El ministro de Interior del Gobierno de Unión Nacional (GNA), Fathi Bashagha, ha ordenado este jueves el cierre de los tres principales centros de detención de inmigrantes en las ciudades de Tajura y Al Khoms (en el extrarradio de Trípoli) y la ciudad-estado de Misrata.
En un comunicado citado por la prensa local, explicaron que las autoridades libias ordenaron a los centros "clasificar a los reclusos y tomar las medidas necesarias para facilitar su salida".
La decisión se produjo después de que varias ONGs internacionales pidieran su cierre tras el ataque aéreo del pasado 3 de julio contra el centro de Tajura que se saldó con la muerte de 53 emigrantes y 135 heridos.
Según la versión del gobierno de Trípoli, el ataque ocurrió poco antes de la medianoche por un avión de combate tipo F-16 supuestamente perteneciente a la fuerza del mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte de Libia.
El centro, un complejo integrado por varios edificios, acogía a esa hora en su interior a unos 620 migrantes, y que ya había recibido disparos anteriormente, está gestionado por la milicia de Tajura, una de la más influyentes y aliada del GNA en la guerra con Hafter.
Por su parte, Medicos Sin Fronteras (MSF) denunció las políticas restrictivas de bloqueo de migrantes de la Unión Europea, que son responsables de situación actual y que han convertido Libia, un estado fallido víctima del caos y la guerra civil, en una enorme prisión.
Hafter puso cerco a Trípoli el pasado 4 de abril con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de visita oficial en un claro mensaje a la comunidad internacional que tenía como primer objetivo arruinar el actual plan de paz.
Los enfrentamientos armados también han afectado gravemente a los miles de migrantes, en su mayoría subsaharaianos, que se encuentran en los alrededores de la capital a la espera de poder viajar de forma irregular a Europa o que han sido recluidos en centros de detención tras haber fracasado en el intento.
La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) cifró la semana pasada en 683 el número de personas que han muerto en lo que va de año en las tres principales rutas de emigración irregular en el Mediterráneo y alertó del alto incremento en la del oeste, la que conduce a España.
Según este organismo ligado a la ONU, 426 inmigrantes murieron en la llamada ruta central, que sale de Argelia, Túnez y Libia rumbo a Italia; 53 en la ruta este, que desemboca en las playas de Grecia, y 204 en la ruta oeste.
Esta cifras no incluyen el último naufragio del pasado 26 de julio en el que desaparecieron 116 personas y otras 132 fueron rescatadas cuando trataban de llegar de forma irregular a Europa.
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