Israel tendrá su tercera cita electoral consecutiva en menos de un año, estancado en un bloqueo político y con un primer ministro en funciones acusado de corrupción.



Con la finalización en la medianoche del miércoles del plazo que ha tenido el Parlamento para elegir sin éxito a un candidato a formar Gobierno, la Cámara queda disuelta y la convocatoria de elecciones es automática y deberán celebrarse en un plazo de 90 días (10 de marzo).



Los diputados siguen debatiendo, pasada ya la medianoche, una ley -pactada entre Likud y Azul y Blanco y aprobada en primer lectura- para fijar el próximo 2 de marzo como fecha electoral y evitar que la jornada coincida con festividades judías. 

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