Cerca de 6,4 millones de israelíes están llamados a votar este martes, en la segunda cita electoral que vive el país en cinco meses, con incógnita sobre los ganadores y la esperanza de elegir una Knéset (Parlamento) que, al contrario que la anterior, sea capaz de dar a luz un gobierno.
Como marca la ley, la jornada electoral será festiva en Israel y parte del transporte público será gratuito para que la población mayor de edad pueda acceder fácilmente a las más de 10.000 urnas repartidas por el país y en asentamientos judíos en Jerusalén Este y en la Cisjordania ocupada. Las urnas hn abierto sus puertas a las 07.00 (4.00 GMT) y permanecerán abiertas hasta las 22.00 horas locales (21.00 GMT).
Las encuestas de intención de voto en Israel no dan un claro ganador, lo que abre un abanico de posibilidades para la formación de gobierno, que dependerá de la votación popular y mucho de la negociación posterior entre los partidos. La única certeza que hay por el momento es que, probablemente, tras el recuento de los votos aún no estará claro quién encabezará el próximo Ejecutivo.
Netanyahu ha calentado la campaña electoral en los últimos días, prometiendo anexionar el Valle del Jordán, el asentamiento de Kiryat Arba y la comunidad judía de la ciudad de Hebrón, en la Cisjordania ocupada. La anexión de esta región seria un paso previo "a la aplicación de la soberanía israelí sobre todas las comunidades (judías) de Judea y Samaria (denominación bíblica para Cisjordania)", incluidos los bloques de asentamientos y otras áreas que considera "esenciales" para la seguridad israelí.
La posición de Netanyahu promete elevar la tensión en una región donde la más mínima chispa puede desatar un incendio de proporciones difíciles de prever, en el caso de que consiga formar Gobierno. Pero las alternativas se presentan como cuentas complicadas de sacar adelante.
Gobierno de unidad
Ninguno de los principales sondeos prevé que la formación de un Ejecutivo para los dos principales bloques (el de derechas con los ultraortodoxos y el de partidos de centro y de izquierda) sea viable, lo que acerca la posibilidad de un Gobierno de unidad con los dos principales partidos: el Likud del primer ministro Benjamín Netanyahu, y Azul y Blanco, que lidera Beni Gantz.
La mayoría de sondeos pronostican a cada uno de ellos alrededor de 32 escaños, de un total de 120 que conforman la Knéset (Parlamento).
Los partidos con los que el actual primer ministro pretende formar una coalición son el ultraderechista Yamina, que obtendría alrededor de 9 diputados, y los ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá, que conseguirían 7 cada uno.
De esta manera, Netanyahu alcanzaría alrededor de 55 escaños, seis menos de los 61 necesarios para tener mayoría simple en la Cámara, algo que tampoco lograría en el caso de que el extremista Poder Judío (Otzma Yehudit) consiguiera entrar en el Parlamento y Bibi opte por incorporarlo a su eventual coalición.
Israel Nuestro Hogar, liderado por Avigdor Lieberman, abanderado de la laicidad del Estado y tradicional socio del bloque de derechas, ha asegurado que no lo apoyará mientras este siga aceptando el "chantaje" de los ultraortodoxos, lo que debilita a este sector.
El bloque de partidos de centro y de izquierda que busca encabezar Gantz estaría compuesto, en principio por Azul y Blanco, la Unión Democrática y la alianza Laborismo-Guesher, ambos alcanzando alrededor de 5 asientos según las últimas encuestas, lo que les dejaría en 42.
Asumiendo que la Lista Unida, compuesta por los partidos árabes y que obtendría 11 escaños, mantenga su posición de no sumarse a ningún gobierno, Gantz estaría lejos de poder formar la coalición que pretendía.
Con este escenario, Lieberman, con los alrededor de 10 asientos que le dan las encuestas, volvería a tener la llave del Ejecutivo. Pero este mezcla dos elementos que resultan difíciles de conciliar para ambos bloques: una política ultraderechista con una defensa férrea de la separación de la religión del Estado.
En este contexto, estos son algunos de los escenarios que se podrían presentar tras la jornada electoral del martes:
Gobierno de unidad con Lieberman:
Tanto Gantz como el líder de Israel Nuestro Hogar han sugerido la formación de una coalición laica compuesta por sus partidos y el Likud, para dejar a los partidos extremistas fuera del gobierno. En ese caso, el interrogante sería, primero, si la encabeza Likud o Azul y Blanco y, segundo, si contará o no con la presencia de Netanyahu. Se especula que, como parte de las negociaciones, Bibi requeriría una ley de inmunidad para altos cargos, que le protegería en los casos de corrupción de los que se le acusa, algo que Gantz, en principio, no estaría dispuesto a aceptar.
Gobierno de unidad sin Lieberman:
Si se mantienen las previsiones, Likud y Azul y Blanco podrían formar su propia coalición de gobierno y no depender de Lieberman para la estabilidad del Ejecutivo. Si Gantz se aferrara a su postura de no gobernar con Netanyahu, el Likud podría optar por seleccionar otro candidato para liderar su partido.
Netanyahu suma a Lieberman a una coalición de derechas y religiosos
Para que se dé esta situación, el actual mandatario debería mediar entre el líder de Israel Nuestro Hogar y los ultraortodoxos, sobre todo en torno a la ley de reclutamiento militar obligatorio para esta comunidad, que fue el obstáculo para la formación de una coalición tras las últimas elecciones de abril.
Gantz lidera una coalición con Lieberman y los árabes
Aunque Gantz logre incorporar a Israel Nuestro Hogar a su coalición, según las últimas encuestas, tampoco alcanzaría el mínimo de 61 asientos para formar una coalición. En ese caso, requeriría del apoyo de la Lista Unida, formada por cuatro partidos con mayoría árabe, que difícilmente aceptaría incorporarse al Gobierno pero que podría acordar su apoyo parlamentario a un gobierno en minoría liderado por Gantz.
Coalición de derechas sin Lieberman
Solo sería posible si el Likud o sus posibles socios de coalición tuvieran un resultado bastante superior a lo que indican las encuestas, incluyendo el ingreso de Poder Judío (Otzma Yehudit) al Parlamento.
Estos escenarios son algunas de las posibilidades para la formación de un Ejecutivo que, según los números, dependerá de las negociaciones entre los partidos tanto o más que de los votos emitidos.