Las primarias demócratas comienzan a tomar cuerpo. Con 21 aspirantes confirmados, y algún que otro nombre aún pensando en dar el paso, a estas alturas resulta crucial empezar a despuntar entre tanto y tan diverso candidato. Curiosamente, frente a un gran número de perfiles jóvenes y circunscritos a alguna minoría racial o social, de momento los estadounidenses prefieren valores seguros y veteranos para plantar cara a Donald Trump (72) en las presidenciales de 2020.
Por ahora, los dos políticos de más edad, septuagenarios y blancos ambos, son los que encabezan las encuestas. De acuerdo con el último sondeo de seguimiento semanal de la carrera presidencial demócrata, Joe Biden (76), el último en anunciar su candidatura, ya es el favorito. Y eso a pesar del escándalo por el supuesto trato inapropiado con algunas mujeres durante su etapa de vicepresidente con Barack Obama.
Biden, quien anunció hace una semana su candidatura, es la primera opción de más de un tercio de los que planean participar en las primarias demócratas, con el 36% de apoyos. Y esta cifra supone un incremento de seis puntos respecto a la semana anterior.
La encuesta, publicada por Político, se llevó a cabo la última semana de abril, entrevistando a 15.475 votantes que planean participar en las primarias. El margen de error es de 1 punto porcentual.
La ventaja de Biden es considerable, de 14 puntos, sobre el candidato que ocupa el segundo lugar, el senador independiente por Vermont Bernie Sanders (77), quien se quedó a las puertas de la nominación en 2016. El 22% de los encuestados se decantan por este político que se define como socialista, algo que hasta hace no mucho parecía asustar al electorado norteamericano.
Lo más llamativo es que en una contienda con apuestas jóvenes y muy diversas, son precisamente estos dos septuagenarios blancos los que parecen concitar por ahora más consenso. De hecho, son los únicos que logran un doble dígito de respaldo. De imponerse alguno de ellos, la campaña presidencial de 2020 se librará entre varones de más de 70 años, ya que probablemente el actual presidente concurra por los republicanos.
Les sigue la senadora Elizabeth Warren (69) de Massachusetts, a la que Trump suele referirse como Pocahontas por su presunta ascendencia nativo-americana. Ocupa el tercer lugar, con un nueve % del respaldo, seguida de cerca por el alcalde Pete Buttigieg (37) de South Bend, Indiana, que alcanza un 8%. Es el primer aspirante gay de la historia del país y una de las jóvenes promesas de esta campaña.
La senadora Kamala Harris (54) de California tiene un 7% y el ex congresista Beto O’Rourke (46) de Texas cuenta con un 5%.
El resto de contendientes se reparten la zona baja: el senador Cory Booker de Nueva Jersey cosecha un 3%, mientras que la senadora Amy Klobuchar de Minnesota, y el empresario Andrew Yang, obtienen un 2% respectivamente.
Los otros ocho candidatos están empatados al 1%: el gobernador de Washington, Jay Inslee, el ex representante John Delaney de Maryland, el ex gobernador de Colorado John Hickenlooper, el ex secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano Julián Castro, la senadora Kirsten Gillibrand de Nueva York, el gobernador de Montana Steve Bullock, el representante Tim Ryan de Ohio y el representante Tulsi Gabbard de Hawaii.
Estos son los datos generales, si bien, si se desciende al detalle, se aprecian interesantes variables en términos raciales y de edad.
Por ejemplo, Biden tiene un respaldo del 34% entre los votantes blancos, dos puntos menos que entre la media general. Entre los negros, en cambio, el apoyo es de un 44 %, mientras que Harris, afroamericana, logra el 10%. Entre los hispanos, la disputa es mayor entre Biden y Sanders, que obtienen un 30% y un 27% respectivamente.
En cuanto a la edad, Sanders, que es un año mayor que Biden, es el favorito de los votantes más jóvenes. Entre los electores de menos de 30 años, obtiene un 36% de respaldo, frente al 23% del exvicepresidente.
Sin embargo, el que fuera número dos de Obama se queda con casi la mitad de los mayores de 65 años, con un 48%. Este colectivo desconfía de Sanders y sus postulados “socialistas”, obteniendo sólo el 10%, incluso un punto por detrás de Buttigieg.
A Biden lo prefieren los hombres (33% frente al 24% de Sanders), pero las mujeres optan por el senador en un 38%, frente al 20% del exvicepresidente.
En lo que parece que coinciden todos los candidatos, incluidos los veteranos, es en romper con el modelo tradicional de familia norteamericana que, por otra parte, Donald Trump ya pulverizó en 2016. Cabe recordar que el magnate y Ronald Reagan son los dos únicos presidente divorciados de la historia del país.
Beto, el más tradicional
Ahora llegan otros modelos familiares a la carrera demócrata. El único que se ajusta a los cánones convencionales estadounidenses es Beto O'Rourke, con una familia al uso, con esposa y tres hijos pequeños.
Por su parte, Bernie Sanders se ha casado dos veces y ha criado a hijos e hijastros de múltiples relaciones. La senadora Elizabeth Warren se casó y se divorció joven, pero mantuvo a sus dos hijos y su apellido en esa relación, antes de establecerse con su actual esposo. Kamala Harris no se casó hasta que tuvo casi 50 años.
El senador Cory Booker es soltero, aunque mantiene una relación con la actriz Rosario Dawson. Y Pete Buttigieg está casado con otro hombre que tomó su apellido.
Otros aspirantes menos conocidos, como el ex gobernador de Colorado John Hickenlooper y el representante Tulsi Gabbard, se han divorciado y vuelto a casar.
Curiosamente, las familias tradicionales como la de O'Rourke, que suponían más del 70% en los sesenta, son ahora una minoría.
“Los candidatos presidenciales finalmente están reflejando la diversidad de la vida familiar de EEUU”, señala a la NBC Andrew Cherlin, sociólogo de Johns Hopkins que estudia matrimonio. “Si parecen una variedad desconcertante de familias, bueno, son un reflejo de la nación”.