Bruselas

La anunciada apertura de las fronteras exteriores de la Unión Europea a partir del 1 de julio, entre otras cosas para auxiliar al sector turístico, será mucho más limitada de lo previsto inicialmente. La UE mantendrá el veto a los viajeros procedentes de Estados Unidos, Rusia y la mayor parte de América Latina por considerar que estos países todavía no han logrado controlar la pandemia del coronavirus y por ello podrían traer nuevos brotes al territorio comunitario.

Únicamente se levantarán las restricciones a apenas una quincena de países cuya situación epidemiológica es igual o mejor que la europea. En esta lista sí que figura China -el país donde tuvo su origen el Covid-19- siempre que cumpla la condición de reciprocidad, es decir, que elimine el veto a los viajeros europeos.

El acuerdo sobre esta 'lista blanca' ha sido finalizado por los Veintisiete este lunes, a menos de 48 horas de que entre en vigor, tras una semana de intensas y complejas negociaciones. La aprobación definitiva tendrá lugar este martes a las 12:00 horas, una vez concluya el procedimiento escrito necesario para oficializar el texto legal, según han confirmado fuentes diplomáticas.

Los otros 14 países a los que la UE autorizará la entrada a partir del próximo miércoles 1 de julio son los siguientes: Argelia, Australia, Canadá, Georgia, Japón, Montenegro, Marruecos, Nueva Zelanda, Ruanda, Serbia, Corea del Sur, Tailandia, Túnez y Uruguay. También están incluidos los ciudadanos de Andorra, Mónaco, San Marino y el Vaticano.

Para el resto de países del mundo, los Estados miembros mantendrán las restricciones de entrada. No obstante, el acuerdo que han alcanzado los Veintisiete incluye una serie de excepciones, como profesionales sanitarios, trabajadores fronterizos, temporeros, diplomáticos, estudiantes o trabajadores altamente cualificados si su empleo resulta necesario desde una perspectiva económica y el trabajo no puede aplazarse ni realizarse en el extranjero.

Los ciudadanos de la UE y de los países asociados de Schengen, así como los extranjeros con residencia legal en territorio comunitario también quedan exentos de la prohibición de entrada, tal y como ocurría hasta ahora. La lista se revisará cada dos semanas para añadir o quitar nuevos países en función de la evolución de la pandemia.

Una negociación complicada

La negociación de esta 'lista blanca' ha sido especialmente tortuosa por el miedo de los Estados miembros a provocar conflictos diplomáticos, sobre todo con los Estados Unidos de Donald Trump. Especialmente en un momento en que Washington vuelve a amenazar con aranceles generalizados contra la UE por conflictos como el de la tasa Google. Trump mantiene cerradas las fronteras a los europeos desde el principio de la crisis.

El criterio central que han usado los Estados miembros en su elaboración ha sido el número de nuevos casos de coronavirus por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, pero también la capacidad de aplicar medidas de contención durante el viaje o la reciprocidad.

A los países de la UE les inquieta además si la tendencia de nuevos contagios es ascendente o está ya bajo control y si los datos suministrados por países terceros (por ejemplo China) podían considerarse fiables, una duda que ha persistido hasta el final. Las diferencias de opinión entre los Estados miembros obligaron a los embajadores a sesiones maratonianas de negociación, primero el miércoles y luego el viernes. 

Primero, las fronteras interiores

"Algunos creen que se puede ser un poco más generosos, otros quieren ser más restrictivos, algunos quizá quieren verlo en clave diplomática. España lo ha tenido muy claro, esto no es un ejercicio diplomático sino de responsabilidad", ha dicho la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, en una entrevista en la Cadena Ser.

González Laya ha asegurado que no ha recibido presiones de Estados Unidos para entrar en la 'lista blanca' y ha resaltado que tanto allí como en América Latina, partes de África y Oriente Próximo la pandemia "está aún en fase ascendente".

La lista inicial con la que empezaron a trabajar los embajadores de la UE tenía casi medio centenar de países. Pero al final, y pese al impacto en el sector turístico, se ha impuesto un enfoque mucho más restrictivo por miedo a rebrotes del coronavirus importados si se acelera la apertura de las fronteras exteriores.

Aunque las decisiones sobre fronteras son competencia nacional, los Gobiernos europeos han buscado una decisión coordinada porque, una vez dentro de la UE, los viajeros extracomunitarios pueden moverse libremente por todo el espacio Schengen. La alternativa era el caos y la descoordinación que se vieron durante las semanas iniciales del Covid-19.

De hecho, la prioridad para Bruselas ha sido levantar primero los controles dentro de Schengen (antes del 15 de junio) y sólo en una segunda fase iniciar la apertura gradual de las fronteras exteriores (a partir del 1 de julio).

Sin embargo, pese a los llamamientos de la Comisión, todavía persisten algunas restricciones internas: por ejemplo, muchos Estados miembros vetan a los viajeros de Suecia, el único país de la UE que no ha aplicado un confinamiento estricto y donde el número de casos sigue al alza. 

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