Jerusalén

El espacio aéreo cerrado, las carreteras sin circulación, los comercios y lugares de ocio cerrados… Las radios y televisiones sin emisión de programas, el transporte público sin servicio y las calles silenciosas. También amanecen cerradas las fronteras con los territorios palestinos. Sólo trabajan los servicios de emergencias y seguridad. Así vive Israel el Día de la Expiación judía, el Yom Kippur; un día de ayuno, oración y arrepentimiento por los pecados cometidos durante el año.

Desde primera hora del miércoles, familias con niños pequeños se lanzaban en bicicletas, patines y patinetes por las carreteras vacías. Los más deportistas se atreven con trayectos largos, como los más de 70 kilómetros entre Jerusalén y Tel Aviv. Para los no judíos o los más seculares, este día se ha convertido en el “yom bike”, un día de fiesta para dar un buen paseo en bici.

Por las calles silenciosas, a parte de los ciclistas, se veían grupos de judíos camino a la sinagoga con prendas blancas y kipá blanca. Este color es tradicional de este día, pues simboliza la pureza, la purificación interior. Sin embargo, el ambiente en la Ciudad Antigua, dentro de las murallas, es bien distinto. Para los árabes, cristianos y musulmanes, y los turistas era un día casi normal: las tiendas de souvenirs y comercios turísticos de sus zonas de la ciudad estaban abiertos, lo mismo que los Lugares Santos.



El "Shabat de los Shabats"



Hace diez días tuvo lugar la celebración del año nuevo judío, Rosh Hashanah, el 5780 desde la creación del mundo según su calendario. Desde la caída del sol de este martes hasta la caída del sol del miércoles, todos en Israel respetan el "Shabat de los Shabats". Es una fiesta que incluso los menos practicantes observan, para muchos de ellos es el único día del año en que asisten a un oficio religioso en la sinagoga.



Los sábados en Israel no pasan desapercibidos, ya que muchas personas observan el Shabat, día de descanso para los judíos. Se nota en que el tráfico disminuye y en que el único transporte público que funciona es el árabe y no el israelí. Sin embargo, por Yom Kippur el país entero cesa su actividad. Sólo los árabes que pueden trasladarse a sus comercios trabajan. Por las calles que no están cortadas por bloques de hormigón o vallas se puede ver ocasionalmente un vehículo.



Amenaza para forzar una coalición



Menos movimiento todavía se aprecia en las negociaciones hacia una coalición de gobierno. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aprovechó la semana pasada su intervención en el Knesset (Parlamento israelí) para advertir de un peligro inminente de enfrentamiento con Irán, posiblemente en las próximas semanas. Según el diario local Haaretz, el mandatario dijo que Teherán había extendido sus operaciones terroristas y planes agresivos hacia Israel.

De ser verdad, parece que el Estado judío estaría sólo, ya que la semana pasada Arabia Saudí, tradicional aliado de EEUU en Oriente Medio, decidió iniciar un diálogo indirecto e informal con Irán para reducir las crecientes tensiones en el Golfo Pérsico tras la retirada de los americanos del acuerdo nuclear con Teherán. De cara a nuevas elecciones al mandatario estadounidense, Donald Trump, no parece interesarle una guerra con Irán. Sin embargo, los desencuentros entre Israel e Irán se han visto en los últimos enfrentamientos entre el primero y Hezbolá, organización islámica afín a Teherán, en Líbano.



El analista Chemi Shalev sugiere que, dado a que estas declaraciones tuvieron lugar unos días antes de la festividad de Yom Kippur, parece que el primer ministro quiso establecer un paralelismo entre el momento actual y lo que ocurriera en 1973, cuando comenzó la llamada guerra del Yom Kippur. Esta repentina alarma ha supuesto una sorpresa para muchos, ya que Netanyahu había repetido numerosas veces que sus planes habían conseguido mantener a Teherán a la defensiva.



Este discurso ha sido ampliamente interpretado como una nueva estrategia del primer ministro para forzar al líder del centrista Kahol Lavan, Benny Gantz, a formar un gobierno de unidad nacional liderado por Netanyahu. Sin embargo, nada se ha movido en las últimas semanas en esa dirección. La única opción que parece contemplar Gantz de pactar con el conservador Likud, partido del primer ministro, excluye a Netanyahu de entrar en el Ejecutivo por las acusaciones que pesan sobre él de fraude, soborno y abuso de poder.



A pesar de todo, este martes, Bibi (apodo del mandatario) dijo que el presupuesto de defensa debía crecer en 1.150 millones de dólares. Mientras, los analistas argumentan que lo que hace daño a la seguridad del Estado es el bloqueo político.



Gobierno sin Netanyahu



Una encuesta realizada por el portal israelí Walla News sugiere que el 50% de los israelíes tampoco quieren un gobierno de unidad liderado por el actual primer ministro. Los resultados, publicados el pasado domingo, dicen que un 42% si aceptaría a Netanyahu como líder de la coalición Likud-Kahol Lavan y un 8% se muestran indecisos. Además, la encuesta reveló que de ir a unas terceras elecciones los resultados apenas cambiarían.



En estos momentos, el país parece abocado de nuevo al bloqueo político. Tras las segundas elecciones celebradas el pasado 17 de septiembre, ningún bloque suma los 61 escaños del Knesset necesarios para gobernar. Kahol Lavan (33) y Likud (32) no llegan a un acuerdo para un gobierno de unidad, mientras que el nacionalista laico Israel Nuestro Hogar (8), liderado por Avigdor Lieberman, ya adelantó que no dará sus votos para que Netanyahu sume con la unión de derechas Yemina (7) y los ultraortodoxos Shas (9) y Judaísmo Unido por la Torá (7). Por su parte, Gantz no suma suficiente con la Lista Conjunta Árabe (13), el Laborismo (6) y la Unión Democrática (5).

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