El periodista Jamal Khashoggi no ha sido la primera víctima mortal del 'escuadrón de la muerte' que, según los primeros datos de la investigación, lo descuartizó vivo el pasado 2 de octubre en el consulado saudí de Estambul.
El régimen saudí, dirigido de facto por el príncipe heredero Mohamed bin Salman (MbS), cuenta desde hace algo más de un año con un grupo denominado 'el comando Tigre', un equipo de unos 50 miembros experimentados de los servicios secretos y el Ejército con una misión clara pero encubierta hasta la fecha: eliminar a los disidentes tanto dentro como fuera de Arabia Saudí.
Según revela este lunes MiddleEastEye, este comando que intenta operar en la sombra está formado íntegramente por fieles del poderoso MbS, señalado ahora como cerebro y responsable último del asesinato del periodista crítico Khashoggi.
Asesinatos 'silenciosos'
"Creen [los líderes saudíes] que arrestar a los críticos sólo conseguirá aumentar la presión sobre ellos, es por eso que han optado por matarlos de manera silenciosa", explica la fuente consultada por este diario árabe.
Los métodos empleados por este escuadrón de la muerte varían según el objetivo y no siempre implican mancharse las manos de sangre. La especialidad es hacer que parezca un accidente.
Una de las primeras operaciones secretas del 'grupo Tigre' fue el asesinato del príncipe bin Mogrem, exgobernador de la provincia de Asir en Araba Saudí. Ocurrió el pasado mes de noviembre. Mogren, firme opositor del ascenso del poderoso MbS, murió cuando su helicóptero se estrelló cerca de la frontera con Yemen. Según MiddleEastEye estaba huyendo de la purga de altos rangos de la administración saudí impulsada por MbS.
Detrás del 'accidente' estaría Meshal Saad al-Bostani, que también es uno de los 15 sospechosos señalados por las autoridades turcas el caso Khasoggi. Bostani murió el pasado 18 de octubre en un misterioso accidente de tráfico en Riad. O eso decían en las noticias.
Según esta fuente consultada por el diario digital árabe "todo es una mentira" y el miembro del escuadrón tigre estaba ya en la cárcel y murió al ser envenenado por "saber demasiado".
Contra toda la disidencia
Otra de las víctimas de este comando antidisidencia fue el juez Suliman Abdul Rahman al Thuniyan, que falleció en un hospital de Riad el pasado 1 de octubre. "Creo que le inyectaron virus mortales cuando fue a hacerse un chequeo y todo acabó pareciendo una muerte natural", asegura esta fuente saudí en la que se basa la información publicada por MiddleEastEye. Su pecado mortal fue, al parecer enviarle una carta a MbS en la que se oponía a su política de crecimiento ecónomico Vision 2030.
Los virus serían uno de los métodos criminales más usados por el grupo Tigre, que habría incluso probado a contagiar con VIH a opositores al régimen saudí.
El reguero de muerte que ha dejado tras de sí este escuadrón de la muerte ha permanecido como una mera sospecha hasta que ha estallado el caso Khashoggi. La desaparición del columnista del Washington Post habría sido el primer trabajo exitoso fuera de las fronteras de esta banda de criminales a sueldo del Estado. El disidente Omar Abdulaziz también habría estado en la lista de objetivos pero la misión fracasó.
Según la fuente saudí "muy conocedora de las entrañas de los servicios secretos", como prueba del "éxito" de la misión Khashoggi, los miembros del escuadrón llevaron hasta Riad los dedos del periodista para "presentárselos" al príncipe saudí.
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