"Si me ves de negro y muy radical, y si quemo y rompo y hago un despadre en esta ciudad, ¿cuál es su problema? A mí me mataron a mi hija". Así comenzaba su alegato contra los feminicidios en México Yesenia Zamudio, madre de María de Jesús Jaimes Zamudio, asesinada en 2016.
La protesta de Zamudio exigiendo justicia para su hija y para "todas a las que nadie nombra" se ha hecho viral en las redes sociales y es una muestra más de las masivas concentraciones feministas que se están dando en México contra los feminicidios.
"No soy una colectiva, ni necesito un tambor, ni necesito un pinche partido político que me represente. Yo me represento sola y sin micrófono. Yo soy una madre que me mataron a mi hija, soy una madre empoderada y feminista. Si estoy que me carga la chingada tengo todo el derecho a quemar y a romper. No le voy a pedir permiso a nadie porque yo estoy rompiendo por mi hija", alegaba Zamudio rodeada de decenas de mujeres con pancartas y fotos de otras asesinadas y desaparecidas.
"La que quiera romper que rompa, la que quiera quemar que queme y la que no, que no nos estorbe. Porque antes de que asesinaran a mi hija han asesinado a muchas. ¿Y cómo estábamos todas? Bien a gusto en nuestra casa, llorando y bordando, ya no señores, se les acabó. Ya rompimos el silencio y no les vamos a permitir que hagan un maldito circo ya de nuestro dolor", esgrimía en alusión al tratamiento de la violencia de algunos medios de comunicación.
El asesinato de Marichuy
María de Jesús Jaimes Zamudio, conocida como 'Marichuy', tenía 19 años y estudiaba Ingeniería Petrolífera en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) cuando fue asesinada. Fue arrojada de un quinto piso, donde vivía con dos amigas, presuntamente por un profesor y unos compañeros de clase.
La joven murió tras varios días ingresada en el hospital y fue encontrada con la ropa rasgada, al parecer como consecuencia de un intento de agresión sexual. Según SDP Noticias, también tenía restos de la piel de los agresores bajo sus uñas.
A pesar de todo, en un primer momento la Procuraduría General Judicial de Ciudad de México lo trató como un homicidio ordinario, pero finalmente, en septiembre de 2019, se reclasificó como feminicidio. Sin embargo, todavía no se han producido detenciones y el profesor acusado por la familia continúa dando clases en el IPN.
La madre de Marichuy denuncia la lentitud y la complicidad de las instituciones y funcionarios de su país, donde se producen de media 10 feminicidios al día.
En su sentido discurso se refirió a esto y aseveró que "si van a hablar, que hablen de todas. Todas a las que violan y acosan, también maestros y servidores públicos, a las que avientan ácido. Hablen de las niñas que violan en sus cunas sus propios padres y sus familias se quedan calladas porque su religión católica no se lo permite".
Por último, Yesenia Zamudio pedía justicia "por mí, por mi familia y por mi hija, y por todas las que nadie nombra. Porque todos los días asesinan a una y otra, y otra... No he podido resolver el caso de mi hija y ya me llegaron diez, cien, mil casos más".
Ingrid y Fátima, asesinadas recientemente
Miles de personas, principalmente mujeres, llevan días manifestándose tras dos casos recientes que han conmocionado al país. A mediados de febrero Ingrid Escamilla, de 26 años, fue brutalmente asesinada y descuartizada por su novio.
El hecho en sí provocó protestas por parte de colectivos feministas, pero el caso estalló cuando fueron filtradas fotografías explícitas del cadáver de la joven. Miles de personas salieron a la calle indignadas por cómo estaba siendo tratado su asesinato y exigieron disculpas de los medios de comunicación que publicaron las imágenes.
Las manifestaciones se centraron particularmente en el diario La Prensa que, después del escándalo, publicó una portada titulada "Compromiso" en el que garantizaban que no volverían a utilizar imágenes similares en informaciones. Sin embargo, su contraportada tenía por titular "Sangre fría" al que acompañaban grandes fotografías del cadáver de otro suceso.
Días más tarde, Fátima, una menor de siete años, fue secuestrada mientras esperaba a su madre a la salida del colegio. Horas más tarde fue hallada muerta dentro de una bolsa. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se pronunció sobre este caso y declaró que "es muy lamentable que esto suceda". Además atribuyó este crimen a "los problemas sociales, familiares, es una enfermedad social".