El primer país europeo en sufrir la epidemia del coronavirus entra vez en la nueva normalidad. Por primera vez en más de dos meses nadie tendrá que llevar un justificante con un motivo válido para moverse. Salvo por el hecho de que hasta el 25 de mayo no abrirán los gimnasios y que sólo a partir del 3 de junio se podrá viajar entre regiones; los italianos a partir de este lune podrán comprar en las tiendas, comer en los restaurantes, beber en los bares, cortarse el pelo, visitar los museos y rezar en las iglesias, entre otras muchas cosas.
Eso sí, manteniendo en todo momento las medidas de protección y seguridad pertinentes: mascarillas, guantes, geles desinfectantes, distancia interpersonal. Sobre todo en los ambientes cerrados. Lejos de volver inmediatamente a la vida anterior al Covid-19, el país con forma de bota arranca su última fase del desconfinamiento y por tanto su convivencia con el coronavirus. La regla de oro será la distancia interpersonal de 2 metros.
Partiendo del hecho que el Ejecutivo del primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ha tenido que ser el primero en abrir camino en Europa acerca de cómo afrontar –médica y políticamente– la crisis del coronavirus; los transalpinos, en líneas generales, hasta ahora han respetado con bastante disciplina las reglas del confinamiento.
En las últimas semanas, de forma parecida a cómo se ha estado haciendo en España, el Gobierno del premier Conte ha aprobado varios decretos leyes para permitir diferentes aperturas ad hoc, sobre la base de unos buenos datos epidemiológicos en el país y bajo la supervisión de un comité de expertos. El Gobierno italiano, prometió que si las estadísticas seguían siendo positivas, habría incluso anticipado el tramo final de la desescalada. Y así ha sido, con un adelanto de dos semanas.
Distancia interpersonal, geles y aforos limitados
Desde el lunes los italianos podrán ir a los bares y a los restaurantes, pero habrá que respetar las medidas de seguridad. Cada cliente tendrá que tener a su disposición 4 metros cuadrados y entre las mesas deberá haber una separación de 2 metros de distancia. No estarán permitidos los bufés y todos los profesionales de los establecimientos hosteleros tendrán que llevar mascarillas y guantes.
Los clientes, al igual que en cualquier otro contexto público cerrado, tendrán que entrar de forma ordenada y controlada. Todo ello, atendiendo a la capacidad máxima del local en cuestión, contando ya con las reducciones de asientos debido al criterio sanitario del distanciamiento interpersonal.
Las peluquerías, que a partir de ahora podrán abrir los domingos y los lunes, también tendrán que adaptarse al desconfinamiento general del país. En ellas se aplicará la misma regla de los 2 metros de distancia entre los clientes que, en cualquier caso, siempre tendrán que reservar antes de personarse en el establecimiento.
Independientemente del tratamiento en cuestión, bien sea para hombre o para mujer, el cabello del cliente tendrá que ser lavado antes de cualquier sesión de peluquería. El personal trabajador siempre tendrá que llevar mascarillas y guantes. Lo mismo vale para los centros de belleza y estética. Dado que el Covid-19 se origina de forma respiratoria, por el momento los hidromasajes y las saunas estarán cerradas al público, sin fecha.
Mismas reglas, grosso modo, para las tiendas minoristas. Los establecimientos de venta de ropa, por ejemplo, tendrán que hacer respetar las colas fuera de la entrada de los mismos y deberán disponer de geles desinfectantes tanto para los trabajadores, como para los clientes, especialmente en las cajas.
Tal como subrayan algunos medios del país, como el conocido Corriere della Sera, “las prendas de vestir no se tendrán que higienizar”, pero los clientes que estén interesados en ellas “deberán probárselas con los guantes”. En lo que se refiere a los centros comerciales, se reducirán los aparcamientos y se deberán usar las escaleras mecánicas en vez de los ascensores, porque es un lugar de pequeñas dimensiones.
Reapertura de las iglesias
Tras unas semanas de tensión entre la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y el Gobierno transalpino de Conte –donde ha tenido incluso que intervenir el Papa Francisco para calmar las aguas–; los italianos podrán volver a las iglesias. Finalmente, se ha encontrado un término medio entre lo que pedían los obispos italianos, la reapertura de las iglesias a los fieles; y la necesidad del Ejecutivo de garantizar la seguridad sanitaria dentro de las mismas.
Así pues, desde este lunes podrán entrar en los templos las personas que no tengan síntomas y que no tengan fiebre. Las entradas tendrán que ser ordenadas, con límites de ocupación –cada párroco decidirá el número máximo de personas en cada iglesia–, respetando la distancia interpersonal y donde todo el mundo tendrá que llevar mascarillas y guantes, sin olvidar el uso frecuente de geles desinfectantes. Estas reglas serán obligatorias tanto para el personal religioso como para los feligreses.
Los gimnasios seguirán cerrados
Dos meses después del inicio de la cuarentena nacional, los italianos podrán ver a los amigos, ya no sólo a los familiares, como desde hace dos semanas. Ahora se puede ver cualquier persona, siempre y cuando, también en interior, se mantengan las distancias de seguridad y las medidas de protección. Entre otras cosas porque, por el momento y sin fecha de cambio, seguirán estando prohibidas las aglomeraciones. Tanto en los lugares públicos, como sobre todo en los privados.
A ojos del gran público, parece algo más confusa la estrategia de desescalada para los gimnasios, la única gran excepción en términos de reaperturas en Italia, porque podrán iniciar de nuevo su actividad sólo a partir del próximo lunes 25 de mayo. Los usuarios de los gimnasios tendrán que ir ya preparados con la ropa lista para usar y evitando los vestuarios lo máximo posible. De tener que usarlos, que sea el menor tiempo posible, donde además los clientes deberán llevar bolsas de plástico para tirar productos potencialmente infecciosos como pañuelos, guantes o mascarillas.
Tal como han descrito últimamente la prensa del país, los usuarios de los gimnasios deberán desinfectar constantemente las maquinas que usen, al igual que sus propias cantimploras. Los baños y las duchas serán constantemente higienizados y se podrá acceder a ellos sólo de forma ordenada, manteniendo las medidas de seguridad. Quienes realicen ejercicio no deberán llevar mascarillas, pero los instructores sí.
Para una total normalidad en Italia, en convivencia con el virus, habrá que esperar a dentro de dos semanas, concretamente al próximo miércoles 3 de junio. A partir de esta fecha los italianos podrán desplazarse de una región a otra, sin tener que presentar un justificante válido sobre la base de una razón de peso. Esta última medida, acordada entre las regiones transalpinas, no significará, por el momento, una vuelta a la vida antes del coronavirus. Para ello habrá que esperar a la vacuna. Mientras tanto, con todas las precauciones requeridas, poco a poco, Italia vuelve a reiniciar.