"Se enojó porque yo estaba bebiendo y empezamos a discutir. Forcejeamos y dijo me que quería matar... Con el mismo cuchillo que me golpeó se lo enterré en el cuello y la maté". Es la confesión de Erick Francisco, de 56 años, tras asesinar brutalmente a su pareja Ingrid Escamilla. La joven mexicana de 26 años fue descuartizada y sus restos fueron lanzados por su propio novio al váter del domicilio que compartían y a una alcantarilla cercana, tal y cómo él mismo reconoce en un vídeo grabado por la policía de Ciudad de México.
Los detalles de la terrible muerte de Ingrid el pasado domingo han ido filtrándose a lo largo de la semana, aumentando la conmoción entre la sociedad mexicana. La joven, que había sido 'reina de la belleza' en su pueblo había mostrado su indignación ante otros casos de violencia de género en México, tal y como muestran sus perfiles en redes sociales.
El cruel feminicidio de la joven Ingrid y la filtración de explícitas imágenes del suceso por parte de la Policía, así como de la confesión del asesino confeso, han indignado a México, un país que en 2019 registró 1.006 asesinatos de violencia de género. La muerte de Ingrid no ha sido una más.
La indignación que ha despertado este crimen trasciende las páginas de sucesos y llama a la puerta del mismísimo presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Las paredes del Palacio Nacional de Ciudad de México amanecieron este 14 de febrero llenas de pintadas reivindicativas: "Tu silencio es cómplice", "Nos están matando" o "Presidente indiferente".
Y las pintadas en la residencia presidencial no serán la única reivindicación. La sociedad mexicana, con el movimiento feminista a la cabeza, ha dicho basta. El asesinato de Ingrid Escamilla y la filtración de las escabrosas imágenes del crimen por parte de las autoridades va camino de convertirse en un símbolo, y en un punto de no retorno para las movilizaciones contra la violencia de género.
Movilización feminista
"Estamos pidiendo que el presidente cumpla sus obligaciones y apruebe medidas concretas para acabar con el feminicidio de Estado", reclama una de las manifestantes.
Esta protesta junto a la residencia de AMLO era la primera de las convocadas para este 14 de febrero en la capital mexicana y en varias ciudades del país tras el crimen de Ingrid Escamilla. Las fuerzas de seguridad están en alerta ante posibles incidentes en las manifestaciones. En agosto del pasado año, una marcha contra la violencia machista terminó con múltiples destrozos en mobiliario urbano y estaciones de transportes público.
La consternación por el crimen ha dado paso a la indignación y coincide con un debate jurídico que ha encendido más los ánimos. ¿Sirve para algo la tipificación del delito de feminicidio? Es la discusión que abrió el propio fiscal general de la República hace unas semanas que alegaba "dificultades técnicas" para la aplicación de este delito penal.
Asociaciones feminstas y ONG salieron en tromba a calificar de "despropósito" la propuesta del fiscal. Los datos hablan por sí solos: 10 mujeres son asesinadas cada día en México. "Por convicciones, por principios, estoy en contra del feminicidio. Es inaceptable, aborrecible, es algo que no se puede permitir y que tenemos nosotros que enfrentar con todos los medios, con toda la fuerza y las formas que tiene el Gobierno", ha concluido AMLO sin anunciar medidas concretas para frenar la sangría de feminicidios.