Robert Mugabe, expresidente de Zimbabue, ha muerto este viernes a los 95 años de edad, según ha adelantado la cadena BBC, que cita fuentes familiares. Su fallecimiento se produce tras una lucha contra una enfermedad por la que estaba en un hospital de Singapur desde el pasado abril.
Mugabe fue el máximo líder de su país durante 37 años, desde 1980 hasta el pasado 2017. Primero ejerciendo el cargo de primer ministro y, más tarde, el de presidente. Fue el presidente más longevo del mundo tras haberse convertido en el héroe de la independencia de Zimbabue. Un golpe militar en noviembre de 2017 le expulsó del poder.
El expresidente de Zimbabue fue agasajado como un héroe de liberación africano y defensor de la reconciliación racial cuando llegó al poder por primera vez en una nación dividida por casi un siglo de gobierno colonial blanco.
Casi cuatro décadas después, muchos en el país y en el extranjero lo denunciaron como un autócrata obsesionado con el poder dispuesto a desencadenar escuadrones de la muerte, manipular elecciones y destrozar la economía en la incesante búsqueda del control.
Él demostró su tenacidad, algunos podrían decir terquedad, hasta el final, negándose a aceptar su expulsión de su propio partido ZANU-PF y aferrándose durante una semana hasta que el parlamento comenzó a acusarlo tras el golpe de estado.
Su renuncia provocó celebraciones salvajes en todo el país de 13 millones. Para Mugabe, fue un acto de traición "inconstitucional y humillante" por parte de su partido y su gente, y lo dejó como un hombre destrozado.
Educado y urbano, Mugabe tomó el poder en 1980 después de siete años de una guerra de liberación y, hasta la toma del poder del ejército, era el único líder que Zimbabue, anteriormente Rhodesia, conocía desde su independencia de Gran Bretaña.
Pero a medida que la economía explotó a partir de 2000 y su salud mental y física disminuyó, Mugabe encontró menos personas en las que confiar, ya que aparentemente allanó el camino de la sucesión para su esposa Grace, cuatro décadas menor que él y conocida por sus críticos como "Gucci Grace" por su reputada afición por las compras de lujo.