El primer ministro británico, Boris Johnson, había indignado a sus socios de la UE al compararse con el Increíble Hulk justo antes del decisivo encuentro de este lunes en Luxemburgo con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker. "Cuando más se enfada Hulk, más fuerte se vuelve Hulk", dijo este fin de semana en una entrevista al Mail on Sunday. "Incluso para estándares trumpianos, la comparación con Hulk es infantil. ¿Debería asustarse la UE por esto", le replicó por Twitter el portavoz de la Eurocámara para el brexit, el liberal belga Guy Verhofstadt.
La operación de relaciones públicas ha acabado en desastre. El aura de superhéroe con la que Johnson intentaba presentarse ante la opinión pública británica frente a los malvados europeos se ha desinflado rápidamente: apenas ha sobrevivido 24 horas. Su reunión con Juncker se ha saldado con un sonoro fracaso ya que no ha podido cerrar ningún acuerdo para garantizar una salida ordendada de Reino Unido de la UE.
Además, el primer ministro británico ha salido huyendo de Luxemburgo sin atreverse a comparecer en la rueda de prensa conjunta prevista con su homólogo luxemburgués, Xavier Bettel, por miedo a los abucheos de los manifestantes antibrexit que se concentraban en el lugar. "¡Vergüenza!", "¡fascista!", "¡parad el golpe!", le gritaban.
Pese a la marcha de Boris, Bettel ha decidido seguir adelante con la rueda de prensa, con la bandera británica detrás y el podio preparado para el primer ministro británico vacío a su lado. Un momento de protagonismo bajo los focos que el luxemburgués ha aprovechado para ventilar sin tapujos toda su frustración y hartazgo (compartido por el resto de países de la UE) con la "pesadilla" del brexit. También ha arremetido contra la clase política británica, empezando por el propio Johnson (aunque sin nombrarle), entre aplausos de los manifestantes.
"Antes del referéndum, hubo gente que le dijo a los votantes que habría más dinero para la seguridad social, que el brexit se haría en 24 horas y que todo iría bien. Y nadie fue capaz de decir en ese momento: lo siento, esto son mentiras", ha lamentado el primer ministro luxemburgués. Por eso, se ha quejado de que los políticos británicos, empezando por el propio Johnson, intenten ahora culpar a la UE del bloqueo.
"Nosotros no decidimos organizar el brexit. Fue una decisión unilateral del Gobierno británico. Tenemos que aceptar el resultado, pero ahora el Gobierno británico no puede decidir unilateralmente cómo serán las relaciones con la UE. Que no presenten a la UE como el malo de la película por no aceptar las decisiones que Reino Unido propone. No voy a aceptar que se nos responsabilice del desastre en el que estamos", ha clamado Bettel.
El primer ministro luxemburgués se queja de que Johnson sigue sin presentar alternativas a la salvaguarda para evitar una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte, pese a que sólo quedan seis semanas para el 31 de octubre, la fecha del brexit. "Necesitamos algo más que simples palabras. Necesitamos un texto legalmente operativo sobre el que trabajar lo antes posible si queremos respetar el plazo límite de octubre", ha pedido.
Sobre la posibilidad de una tercera prórroga, Bettel ha dicho que "sólo es una opción si sirve para algo: no vamos a dar otra prórroga porque sí". La UE quiere evitar que la agonía del brexit se prolongue indefinidamente. "Nuestros ciudadanos necesitan saber lo que va a pasar dentro de seis semanas. Necesitan claridad, seguridad y estabilidad. No se les puede usar como rehenes por motivos partidistas", ha señalado.
Boris justifica su huida
"Creo que no hubiera sido justo para el primer ministro luxemburgués. Claramente iba a haber mucho ruido", ha dicho Johnson a la BBC para justificar su gesto de ausentarse de la rueda de prensa conjunta con Bettel. Downing Street pidió al Gobierno luxemburgués que la comparecencia se celebrara en una sala interior para que los dos líderes pudieran ser oídos con claridad pese a los gritos de los manifestantes.
Pero los de Bettel contestaron que no había ninguna habitación bastante grande para acoger a todos los periodistas y mantuvieron los planes iniciales de situar la comparecencia en el patio de la residencia del primer ministro, a escasos metros de los abucheos. Al final, Johnson decidió marcharse mientras Bettel hablaba en solitario y dar más tarde un canutazo en petit comité a algunos periodistas británicos.
En su entrevista con la BBC, Johnson se declara "cautamente optimista" sobre las posibilidades de un acuerdo en las próximas semanas y reitera que no pedirá una nueva prórroga más allá del 31 de octubre. Una decisión que según asegura entienden e incluso comparten los socios de la UE.
"No veo ningún sentido a quedarse en la UE más allá del 31 de octubre y vamos a irnos. Y en realidad eso es lo que les gustaría también a nuestros amigos y socios de la UE. Están empachados de todo esto. Quieren desarrollar una nueva relación con Reino Unido. Están hartos de estas negociaciones sin fin y estos retrasos sin fin", asegura el primer ministro.
Entre los dirigentes de la UE, las cosas se ven con mucho más pesimismo. Tras reunirse con el primer ministro británico, Juncker ha vuelto a quejarse de que Londres no ha presentado ninguna propuesta alternativa a la salvaguarda irlandesa. "El presidente Juncker le ha recordado que es responsabilidad de Reino Unido presentar soluciones legalmente operativas que sean compatibles con el Acuerdo de Retirada", dice el comunicado difundido por la Comisión tras el encuentro.
En lo único en lo que están de acuerdo las dos partes es en intensificar las conversaciones: en breve, los negociadores técnicos empezarán a reunirse diariamente. Pero en Bruselas persiste la duda: ¿quiere realmente Johnson un acuerdo o es puro teatro para dejar correr el reloj hasta un brexit salvaje el 31 de octubre?