Estados Unidos (EEUU), el país del mundo más afectado por la pandemia de Covid-19, superó este miércoles los 3 millones de casos confirmados de coronavirus, en medio de un repunte en varios estados como California, Arizona, Texas y Florida.
El caso de Arizona es llamativo porque durante décadas ha sido un estado baluarte para los republicanos del sudoeste, que han votado por el candidato demócrata una única vez desde 1948.
Pero el repunte de casos de coronavirus en el estado y la inconsistente respuesta del presidente Donald Trump frente a la pandemia ha generado una serie de problemas ahora que compite por salir reelegido.
Desde que Trump ganara en Arizona en 2016, los votantes de los suburbios de Maricopa, el condado que ha crecido con mayor rapidez en todo el país, se han enfadado con él. Mientras tanto la población latina, más propensa a votar demócrata, ha continuado creciendo y ha pasado de posiciones liberales a ayudar al Partido Demócrata incorporando a sus filas 60.000 votantes más que los republicanos.
El repunte de la pandemia -en Arizona registraron el martes su mayor tasa de muertes- está poniendo en peligro a Trump incluso entre los votantes que se inclinan por votar a los republicanos. Randy Olsen, de 65 años, votó por Trump en 2016 pero planea apoyar al candidato demócrata, Joe Biden, en las elecciones del 3 de noviembre.
"Está faltando al respeto a los expertos", dice Olsen sobre la respuesta de Trump al virus (y recuerda que el presidente no es partidario del uso de mascarillas). "Está mirando únicamente por él mismo y no está mirando por nadie más", señala Olsen en declaraciones a la agencia Reuters.
Chuck Coughlin, estratega republicano que vive en Phoenix, cree que la gestión de la crisis le está costando a Trump la llave del voto demográfico en el condado de Maricopa, incluyendo a los votantes blancos más viejos y mejor educados de los suburbios. El condado de Maricopa incluye a más de la mitad de la población del estado de Arizona.
Cortar fondos a los colegios
Por otra parte, Trump ha amenazado a los colegios con cortarle los fondos si deciden no abrir sus puertas el próximo otoño y ha criticado las directrices de la agencia federal de salud para la reapertura de los colegios por considerarlas "demasiado duras y caras".
El presidente republicano ha acusado a los demócratas de querer mantener los colegios cerrados nada más que por motivos políticos, a pesar de la oleada de casos de coronavirus que recorre todo el país.
"Los demócratas piensan que a ellos les perjudicaría que los colegios abrieran antes de las elecciones de noviembre, pero es importante para los niños y las familias. Podría cortar los fondos si no abren" ha señalado Trump en Twitter, subrayando que los colegios han reabierto en algunos países europeos sin problemas.
No está claro qué ayuda federal concreta tiene en mente el presidente de EEUU. Los estados son responsables de la educación primaria y secundaria, según la Constitución estadounidense, pero el gobierno federal aporta fondos suplementarios.
Trump apuntó además contra el Centro para el Control de Enfermedades y Prevención (CDC, por sus siglas en inglés), la agencia de protección de la salud estadounidense, cuyo director acude a las reuniones para hacer frente al coronavirus en la Casa Blanca.
"Estoy en desacuerdo con el CDC por sus duras y caras directrices para abrir los colegios. Mientras ellos los quieren abiertos, están pidiendo a los colegios una serie de cosas muy poco prácticas. Me reuniré con ellos", dejó por escrito Trump en otro tuit.
Después de esta manifestación, la Casa Blanca no ha especificado las directrices de la CDC con las que Trump tiene problemas.
La CDC ha llevado a cabo una serie de recomendaciones para los colegios que incluyen tests, separación de los estudiantes en grupos pequeños, repartir las comidas empaquetadas en las clases en lugar de en las cafeterías y minimizando los suministros compartidos de los colegios. Recomienda protegerse de los estornudos y que se establezcan pantallas de separación cuando no sea posible mantener la distancia social de metro y medio entre lo asientos.
"Es hora de que nuestros hijos vuelvan al colegio", señaló el vicepresidente Mike Pence después de que el comité de gestión de coronavirus de la Casa Blanca se reuniera con el Departamento de Educación el miércoles.
Tres millones de contagios
Según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins, EEUU ha registrado hasta ahora un total de 3.009.611 contagios y 131.594 fallecidos.
Nueva York es el estado más golpeado por la pandemia con 398.237 casos confirmados y 32.243 fallecidos, una cifra sólo por debajo de la de Brasil, Reino Unido e Italia.
A Nueva York le siguen la vecina Nueva Jersey con 15.281 muertos, Massachusetts con 8.213 e Illinois con 7.273. Otros estados con un gran número de fallecidos son Pensilvania con 6.787, California con 6.576, Michigan con 6.251 o Connecticut, con 4.338.
En cuanto a contagios, California es el segundo estado solo por detrás de Nueva York con 284.139, Texas el tercero con 216.026 y Florida el cuarto con 213.794.
El balance provisional de fallecidos -134.300- ha superado ya con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50.000 y los 60.000 fallecidos, aunque en sus últimos cálculos auguró ya hasta 110.000 muertos, un número que también se ha superado.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que EEUU llegará al mes de octubre con unos 175.000 muertos.