El Gobierno afgano afirmó este viernes que los talibanes comenzarán su plan de reducción de la violencia a partir de esta noche, un periodo que durará siete días y que es considerado como un paso clave previo a la firma de un acuerdo con Estados Unidos tras un año de negociaciones en Catar.
"La fase de reducción de la violencia entre las fuerzas de seguridad del país y los talibanes empezará esta semana a partir de esta medianoche (19.30 horas GMT del viernes), y el Gobierno afgano ha estado preparándose estos días", dijo a Efe el portavoz adjunto del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) afgano, Kabir Wasiq.
Wasiq afirmó que las fuerzas de seguridad afganas "se han preparado completamente para esta fase" de reducción de la violencia, acordada entre la formación insurgente y Estados Unidos en Catar.
El Gobierno afgano considera este periodo de hostilidades reducidas de siete días como una prueba para verificar si los talibanes están realmente comprometidos con la paz, así como para probar si la cúpula insurgente tiene autoridad sobre sus soldados desplegados en el terreno.
De acuerdo con el Ministerio del Interior afgano, durante los siete días los talibanes reducirán "significativamente" sus ataques y no provocarán atentados suicidas ni bombardeos.
Las fuerzas de seguridad se reservan el derecho de defender y tomar represalias contra los combatientes talibanes si éstos violan el compromiso, añadió Interior.
Si tiene éxito, se espera que la fase de reducción de la violencia de paso a un acuerdo entre los talibanes y Washington que incluye la retirada de unas 5.000 tropas estadounidenses del país.
Por otra parte, los talibanes han asegurado que la firma del acuerdo permitirá la puesta en libertad de 5.000 prisioneros insurgentes encarcelados en prisiones gubernamentales en Afganistán. En contrapartida, la formación liberará a 1.000 miembros de las fuerzas de seguridad afganas actualmente en cautividad.
La firma del acuerdo podría posibilitar una ronda de diálogo entre los insurgentes y el Gobierno afgano, una posibilidad que los talibanes han rechazado hasta ahora al defender que querían pactar primero con Estados Unidos.
La victoria anunciada esta semana por el actual presidente afgano, Ashraf Ghani, en las elecciones presidenciales del pasado septiembre, podría conducir a una crisis democrática en la nación, ya que el segundo candidato más votado, Abdullah Abdullah, ha calificado el recuento de "robo" y ha anunciado la formación de su propio Gobierno.