Sri Lanka, uno de los principales destinos turísticos de Asia, abrirá de nuevo sus puertas a los visitantes extranjeros en agosto, tras cuatro meses cerrado por la pandemia de la COVID-19, aunque con restricciones de viaje y sometiendo a los turistas a varias pruebas de coronavirus durante su estancia.
El Gobierno ceilandés, que publicó hoy estas directrices, pretende reactivar uno de los principales sectores de la economía sin arriesgarse a desencadenar un nuevo brote de coronavirus, del que hasta la fecha se han contagiado en este país 1.857 personas, de las que once han fallecido.
A partir del 1 de agosto, cuando se volverá a permitir la llegada de turistas, todo el que quiera viajar a Sri Lanka deberá hacerlo con una prueba negativa de la Covid-19 bajo el brazo, realizada tres días antes de su entrada en el país.
Además, el viajero será sometido a otra prueba en el aeropuerto al llegar a Sri Lanka y a varias más durante su estancia, en función de su duración.
"Una repetición de la prueba PCR se realizará si el huésped desarrolla síntomas respiratorios o entre cinco y siete días después de la llegada, lo que ocurra primero", establece la orden gubernamental, que añade: "Para los turistas que estén más de diez días, se realizará otro test PCR entre diez y doce días después de la llegada".
Dichos test se llevarán a cabo sin cargo para el turista, especifica el Gobierno.
Reanimar el motor económico
El plan del Gobierno es reactivar una de las principales fuentes de riqueza del país, el turismo, que apenas trataba de recuperarse del golpe que supusieron los atentados yihadistas del Domingo de Pascua contra varios hoteles de lujo e iglesias, que en abril de 2019 dejaron 269 muertos, cuarenta de ellos extranjeros.
El turismo es el tercer mayor generador de divisas para este país del Indico, que en 2018 y 2019 ingresó 4.380 y 3.610 millones de dólares. respectivamente, gracias a esa actividad.
A raíz de los atentados, el turismo cayó un 70 % en un solo mes y, aunque se fue paulatinamente recuperando, el sector cerró 2019 con 1,9 millones de visitantes, un 18 % menos que un año antes.
"Tras los ataques del Domingo de Pascua, el turismo repuntó, pero ahora la situación es diferente. Con la COVID-19 tenemos cero turistas en nuestros hoteles", indicó a Efe Chandra Wickramasinghe, presidente de los complejos turísticos Aliya.
Por ello, las medidas del Gobierno buscan reanimar el sector, aunque "con cuidado" de no provocar un rebrote de la pandemia, explicó Srilal Mittapala, experto en turismo y miembro de la patronal Asociación Hotelera de Sri Lanka.
"Nunca nos habíamos enfrentado a una situación como esta con anterioridad. Nuestro principal objetivo debe ser salvaguardar a Sri Lanka de una infección extranjera", dijo.
Renuncia a los mochileros
Aparte de las reiteradas pruebas del Covid-19, el plan de reapertura del Gobierno recoge varias restricciones de viaje, como la obligatoriedad de contratar con antelación los paquetes turísticos de mínimo cinco noches de estancia y la suspensión de las denominadas "visas de llegada".
Ello obligará a que los viajeros soliciten un visado de turismo en su país de origen, por los que impone una tasa de 100 dólares. Una medida que desalentará -reconocen fuentes gubernamentales- la llegada de mochileros que, según Mittapala, son el principal segmento de visitantes que recibe el país.
"El Ministerio de Salud, que fue consultado cuando se formularon las directrices (publicadas este lunes), dijo que los turistas que pagan más serán más responsables", explicó a Efe un funcionario que prefirió mantener el anonimato de la Autoridad de Desarrollo Turístico, dependiente del Ministerio del ramo.
"Es por ello -continuó- que el Gobierno está emitiendo primero los certificados de 'Seguro y Protegido' para los hoteles de cinco y cuatro estrellas".
Dichos certificados contemplan los requisitos que las instalaciones turísticas deberán cumplir a fin de que el Gobierno les dé luz verde para operar a partir de agosto.