El Gobierno ecuatoriano ha invertido al menos cinco millones de dólares (4,2 millones de euros) en una "operación de espionaje" para "proteger" al activista australiano Julian Assange, refugiado desde 2012 en la embajada de Ecuador en Londres, según reveló hoy el diario británico The Guardian.
El diario ha tenido acceso a documentos secretos que indican que Ecuador contrató a una compañía de seguridad y a agentes encubiertos para vigilar a los visitantes de Assange, al personal de la embajada e incluso a la policía británica.
Se grabaron además "con minucioso detalle" las "actividades diarias de Assange", sus interacciones con el personal de la embajada, con su equipo legal y otros visitantes, según esos documentos.
El periódico afirma que Ecuador bautizó ese proyecto en un primer momento como "Operation Guest" ("Operación Invitado") y más tarde como "Operation Hotel" ("Operación hotel").
Según el diario británico, los gastos mensuales dedicados a la seguridad de Assange, incluidos trabajos para reunir información de inteligencia y "contrainteligencia", han ascendido a una media de 66.000 dólares al mes (55.600 euros).
Entre junio de 2012 y agosto de 2013, el dispositivo costó a ecuador 972.882 dólares (unos 820.000 euros), según documentos pertenecientes a la Secretaría Nacional de Inteligencia ecuatoriana (Senain) a los que ha tenido acceso el diario.
La agencia de inteligencia utilizó un presupuesto para "gastos especiales" a fin de instalar cámaras de vigilancia en la embajada semanas antes de conceder asilo al fundador del portal de filtraciones WikiLeaks, según esa fuente.
También se contrató a una firma de seguridad para filmar toda la actividad en la embajada, según el periódico británico.
Esa compañía puso a su servicio un equipo para trabajar durante 24 horas, los siete días de la semana, en la seguridad de la legación, con turnos continuados de dos personas trabajando al mismo tiempo.
La investigación de The Guardian y Focus Ecuador sugiere que la operación contaba con el apoyo del presidente ecuatoriano cuando Assange se refugió en la embajada, Rafael Correa, y el entonces ministro de Exteriores del país, Ricardo Patiño.
El equipo de seguridad establecido por Ecuador pedía a todos los invitados de Assange que dejaran su pasaporte al entrar en la embajada, lo que les servía para crear un "perfil" del visitante.
Quito llegó a hacer planes para ayudar a Assange a escapar de la legación, ante el temor a que las autoridades británicas entraran por la fuerza en la embajada, según The Guardian.
Entre esos proyectos, se valoró la posibilidad de sacar a Assange a bordo de un vehículo diplomático, o bien nombrarle representante de Ecuador en las Naciones Unidas (ONU) para otorgarle inmunidad diplomática.
El pasado diciembre, el Gobierno de Ecuador le concedió la nacionalidad ecuatoriana y pidió para él un estatus diplomático, algo a lo que el Ministerio de Exteriores británico se negó.