Sobre el papel, pocas figuras pueden tener en una sociedad más privilegios que un rey. Otra cosa es que los sistemas de control de sus países permitan que un monarca se tome más libertades de las que la legalidad o el decoro permiten, al menos de cara a la opinión púbica.
No parece que esto sea algo que preocupe demasiado al primero de los tailandeses, Maha Vajiralongkorn -Rama X-, de 67 años, que acumula en las últimas semanas varias noticias que ponen de manifiesto las diferencias entre la realeza de su país y el grueso de sus súbditos, cada vez con menos paciencia en el contexto que traza la pandemia global de coronavirus.
Puede que resulte sorprendente para el poco versado en la monarquía del país del sureste asiático que su Rey resida habitualmente en Alemania, a miles de kilómetros de su propio palacio, y por decisión propia. Pero lo cierto es que Rama X pasa largas temporadas en Garmisch-Patenkirchen, donde posee un chalet e incluso goza de ventajas fiscales exclusivas para mantener alquilado uno de los mejores hoteles de esta ciudad alpina.
Pero el supuesto beneficio económico que su presencia deja en la zona empieza a no ser del todo bien recibido por las autoridades alemanas, concretamente las del estado de Baviera, cada vez menos pacientes con las correrías del monarca, según citan varios medios locales.
Viajes "por diversión... y concubinas"
Y es que, pese al estado de cuarentena decretado en la zona, Vajiralongkorn estaría moviéndose no solo entre su residencia y el hotel cercano en el que residen sus sirvientes, sino que se constatado su presencia en varias ciudades del país, donde ha llegado en su avión privado: Dresde, Leipzig o Hannover. Estos traslados -"por diversión turística", citan estas fuentes- ya han empezado a generar cierto revuelo por la incoherencia y la falta de respeto obvia hacia las normas impuestas por los alemanes en estas circunstancias.
En este sentido, también redunda en el malestar de las autoridades otro punto al que el rey tailandés tampoco atiende. Según el gobierno regional, las fronteras alemanas quedaban cerradas para todo aquel que no tuviera permiso de residencia de larga duración, a no ser que hubiera razones urgentes que lo justificara. Esto explicaría el por qué Maha Vajiralongkorn se hace acompañar de un cuerpo de 20 concubinas que se han organizado como un pequeño regimiento militar "con uniformes, rango e insignias", según cita el diario.
El caso es que su particular confinamiento con ellas, algo conocido y recurrente en su biografía, ha generado en estos momentos una extraordinaria polémica no solo entre las autoridades alemanas, que ven desafiada su política, sino entre los tailandeses, que contemplan estas noticias que ocurren a miles de kilómetros de sus casas mientras ellos sufren los estragos de un estado de alarma.
Pero este es solo el último episodio de una serie de hechos que, desde su coronación en 2019, han trazado un retrato estrambótico y que dista mucho del respecto reverencial y cuasi divino del que gozaba su padre, el rey Bhumibol Adulyadej entre los tailandeses. Una biografía nutrida de capítulos de presuntos abusos de autoridad, de maltrato a subordinados o de caprichos.
Viaje relámpago a Bangkok
Y lo último que ha encendido los ánimos de sus ciudadanos ha sido que, precisamente cuando ya se había decretado el cierre de las fronteras del país para intentar contener la pandemia de coronavirus, Vajiralongkorn regresara a Bangkok acompañado por su esposa, la reina Suthida, a bordo de un vuelo de Thai Airways especialmente fletado para ellos. Una excepción significativa dado que la aerolínea ha suspendido toda su actividad con Europa por culpa de la pandemia.
Por supuesto que durante buena parte de sus intervenciones públicas en su país hizo alusión a la enfermedad -"no es culpa de nadie", dijo- e incluso llevó una buena cantidad de material sanitario que entregó tras una reunión con su primer ministro. Sin embargo, su presencia en la capital de su reino tuvo que ver con el aniversario del inicio de su dinastía, la Chakri, que dio comienzo en 1782 y de la que él es el décimo monarca. De hecho, tras un homenaje a su padre y a Rama I, fundador de su dinastía, regresó nuevamente a Alemania.
(Discreta) campaña en redes sociales
Este viaje fugaz a Tailandia fue la gota que colmó el vaso para la paciencia de sus ciudadanos. Pese a los severos castigos que se imponen por criticar a la monarquía, que incluyen penas de hasta 15 años de cárcel, comenzó a popularizar en redes sociales campañas de censura hacia la actitud de su rey. Creado por un activista tailandés en el extranjero, se puso en duda su papel durante la pandemia bajo el hashtag #Paraquenecesitamosunrey.
A través del mismo, miles de personas afearon a Rama X que no hubiera hecho ninguna declaración pública durante estas semanas en las que Tailandia, pese a ser el primer país en registrar un muerto por coronavirus después de China, contiene el brote y cuenta, oficialmente, 40 fallecidos.
De momento, existe un silencio oficial sobre estas críticas aunque, por si acaso, y por lo que pueda venir en el futuro, el ministro de Economía y Sociedad Digital tuiteó una imagen que mostraba una mano esposada sobre un teclado: "Es un recordatorio general, seguimos todos los temas, con las noticias falsas. Respetamos la auto-expresión pero si causa daño, ejerceremos la ley", dijo días después, preguntado por la enigmática fotografía.