El fuego gana territorio en el Amazonas, especialmente en Brasil, pero también en Bolivia, donde arden sin control hectáreas del considerado mayor pulmón vegetal del planeta. Las causas aún no se han determinado: se vinculan a la sequía o a las elevadas temperaturas, pero también a la acción humana voluntaria o involuntaria.
El Amazonas supone el 25% de la superficie continental y la mayor floresta tropical del mundo. Además, representa más de la mitad del bosque húmedo que existe en el planeta, que junto con las plantas marinas es clave para la generación de oxígeno. Se extiende sobre 7,4 millones de kilómetros cuadrados.
Según la Unesco, el planeta puede tener un déficit hídrico del 40% en 2030 si no cambia el actual modelo de consumo y preservación. Parte de esa riqueza está en el río Amazonas, declarado en 2011 como una de las "maravillas naturales" del planeta, que es el más caudaloso y largo del mundo, nace en Perú y desemboca en el océano Atlántico tras un recorrido de unos 7.000 kilómetros.
El 20% ha sido destruido
El bioma amazónico contiene unas 30.000 especies de plantas vasculares, muchas de ellas con enormes calidades alimenticias y medicinales. Según la OTCA, alberga también 2,5 millones de especies de insectos, 2.500 especies de peces, más de 1.500 especies de aves, 550 especies de reptiles y 500 especies de mamíferos.
Se trata de una región virtualmente despoblada, pero aun así en ella viven 34 millones de personas, de las cuales un 60% está concentrada en polos urbanos, como la ciudad brasileña de Manaus, que tiene dos millones de habitantes. De acuerdo a datos de la OTCA, en la Amazonía viven unos tres millones de indígenas, distribuidos en 420 tribus que hablan 86 lenguas diferentes y 650 dialectos.
Según cálculos de organizaciones ecologistas, cerca del 20% del Amazonas ya ha sido destruido durante los últimos 50 años por la acción depredadora del hombre, que ha avanzado sobre la selva para expandir fronteras agrícolas o explotar riquezas minerales.
En Brasil, ese proceso se ha acelerado desde la llegada al poder de Jair Bolsonaro, quien está decidido a abrir el territorio para empresas privadas en los sectores de minería, agricultura y turismo, entre otros. Según Bolsonaro, serían las ONG las responsables de los incendios.