El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha llevantado ampollas con su intervención en la Cumbre del Clima de la ONU tras rechazar que haya cualquier tipo de problema con la selva amazónica. A este respecto, ha afirmado que no está siendo devastada por los incendios, según lo informado por los medios "mentirosos", y que el interés extranjero en la región se debe a su riqueza mineral y biodiversidad, no a sus pueblos indígenas.
Bolsonaro ha dicho que no es cierto afirmar que el Amazonas es parte del patrimonio mundial y que cualquier ayuda extranjera para ayudar a proteger la selva debe respetar plenamente la soberanía brasileña.
El presidente brasileño ha defendido que el clima seco propio de esta época del año favorece que se propaguen incendios, tanto espontáneos como provocados, y ha subrayado que la selva no está siendo destruida por las llamas "como dicen los medios mentirosos": "Es una falacia decir que el Amazonas es parte del patrimonio mundial y es un error decir, como afirman los científicos, que nuestra selva tropical es el pulmón del mundo".
Bolsonaro también ha asegurado que los "ataques sensacionalistas" que su gobierno ha sufrido por parte de los medios internacionales sobre los incendios de la Amazonia han provocado un aumento del patriotismo brasileño.
El presidente de derecha asumió el cargo en enero con un plan para desarrollar el Amazonas mediante la construcción de carreteras y la extensión de la agricultura y la minería a las reservas indígenas.
En la ONU, ha insistido en que Brasil es uno de los países que más protege su medio ambiente y utiliza solo el 8% de su territorio para la agricultura, para producir los alimentos que el mundo necesita.
El aumento de los incendios en el Amazonas durante este año ha causado preocupación mundial por la selva tropical, y el gobierno de Bolsonaro ha sido duramente criticado por no hacer lo suficiente para detener el deliberado incendio de agosto y que muchos consideran que fue provocado para expandir los pastos de ganado.
Grupos ecologistas en contra
La organización ecologista, Greenpeace, ha respondido a las afirmaciones sobre la Amazonia de Jair Bolsonaro y ha calificado su discurso como una "farsa". "El pronunciamiento del presidente sobre el medio ambiente fue una farsa", ha afirmado el coordinador de Políticas Públicas de Greenpeace en Brasil, Marcio Astrini, en un comunicado divulgado por el grupo ecologista.
De acuerdo con Astrini, el líder ultraderechista brasileño ha intentado convencer a todo el mundo de que su Gobierno protege la Amazonia, pese a que hace totalmente lo contrario. "En realidad, Bolsonaro promueve el desmonte del área socioambiental, negocia tierras indígenas con mineras extranjeras y debilita el combate a los crímenes forestales".
En su gestión, ha agregado, "los incendios, la deforestación y la violencia aumentaron de forma escandalosa. Para la selva y su pueblo, Bolsonaro es un problema y no la solución".
En el mismo sentido se ha pronunciado la también organización ecologista WWF, según la cual el discurso del líder brasileño ha contrariado el propio espíritu de la ONU por "acentuar el divisionismo y la polarización", al señalar a enemigos imaginarios y dejar de reconocer los problemas urgentes de Brasil. De acuerdo con WWF, los propios datos oficiales han mostrado una tendencia de aumento real y "preocupante" de la deforestación de la Amazonía y de los incendios forestales.
La organización ha agregado que, en su discurso, Bolsonaro no ha demostrado ninguna preocupación por los cambios climáticos ni ha mencionado el Acuerdo de París, pero sí ha dejado claro que no cree en la ciencia y que no se compromete a dedicar esfuerzos para reducir la deforestación y las emisiones contaminantes.
Ataque a Cuba y Venezuela
Otro de los puntos calientes de su discurso de este martes, ha sido el fuerte ataque a Cuba y Venezuela, países a los que se ha referido como "dictaduras" que deben ser derrotadas.
Bolsonaro, por una tradición de la ONU que le reserva a Brasil el primer discurso de la Asamblea General, ha inaugurado la fase de debates y, en sus primeras palabras, ha afirmado que presenta a un "nuevo país", que en el pasado reciente "llegó a estar al borde del socialismo".
Eso, según el líder de la ultraderecha, llevó a Brasil "a una situación de corrupción generalizada" y propició, además, "ataques ininterrumpidos a los valores religiosos" respaldados por el Foro de Sao Paulo, organización que reúne a partidos de la izquierda de América Latina.
También ha hecho alusión a los alrededor de 10.000 médicos cubanos que, hasta finales del año pasado, operaban en Brasil mediante planes de cooperación firmados por Gobiernos anteriores y que La Habana decidió retirar tras las críticas de Bolsonaro a sus autoridades.
El gobernante brasileño ha recalcado que, con la retirada de esos profesionales cubanos, Brasil "ha dejado de contribuir con la dictadura cubana", a la cual los gobiernos anteriores enviaban "300 millones de dólares anuales" mediante esos programas de cooperación.
El líder del Partido Socialista Liberal (PSL) también ha recordado que "en los años 60, agentes cubanos fueron enviados a toda América Latina" para promover el "socialismo" y fueron "derrotados", en una "guerra que también vencimos" en Brasil.
Según ha afirmado, hoy unos "60.000 cubanos" están en Venezuela y actúan en las áreas de "inteligencia y defensa" para mantener en el poder a una "dictadura" que ha implantado en ese país que "antes ya fue tan próspero", la "barbarie del socialismo".