Los talibanes y Afganistan se encuentran en plenas negociaciones de paz después de que el proceso diera comienzo el pasado mes de febrero. Estados Unidos (EEUU) y los talibanes firmaron entonces un histórico acuerdo de paz en Doha en presencia de observadores internacionales y dignatarios de diversos países, entre ellos los ministros de Exteriores de Turquía y Pakistán, además de una amplia delegación insurgente.
El pacto lo firmaron el representante especial de Estados Unidos para la paz, Zalmay Khalilzad, y el líder talibán, Mullah Abdul Ghani Baradar.
Antes de la firma pronunciaron un breve discurso el jefe de la diplomacia catarí, Mohamed bin Abdulrahman al Zani, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, y Ghani Baradar.
Tras estampar las rúbricas en el pacto Pompeo afirmó entonces que lo logrado hasta el momento "no es perfecto, pero los talibanes han demostrado que pueden ser pacíficos cuando quieren". El proceso de paz camina ya por su tercer año desde que Catar comenzase, a petición del Gobierno de Donald Trump, un proceso de mediación que está cerca de cristalizar.
"Habrá tentaciones de declarar la victoria", advirtió Pompeo en febrero, pero "la victoria para EEUU será cuando sus ciudadanos no tengan que temer ya ninguna amenaza de ataque desde Afganistán".
Delicadas negociaciones
Los talibanes revelaron hace unos días que uno de los desacuerdos entre ambas partes consiste en el papel que su pacto con EEUU jugará en el proceso.
Los talibanes consideran que el histórico acuerdo, firmado con Washington en Doha el pasado febrero y en el que entre otras cosas se pactó la retirada de las tropas estadounidenses, debería ser considerado como la base de las negociaciones de paz intraafganas en curso en Catar. Una postura que la delegación del Gobierno afgano, por su parte, rechaza.
Uno de los miembros del equipo negociador talibán, Abdul Salam Hanafi, afirmó en un comunicado que "las negociaciones intraafganas necesitan formar parte del acuerdo de Doha, firmado entre el Emirato Islámico de Afganistán (como se autodenominan los insurgentes) y EEUU".
Hanafi consideró que los talibanes accedieron a sentarse en la mesa de negociación para poner fin a dos décadas de conflicto en base al histórico acuerdo de Doha. El texto firmado en febrero debería ser, según la visión insurgente, un "documento matriz" en el proceso de paz.
Ligeros avances
Pese a la dificultad de las negociaciones, poco a poco se van viendo ligeros avances en el proceso que se inició en febrero. Unos 275 combatientes talibanes se rindieron ante las fuerzas de seguridad de Afganistán este pasado martes en dos zonas inseguras del norte del país, mientras la formación insurgente y el Gobierno se encuentran en plenas negociaciones de paz en Catar.
El Ministerio de Defensa del país asiático informó este martes en un comunicado de que unos 150 combatientes, entre los que se cuentan 15 comandantes, depusieron sus armas en el distrito de Balkhab, en la provincia de Sar-e-Pol. Además otros 125 talibanes se entregaron en el distrito de Charkint, en la provincia de Balkh.
"A cambio, les hemos prometido que no tendrán que hacer frente a ningún tipo de violencia o castigo tras entregarse al Gobierno", explicó a Efe el portavoz adjunto del Ministerio de Defensa, Fawad Aman.
Según la fuente, los talibanes abandonaron la lucha armada porque están "cansados de la guerra" y se encuentran bajo la presión constante de las fuerzas de seguridad afganas.
"Estos combatientes nos han dicho que son contrarios a las tácticas bélicas incorrectas de los talibanes, que hieren a civiles y destruyen infraestructuras públicas para obtener sus objetivos", precisó Aman.
Los insurgentes suelen destruir carreteras y puentes para limitar el movimiento de las fuerzas de seguridad en las zonas inseguras del país.
Los distritos de Balkhab y Charkint se cuentan entre los más inseguros del norte de Afganistán, y las autoridades afganas esperan que la rendición de los combatientes mejore su situación. "Ayudará a mejorar la situación de seguridad en estas áreas, que antes eran inseguras", explicó Aman.
Talibanes en Doha
Esta rendición en masa tiene lugar mientras representantes del Gobierno afgano y los talibanes celebran en Doha desde hace más de tres semanas las reuniones iniciales como parte de las conversaciones de paz, que buscan poner fin a casi dos décadas de guerra.
Aunque ambas partes en el conflicto afirman que sus fuerzas mantienen una posición defensiva desde hace meses, como parte de los esfuerzos para llevar a buen término las negociaciones, el nivel de violencia en el país ha ido en aumento en las últimas semanas.
Al menos 24 personas han muerto y decenas han resultado heridas en el este y el sureste de Afganistán a consecuencia de tres explosiones de vehículos bomba.
Además, la rendición llega cuando el presidente afgano, Ashraf Ghani, está de visita oficial en Catar, donde se ha encontrado, entre otros, con el enviado especial de EEUU para Afganistán, Zalmay Khalilzad. Se espera que el alto el fuego entre las fuerzas afganas y los talibanes sea uno de los principales temas de la agenda de las negociaciones.
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