El fiscal general del estado de Minesota, Keith Ellison, ha endurecido este miércoles los cargos contra Derek Chauvin, el exopolicía que fue grabado arrodillado sobre el cuello del afroamericano George Floyd, quien murió poco después, y ha imputado en el caso a los otros tres exagentes presentes en la escena.
Según los documentos judiciales citados por medios locales, Ellison ha decidido elevar la acusación contra Chauvin al cargo de asesinato en segundo grado, tras haber sido acusado el pasado 29 de mayo de asesinato en tercer grado y de homicidio imprudente.
El fiscal, que se espera comparezca ante los medios en las próximas horas, ha acusado igualmente a los expolicías Tou Thao, J. Alexander Kueng y Thomas Lane, presentes durante la detención de Floyd, de ayudar e instigar asesinatos en segundo grado, en una decisión que se conoce en medio de las protestas que sacuden a EEUU después de que Floyd falleciera el pasado 25 de mayo.
La senadora por Minesota Amy Klobuchar ha calificado de "gran paso importante para la Justicia" esta decisión, mientras que el abogado de la familia de Floyd, Benjamin Crump, ha difundido en la misma red social una reacción de los parientes, que consideraron que, aunque es "un momento agridulce", estaban "profundamente" satisfechos por las acciones "decisivas del fiscal".
Según la legislación del estado de Minesota, el asesinato en tercer grado es aquel que causa la muerte de la persona de manera no intencionada a través de un acto eminentemente peligroso y puede acarrear una pena de cárcel de no más de 25 años. En cambio, el asesinato en segundo grado es el que ocasiona el fallecimiento de alguien sin intención mientras se inflige o se intenta infligir un daños y puede ser penado con no más de 40 años de prisión.
El fiscal acusa igualmente a los policías Tou Thao, J. Alexander Kueng y Thomas Lane, presentes durante la detención de Floyd, de ayudar e instigar el asesinato en segundo grado.
Las dos autopsias realizadas a Floyd (la oficial y la independiente) han arrojado la misma conclusión: que su muerte fue un homicidio.
Protestas por todo el país
Las protestas por la muerte de Floyd no cesan en Estados Unidos, donde al menos 40 ciudades han decretado el toque de queda y permanecen bajo custodia de la Guardia Nacional, e incluso este martes la capital estadounidense vivió un inesperado cacerolazo mientras los manifestantes continuaban frente a la Casa Blanca.
Más de una semana después de que el afroamericano George Floyd muriera por asfixia debido a la presión que ejercía sobre su cuello la rodilla de un policía blanco, en distintas ciudades estadounidenses se repiten las escenas de personas recorriendo las calles, aunque los destrozos y saqueos de otras jornadas han amainado.
Un día después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara el envío de efectivos de la Guardia Nacional para que se aplicara "estrictamente" el toque de queda en Washington, una multitud mucho mayor que la del lunes, con miles de personas, se congregó por la tarde en el centro de la capital del país.
"No tenéis vergüenza, en la Casa Blanca hay un racista", coreó un grupo situado en la primera línea de la protesta en Washington, según constató la agencia Efe, al dirigirse a las fuerzas de seguridad situadas al otro lado de una enorme valla metálica, de unos dos metros y medio de altura, instalada a lo largo del extremo norte del parque Lafayette, contiguo a la residencia presidencial.
Y justo a las 19.00 hora local, cuando daba inicio la restricción en la capital, las cacerolas empezaron a sonar en algunas zonas, en respuesta a una convocatoria que circuló en redes sociales, con la intención de sumarse a las protestas.
Lo mismo ocurrió en otras ciudades como Nueva York, Los Ángeles donde miles de manifestantes abarrotaron las calles en una serie de protestas pacíficas que ante el toque de queda declarado en todo el condado desde las 6 de la tarde han sido adelantadas.