El líder de la oposición rusa Alexei Navalny fue envenenado con el agente nervioso Novichok, el mismo con el que fueron atacados en marzo de 2018 el exespía ruso Sergei Skripal y su hija.
El portavoz del Gobierno alemán, Stefen Seibert, ha confirmado este hecho, apuntando a los exámenes toxicológicos del hospital universitario de La Charité, donde Navalni está ingresado desde que fuera trasladado en coma y en un avión medicalizado desde un hospital en Siberia.
"Nos consterna que Alexei Navalni haya sido víctima de un atentado con armas químicas", afirma Seibert. "El Gobierno alemán condena este atentado de la manera más drástica. El Gobierno ruso está llamado a pronunciarse sobre el caso", agregó.
Y no ha tardado en hacerlo. Rusia ha exigido al Gobierno alemán pruebas "concretas" y "sólidas" de que, efectivamente, Navalni fue envenenado con el agente tóxico. "La declaración del Gobierno alemán sobre el posible envenenamiento de Navalni debe ir obligatoriamente acompañada de pruebas concretas y sólidas", dijo Leonid Slutski, jefe del comité de Asuntos Internacionales de la Duma o cámara de diputados rusa, a la agencia Interfax.
Recordó que Berlín aún no ha respondido a la petición que le remitió la Fiscalía rusa y que "especialistas rusos no encontraron rastros de veneno o de envenenamiento intencionado en su (de Navalni) organismo". "En primer lugar, Rusia está interesada en establecer las auténticas causas de lo ocurrido y más de una vez demostró su disposición a la cooperación", apuntó.
Otros políticos sugirieron que las denuncias de Berlín podrían ser una provocación occidental destinada a denigrar al Kremlin.
También se ha pronunciado la canciller alemana, Angela Merkel, quien ha indicado que el envenenamiento del líder opositor ruso tendrá una "respuesta común adecuada" porque atenta contra los "derechos y valores fundamentales".
No dejan "lugar a dudas"
Seibert asegura que los resultados no dejan "lugar a dudas" del envenenamiento con una sustancia del grupo de Novichok, que afecta al sistema nervioso. Los médicos que tratan a Navalni y su familia han sido informados de los resultados y el Gobierno alemán abordará los mismos con los socios en la UE y en la OTAN y ha tomado contacto con la Organización para la Prohibición de Armas Químicas.
El centro médico aseguró el pasado 24 de agosto que "los hallazgos clínicos apuntan a una intoxicación con una sustancia inhibidora de colinesterasa", aunque no precisó de qué sustancia concreta se trataba. Lo que sí confirmó sin dudas, apelando a varios laboratorios independientes, fue los efectos tóxicos.
El Gobierno alemán ya había considerado "bastante probable" que el opositor ruso ubiera sido envenenado. "Se trata de un paciente que fue víctima, de forma bastante probable, de un ataque con veneno", señaló Steffen Seibert, el portavoz del Ejecutivo alemán. "Sospechamos que Navalny ha sido envenenado, sospecha que nos tomamos muy en serio", añadió entonces.
Precisamente estas sospechas fueron el motivo por el que el gobierno alemán ofreció protección al opositor, una de las figuras críticas del presidente ruso, Vladimir Putin.
Navalny comenzó a sentirse mal el pasado 20 de agosto, mientras volaba de regreso a Moscú desde Siberia. Tras un aterrizaje de emergencia, fue ingresado en la UCI de un hospital de Omsk con respiración asistida.
Desde ese momento, su portavoz, Kira Yarmish, sostuvo que había sido envenenado con alguna sustancia que se introdujo en el té que tomó por la mañana en el aeropuerto. Sin embargo, los médicos rusos llegaron a la conclusión de que lo que sufrió Navalni fue un trastorno metabólico provocado por una fuerte caída del nivel de azúcar en la sangre.
El opositor fue evacuado en un avión medicalizado fletado por la ONG Cinema for Peace días después a Berlín, donde continúa hospitalizado sin que hayan trascendido datos sobre su estado de salud.