Los colegios electorales abrirán sus puertas este lunes a los casi seis millones y medio de israelíes que acudirán a las urnas para intentar sacar al país del bloqueo político en el que se encuentra hace casi un año, en unas terceras elecciones que podrían no ser las últimas.
A exactamente 328 días de que Israel fuera a elecciones tras la disolución de la Knéset (Parlamento), y tras otra cita electoral hace cinco meses, los votantes acudirán una vez más a las urnas, entre la apatía y la esperanza de que esta sea la definitiva.
Más allá del cansancio por la repetición de los comicios, esta cita electoral tendrá la particularidad de que el primer ministro en funciones, Benjamin Netanyahu, está acusado de corrupción y está previsto que se siente en el banquillo el próximo 17 de marzo.
En base a esto, los analistas ven estas elecciones como un referéndum nacional para definir si el actual mandatario debe o no continuar al frente del Ejecutivo, que encabeza hace más de una década, al tiempo que hace frente a los cargos en su contra por corrupción.
Pasado un mes de la presentación del plan de paz estadounidense, prácticamente ausente en la recta final de la campaña electoral, uno de los temas que ha adquirido más relevancia es el impacto que pueda tener en las urnas el brote mundial de coronavirus, que ya tiene siete casos confirmados en Israel.
Más seguridad por el coronavirus
El Comité Central Electoral ha confirmado que montará 14 centros de voto en el país para las más de mil personas que se encuentran actualmente en cuarentena a causa del virus.
Estas se sumarán a las más de 10.000 urnas repartidas de norte a sur de Israel y en asentamientos judíos en Jerusalén Este y Cisjordania ocupada, que abrirán sus puertas desde las 07.00 (5.00 GMT) hasta las 22.00 hora local (20.00 GMT).
La votación se llevará a cabo bajo estrictas medidas de seguridad, que incluirán el cierre de los accesos desde Cisjordania ocupada y el despliegue de 18.000 policías, agentes de seguridad privada y voluntarios que, además de controlar que la jornada electoral transcurra con normalidad, trabajarán en coordinación con el Ministerio de Sanidad para evitar la propagación del coronavirus.
Como marca la ley, el día de votación será festivo en Israel y buena parte del transporte público será gratuito para que la población mayor de edad pueda acceder fácilmente a los colegios electorales.
Necesidad de coalición
En cuanto a los posibles resultados, los últimos sondeos no evidencian un claro candidato a formar Gobierno, ya que tanto el bloque derechista-religioso de Netanyahu como el de centro-izquierda liderado por Beny Gantz obtendrían menos de los 61 escaños necesarios para formar una coalición.
A no ser que se modifiquen sustancialmente los patrones de voto respecto a las dos elecciones previas o que una baja participación altere los resultados, el futuro político de Israel quedará una vez más a merced de la negociación entre los partidos que crucen el umbral del 3,25% de votos emitidos.
De las 30 listas electorales que aspiran a obtener representación en una Cámara de 120 asientos, tan solo nueve cuentan con posibilidades reales de lograrlo, según las encuestas.
Partidos principales
Entre ellas está el derechista Likud, liderado por Netanyahu; Azul y Blanco, la principal coalición de centro y principal opositora, formada por la unión de los partidos Hay Futuro (de Yair Lapid), Resiliencia Israel (de Beny Gantz -cabeza de lista-) y Telem (de Moshe Yaalon).
También Lista Unida, la unión de cuatro partidos que representan a los ciudadanos árabe israelíes, tiene posibilidades; así como Israel Nuestro Hogar, partido de Avigdor Lieberman, secular y ultraderechista, potencialmente clave en la formación de gobierno.
Otra coalición es Yamina, formada por partidos de ultraderecha y liderada por Naftali Benet (ministro de Defensa en funciones); Judaísmo Unido de la Torá, dirigido por el rabino Yaakov Litzman; Shas, una formación también compuesta por judíos -en este caso ultraortodoxos mizrahíes- (liderado por el rabino Arie Deri).
Laborismo-Guesher-Meretz, la alianza de dos históricos partidos de centro-izquierda con Guesher, una fuerza de centro-derecha; y por último Poder Judío, el partido más extremista que participa en las elecciones. Su líder es Itamar Ben Gvir y la mayoría de las encuestas no prevé que supere el umbral mínimo exigido para tener escaño.