Las manifestaciones de los 'chalecos amarillos' franceses se han contagiado a la vecina Bélgica al cuarto fin de semana de manifestaciones y disturbios. En Bruselas, la policía belga ha detenido este sábado a 10 personas e identificado a más de 400 después de que miles de ellos, inspirados en los disturbios de Francia, arrojaran piedras y petardos y dañaran tiendas y automóviles mientras intentaban llegar a las puertas del Parlamento en Bruselas.
En la segunda violencia de este tipo en la capital en ocho días, una multitud que la policía estimó en alrededor de 1.000 personas se enfrentaron a los escuadrones de de antidisturbios, que utilizaron cañones de agua y gas lacrimógeno para mantener a los radicales alejados de la sede de la Unión Europea y del cercano barrio del Gobierno belga. La calma fue restaurada en la ciudad después de unas cinco horas.
El movimiento en Bélgica, inspirado en los 'chalecos amarillos' franceses que protestan en la vecina Francia desde hace un mes contra la subida de los impuestos a los carburantes, ha dado voz a las quejas sobre el costo de la vida. Los manifestantes exigían la dimisión del Gobierno de coalición de centro-derecha de Bélgica, sólo seis meses antes de las elecciones generales, previstas para mayo.
Según la policía francesa, más de 125.000 manifestantes han tomado las calles de todo el país, unos 30.000 de ellos en París. Las detenciones ya superan las 1.300 personas -casi 1.000 han quedado bajo custodia a estas horas- y alrededor de 30 personas resultaron heridas en un segundo sábado consecutivo de gran violencia en París.
Los manifestantes belgas que usan los chalecos fluorescentes amarillos que llevan todos los automovilistas para emergencias también bloquearon brevemente una autopista cerca de la frontera de Bélgica con Francia.