Con el 95% de votos escrutados, el fracaso de Benjamin Netanyahu en la repetición de elecciones ha quedado patente. La coalición Azul y Blanco, liderada por Beni Gantz, ha superado con tan solo un escaño más al Likud. Tras el fallido intento de formar gobierno, Netanyahu no solo no ha logrado desbloquear la situación política del país, sino que además ha perdido poder y no tiene asegurado mantener el gobierno.
El esquema parlamentario es muy parecido al logrado las pasadas elecciones de abril -a falta de saber los resultados finales, ya que quedan alrededor de 300.000 votos por contabilizar-: Azul y Blanco se ha posicionado en esta ocasión como primera fuerza con 33 escaños (dos menos que la vez anterior) y Likud, que en abril obtuvo 35 (los mismos que Azul y Blanco) ha quedado en segundo lugar con 33.
Con estos resultados, y en caso de que se mantengan hasta la finalización del recuento, ambas fuerzas podrían sumar lo suficiente para formar gobierno, ya que superan los 61 escaños con los que se logra la mayoría. Asimismo, esta posible alianza es una opción viable a pesar de las diferencias ideológicas entre ambas fuerzas ya que Beni Gantz ha manifestado en diferentes ocasiones su disposición a pactar con el Likud de Netanyahu.
El miércoles, Gantz dijo que espera para Israel "un conveniente y buen Gobierno de unidad" y reiteró su voluntad de aliarse con otras fuerzas, entre las que podría encontrarse el Likud. Sin embargo, no todo es tan fácil como parece ya que pone una condición: que Netanyahu se quede fuera.
Las principales razones de este veto personal por parte de la coalición de Beni Gantz son los presuntos casos de corrupción que persiguen al actual primer ministro. Netanyahu fue imputado por cargos de cohecho, fraude y ruptura de confianza y actualmente está a la espera de que se celebre el próximo 3 de octubre una vista con el fiscal general del Estado. Por otra parte, se cree que Netanyahu hará todo lo posible para mantenerse en el poder e intentar promover una ley de inmunidad para protegerse ante tal acusación.
Posibles alianzas
En caso de que no se consiguiese la coalición o el "gobierno de unidad" entre Likud y Azul y Blanco, sería complicado formar gobierno con otras posibles alianzas. Por un lado, Netanyahu se quedaría a tres escaños de la mayoría suficiente si intentase llegar a la presidencia con la misma fórmula de su anterior intento conformada por: Hogar Judío (9), el partido ultraortodoxo sefardí Shas (9) y el ultrarreligioso Judaísmo Unido de la Torá (8).
Igualmente, Gantz tendría que buscar más aliados además de su socio preferente -también cómplice de Netanyahu-, Hogar Judío, el partido ultraderechista liderado por el exmilitar, Avigdor Lieberman. Hace unos meses, Gantz habría optado por partidos de centro izquierda como Laborismo-Guesher (6 escaños) y Unión Democrática (5 legisladores), pero durante esta campaña ha ido tornando hacia la derecha e incluso se mostró abierto a incorporar a los parlamentarios ultraderechistas Ayelet Shaked y Naftali Benet a su hipotético gobierno.
Además, ni Gantz ni Netanyahu parecen contemplar una alianza con la Lista Árabe Unida que ha obtenido 13 asientos. Esta coalición, que representa a la minoría árabe-israelí, se ha convertido en la tercera fuerza más votada gracias al aumento de movilización de la población árabe en unos comicios con una alta participación en todo el país.
Comienzo de las negociaciones
Netanyahu o "Bibi", como se le conoce popularmente, ya ha comenzado a mover los hilos y ante el complejo escenario que se le presenta y ha anunciado la configuración de un bloque de negociación común con el derechista Yamina (7 escaños) y los partidos ultraortodoxos, para distanciarse de la idea de un Gobierno de unidad.
"Decidimos de forma unánime avanzar juntos hacia las negociaciones para establecer un Gobierno liderado por mí", ha señalado Netanyahu durante un encuentro celebrado en la Knéset, el Parlamento israelí.
Una vez finalizado el recuento, que se espera que ocurra el jueves, entrará en juego el presidente israelí, Reuvén Rivlin, que deberá llamar a consultas a los cabezas de lista de los partidos con representación para decidir a quién recomienda la tarea de formar Gobierno. Según un comunicado de su oficina, iniciará la ronda "lo antes posible", cuando tenga "una perspectiva clara" de los resultados.
Tras las reuniones y una vez haya designado el candidato, este tendrá 28 días de margen y otros 14 adicionales para entablar una coalición gubernamental.