursos. Además, pretende llevar el ‘Francia para los franceses’ hasta las últimas consecuencias penalizando con más tributos a las compañías que contraten a inmigrantes. En cuestión monetaria quiere retroceder a los años previos a 2002 y que los franceses vuelvan a pagar con francos. Su objetivo es que la moneda nacional conviva con la europea y que el euro tenga un papel secundario, similar al que tuvo el ECU. El Banco de Francia ya ha dicho que esta idea sería “un peligro”.
En los planes de Emmanuel Macron no está tocar el euro pero el liberal también ha prometido rebajas fiscales. Contempla bajar de forma gradual al 25% el impuesto de sociedades y hacer un recorte de 60.000 millones de euros en la Administración haciéndola más eficiente. Al mismo tiempo, el líder de En Marche! quiere estimular la economía gala inyectando hasta 50.000 millones de euros en proyectos de energías renovables, transporte o formación en los próximos cinco años.
Escándalos e emails
La campaña de la candidata del Frente Nacional ha estado envuelta en polémica desde el minuto cero. Primero fue el caso de los empleos ficticios, en el que se acusa a Marine Le Pen de utilizar fondos de la Unión Europea para pagar a sus asistentes, que en realidad trabajaban para su partido. En total, se habrían desviado cerca de cinco millones de euros para falsos empleos de asistentes del Frente Nacional desde 2012.
También salió a la luz la presunta financiación ilegal de la campaña de presidencial de 2012. Le Pen y su jefe de campaña, David Rachline, figurarían entre los investigados por haber utilizado "los medios humanos y materiales" de un organismo público para preparar la campaña presidencial de ese año. La ultraderechista y su padre fueron investigados por su declaración de patrimonio de 2014, acusados de rebajar intencionadamente el valor de varias propiedades comunes en Saint-Cloud y Rueil-Malmaison, a las afueras de París. Al final, las investigaciones obligaron a la candidata a revaluar al alza su declaración.
En febrero, uno de sus guardaespaldas agredió a un periodista que intentaba preguntar sobre el caso de los empleos ficticios. Paul Larrouturou pudo formular la pregunta pero fue apartado de inmediato y arrastrado a la fuerza por miembros de la seguridad de la candidata. Todo quedó grabado en vídeo, incluso las amenazas de "partirle la cara". La última mancha: el presunto plagio de un discurso de François Fillon. La prensa y las redes sociales señalaron las similitudes de ambos discursos, acusaciones que los asesores de Le Pen refutaron de inmediato.
En el último debate presidencial, Le Pen intentó ensuciar la casi impoluta campaña de Macron, insinuando que el más que probable ganador de las elecciones podría tener una cuenta en un paraíso fiscal. "Espero que no conozcamos que usted tiene una cuenta offshore en las Bahamas", dijo Le Pen. Macron la acusó de apoyarse en rumores por falta de argumentos políticos y ha presentado una denuncia. Al igual que Le Pen, el candidato de En Marche! también se ha visto salpicado por los escándalos: desde las insinuaciones sobre su orientación sexual hasta el 'hackeo masivo' denunciado por su equipo en la jornada de reflexión.